Las fronteras deben considerarse infraestructuras críticas por el impacto económico, político, social y de salud que pueden generar en la población.
Por Revista Summa
La estrategia de control de una frontera terrestre se debe articular considerando los diferentes escenarios positivos y negativos que, de forma directa o indirecta, puedan generar situaciones del orden fronterizo, en el interior del país y en el plano internacional. En 2020, a raíz de la crisis sanitaria generada por el COVID-19, el mundo observó como en el resguardo de las fronteras se ponían a prueba estos aspectos, siendo Costa Rica parte de este desafío mundial.
En el caso específico del país, entre otras acciones, el Gobierno de La República aumentó los puestos y cuerpos policiales para controlar los acceso en las fronteras y en los puntos ciegos, realizó operativos en carreteras y en comunidades, y mejoró la tecnología para la vigilancia de los límites terrestres. Sin embargo, a pesar de la labor realizada por la autoridades, la pandemia evidenció que existe poco personal policial para la protección mínima, principalmente, en los accesos informales al país; desmanteló la existencia de grupos criminales que facilitan el ingreso de ilegales a pueblos aledaños; y, al ser áreas con muchos puntos ciegos y diferentes entradas, mostró que la tecnología utilizada para el patrullaje está lejos de ser la adecuada.
En este contexto, las fronteras nacionales deben ser consideradas como infraestructuras críticas debido al impacto económico, social, político y ahora de salud que pueden generar en los habitantes cuando son vulneradas, lo que las convierte en un tema país. Por ejemplo, según información de la Fuerza Pública en la Zona Norte, vecinos de Upala asisten a fiestas en Nicaragua sin control migratorio alguno, convirtiendo este hecho en un posible problema de salubridad en la comunidad, principalmente, por el tema de contagios por COVID-19.
Fernando Gamboa, asesor Ejecutivo y Criminólogo de EULEN Seguridad, asegura que “la gestión de una estrategia de vigilancia y control en fronteras debe considerar aspectos que involucren talento humano y tecnología de punta, pero ambos enfocados en el objetivo de resguardar los límites terrestres de un país, como en este caso. Una frontera se compone de cientos de kilómetros por lo que es muy fácil que el patrullaje policial tenga muchos puntos ciegos, lo que ayuda al ingreso o salida ilegal de personas y mercancías sin ser detectado”.
De acuerdo con datos oficiales del Ministerio de Seguridad Pública, en lo que va del año, la Policía de Fronteras ha decomisado cargamentos ilegales relacionados a: medicamentos, cosméticos, productos alimenticios, drogas, armas y licores; y también ha detenido a presuntos responsables de tráfico ilícito de personas o animales, extranjeros en condición irregular, sospechosos de minería, entre otros, lo que deja al descubierto la vulnerabilidad de estas zonas de paso.
Fronteras terrestres seguras. El resguardo de las fronteras de un país, va más allá de lo que pueda realizar el Estado, se necesitan alianzas público-privadas con acciones articuladas que contribuyan a una infraestructura adecuada que cuente con tecnología de punta, considerando que tal vez no sean las soluciones definitivas pero sí garantizando un mejor control.
Los expertos de EULEN Seguridad explican que los procesos de evaluaciones de fronteras difieren uno del otro, ya que se analizan y evalúan características como geografía, clima, tipo de terreno, dimensiones, entre otros detalles, para determinar la criticidad de la zona y la protección que requiere la misma.
Un plan de patrullaje terrestre debe tomar en cuenta aspectos como cantidad de puestos de control, personal policial, mantenimiento de infraestructuras y líneas fronterizas, identificación de puntos de acceso ilegal, uso de tecnologías adecuadas para soporte a la labor de control de fronteras, sistemas de análisis de datos para la toma de decisiones y el trabajo de inteligencia que realizan los proveedores del servicio de seguridad, seguridad nacional y cuerpo policial.
Actualmente, los países más desarrollados en el tema de seguridad de fronteras utilizan tecnología de avanzada como drones y aviones pilotados de forma retoma (RPA´s por sus siglas en inglés). Existen 2 modos de uso de los RPA´s: uno con un sistema de alas fijas que es utilizado para la protección fronteriza cuando se deben hacer recorridos de larga distancia y de alta duración de vuelo, y que funciona para recorridos de identificación de puntos ciegos, daños en la línea fronteriza o nuevos puntos de acceso de personas ilegales. También, están los RPA´s con sistema de varios rotores, que sirven para patrullajes cortos como apoyo a una patrulla policial; por su facilidad para volar a más altura facilitan la identificación de grupos de personas, campamentos, trabajos o sembradíos ilegales, etc.
“Los patrullajes a lo largo de la línea fronteriza son una práctica efectiva y muy común, pero deben apoyarse en tecnología de punta. En el caso de Costa Rica que tenemos una frontera abierta los RPA´s serían de gran ayuda para su resguardo. Adicionalmente, podrían implementarse radares portables para las patrullas, los cuales utilizan la detección de movimiento en video o sensores sísmicos que al activarse generan la imagen del objeto detectado”, agregó Gamboa.
Grupo EULEN ha implementado estas tecnologías en uno de los puntos fronterizos más sensibles de Europa como es la frontera de España con Marruecos, en Ceuta y Melilla, ya que es un ingreso directo a Europa desde el continente africano. Este punto cuenta con una valla de 12 kms de largo con 6 metros de alto.
El reto de contar con fronteras terrestres seguras no solo lo tiene Costa Rica, sino todos los países alrededor del mundo, ya que son áreas de grandes distancias. El uso legal e ilegal que se hace de las mismas propone desafíos como patrullajes terrestres adecuados; la integración de tecnologías de punta que contribuyan en el manejo de puntos ciegos y accesos ilegales; dotar de infraestructura adecuada a los cuerpos policiales nacionales o privados; y un trabajo articulado entre los actores involucrados en la protección de los sitios fronterizos.