Empresas que inspiran en la región. Edición Octubre 2024
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Sepa gestionar las emociones negativas

Ago 14, 2020 | Gerencia, Noticias de Hoy

Revista SUMMA
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No todas las empresas tienen personal que vele por la salud psicológica de sus equipos, pero los líderes deben reconocer que la clave de la productividad reside en el bienestar de los trabajadores.

Por Estrella Flores-Carretero

Siempre digo que las emociones no son buenas ni malas. La tristeza permite apreciar la alegría, la desgracia nos hace valorar la felicidad, la rabia nos prepara para la defensa… Lo importante es aprender a gestionarlas, con el fin de sortear con éxito los obstáculos que, inevitablemente, van a surgir cada día en nuestro camino. La situación mundial es más incierta que nunca.

Muchas empresas se ven abocadas a reducir plantilla o incluso a echar el cierre, y las condiciones de trabajo pueden empeorar. Tanto si la adversidad nos afecta directamente como si causa estragos a nuestro alrededor, nos produce emociones negativas y no queda más remedio que saber gestionar esos sentimientos, propios y ajenos.

Los líderes harán bien en hablar no solo de trabajo con su gente e interesarse profundamente por sus emociones y compartir mucho más que proyectos empresariales.

Elementos para la gestión eficaz de las emociones negativas:

Reconocer todas las emociones como normales

A menudo, escuchamos o pronunciamos frases de aliento cuando existe un grave problema: «anímate, no pienses en ello, olvídate, tienes que ser positivo…». Son expresiones que se dicen con la mejor intención, pero que no sirven de nada. Negar los sentimientos es perjudicial para la salud mental y para la física. Lo indicado es aceptar que estamos cabreados, tristes, frustrados o celosos de las personas a las que les va mejor que a nosotros.

El primer paso para gestionar las emociones negativas es reconocerlas, con el fin de poder así procesarlas y buscar soluciones. Y, por supuesto, si apetece llorar, se llora.

Realizar un análisis objetivo

Los problemas no siempre tienen un culpable, y cuando lo tienen no siempre es uno mismo. Por ejemplo, puede que una corporación se vea obligada a prescindir de personas valiosas debido a la situación económica. Hay que tener clara la causa de nuestras emociones negativas antes de sufrir una herida en la autoestima.

Ser autocríticos para aprender de los errores

En la ocasión de que uno mismo sí sea el responsable de un fracaso cabe reflexionar, sin torturarse con pensamientos inútiles acerca de lo que se podía haber hecho y no se hizo. Es tiempo de vivir el presente para mejorar el futuro.

Compensar el displacer con placer

En situaciones en las que las emociones negativas nos invaden, es más obligado que nunca procurarse contrapartidas: acercarse a las personas queridas, practicar aficiones, cuidarse con actividades placenteras…

Planificar el plan b

Solo cuando comprendamos las emociones y su origen estaremos en condiciones de seguir adelante. Todos necesitamos hacer un duelo frente a las pérdidas antes de escribir la nueva hoja de ruta.

Apoyarse en los demás

Siempre hay un amigo, un familiar, alguien próximo dispuesto a escucharnos. Y si no lo hay, busquemos un profesional. No se trata de quejarse, sino de expresar los sentimientos.

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