El perfumista ha vivido en primera fila la transformación del sector.
Por Revista Summa
Costa Rica recibió a uno de los nombres más influyentes del perfume contemporáneo: Ramón Monegal, maestro perfumista español, heredero de la histórica casa Myrurgia y fundador de la marca que lleva su apellido. Invitado por Distribeauté, su visita abrió una conversación que pocas veces ocurre fuera de los grandes escenarios: una mirada íntima sobre el negocio, la artesanía, la cultura y el porvenir de la perfumería de autor.
Monegal habla desde un lugar inusual en la industria: el de quien ha sido testigo del tránsito del perfume clásico —casi litúrgico, emocional— al perfume como producto global sometido a reglas de mercado. Y lo hace sin nostalgia, pero con claridad.
“Mi obligación es proteger la autenticidad del perfume”, afirma. Lo dice recordando la advertencia que su abuelo, junto con la familia Guerlain, les dejó a los Monegal: la perfumería tradicional corría el riesgo de ser desplazada por la moda. Ese llamado dio origen al lema que él aún defiende: Guardianes del Perfume.
Cuando el perfume deja de ser arte
El perfumista ha vivido en primera fila la transformación del sector. Durante sus inicios en la empresa familiar, los creadores recibían recursos casi ilimitados para formular. Hoy —observa— el presupuesto se destina a publicidad, celebridades, puntos de venta y grandes campañas.
“La perfumería industrial dejó de ser arte para convertirse en diseño”, señala, explicando cómo los procesos se volvieron dependientes de testeo, filtros y validaciones masivas que reducen el riesgo… y la creatividad.
Es justamente allí donde nace la perfumería de autor:
libre, experimental y ambiciosa.
“No tenemos los gastos de marketing gigantes, por eso podemos invertir en ingredientes que la industria no puede permitirse”, dice. “Nuestra misión no es vender millones, es proponer”.
La diferencia no es estética, sino filosófica: mientras las grandes casas buscan no equivocarse, el creador independiente busca sorprender.
Cómo nace un perfume: idea, guion y lucha
Para Monegal, el mito de la inspiración instantánea es eso: un mito.
Picasso lo decía —recuerda—: la inspiración te debe encontrar trabajando.
Un perfume no empieza en un frasco; empieza en una idea con título y propósito. Luego viene el guion olfativo, la selección de ingredientes y el proceso que él describe como una batalla creativa:
“El ingrediente es el que me inspira. Te reta, te exige, te obliga a trabajarlo hasta que encaje”.
El resultado depende menos del presupuesto y más del criterio. “El resultado de la primera fórmula intuitiva suele ser el mejor”, confiesa. “Está hecha sin estar encorsetado”.
Innovación con raíces: la identidad española como diferenciador
Un distribuidor alemán le hizo la pregunta que cambiaría su carrera:
¿En qué se diferencia usted del resto?
“En ese momento —cuenta— no supe responder. Estábamos haciendo todos lo mismo”.
Ese vacío lo llevó a revisar su ADN cultural. España tenía, gracias a los siete siglos de perfumería musulmana, una herencia inmensa. Allí encontró su nuevo norte creativo.
De ese estudio nacieron colecciones basadas en íconos españoles reinterpretados con una libertad absoluta:
el toro (Bravo),
el elogio vibrante del “olé”,
el flamenco como rito y emoción,
y ahora Matador, una alegoría no al toreo, sino a la actitud humana frente al riesgo.
“No me inspiro en personas, me inspiro en actitudes”, subraya.
Valentía, pasión, temple, resiliencia: esos son los personajes reales de sus obras.
La generación Z y el fin del perfume uniforme
Para Monegal, el auge global de la perfumería de nicho tiene una explicación simple:
las nuevas generaciones no quieren oler igual que sus padres.
Buscan exclusividad real, no el lujo masificado.
“La perfumería independiente cumple ese deseo. En cambio, las grandes marcas, con millones de unidades vendidas, no pueden garantizar unicidad”.
Por eso —explica— las multinacionales están comprando casas de nicho a precios astronómicos, en un intento por recuperar la exclusividad perdida. Pero advierte un riesgo:
la esencia independiente podría diluirse al integrarse a estructuras industriales.
El desafío: educar al olfato y volver a la naturaleza
La industria enfrenta retos profundos:
regulaciones estrictas, reducción del uso de ingredientes naturales y un consumidor que aprende de forma superficial, basado solo en “me gusta / no me gusta”.
Para Monegal, la solución está en volver a lo esencial:
- Educar el olfato desde la niñez.
“Los niños son esponjas. Los adultos somos torpes”, dice riendo. - Recuperar los ingredientes naturales.
“Hay un desequilibrio brutal entre lo permitido antes y ahora. La naturaleza debe volver”. - Rescatar la honestidad y autenticidad del oficio.
“Ya basta de historias fantasmagóricas”, sentencia.
Una visión que trasciende generaciones
Monegal está hoy acompañado por la quinta generación —sus hijos— y ya trabaja con la sexta. Lo mueve una convicción: el perfume no es un accesorio, sino un lenguaje que transmite cultura, memoria y actitud.
Y aunque afirma con humor que no le importan “un carajo” las tendencias, sí le importa el futuro del oficio.
“El tiempo que vivimos debe tener sus propios olores. Nuestra responsabilidad es crearlos”.
Costa Rica fue testigo de esa visión: la de un creador que honra su linaje, defiende la identidad del perfume y se rehúsa a seguir el molde de la industria.
Porque para él, crear no es complacer: es proponer, provocar y preservar el alma del olor.

