«Panamá es el único país que hace las verificaciones» de los migrantes, gracias a las cuales se han lanzado «alertas biométricas de terrorismo, de crimen organizado».
Por EFE
Los Gobiernos de Panamá y Estados Unidos analizan este martes planes para reforzar la seguridad en las fronteras panameñas, que cada año son cruzadas por miles de migrantes irregulares procedentes de todo el mundo que viajan hacia Norteamérica en busca de un futuro mejor.
El ministro de Seguridad Pública de Panamá, Juan Pino, y el secretario de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Alejandro Mayorkas, van a «compartir ideas y ver cómo hacer la mejora la seguridad» en las fronteras panameñas, en una reunión este martes.
Así lo anunció el ministro Pino, que recordó que Panamá y Estados Unidos son aliados en la lucha contra el crimen organizado y a favor de la seguridad continental y que Washington «siempre ha apoyado» al país centroamericano en ese sentido.
Mayorkas llegó el lunes a Panamá para participar en una reunión continental sobre migración y seguridad, a la que también asistirá el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, y ministros de una veintena de países.
El mismo lunes Mayorkas se desplazó a la provincia panameña de Darién, la frontera selvática con Colombia que en el 2021 fue epicentro de una crisis de migrantes con más de 133.000 que la cruzaron en su viaje hacia Norteamérica, una cifra que es igual a todo el movimiento migratorio irregular de la década anterior por esa peligrosa zona.
Pino dijo este martes que ayer se le explicó a Mayorkas «los procesos que hace Panamá en el trato a los migrantes» que entran por el Darién y son llevados a estaciones de recepción migratoria (ERM), donde se toma los datos biométricos de los viajeros y se les brinda asistencia sanitaria y alimentación.
«Panamá es el único país que hace las verificaciones» de los migrantes, gracias a las cuales se han lanzado «alertas biométricas de terrorismo, de crimen organizado», agregó.
Mayorkas también recibió de primera mano información sobre «el trato humanitario a estas personas» en movilidad, que gracias al sistema de «flujo controlado», establecido desde 2015, no se les ve «en las ciudades, debajo de los puentes» o diseminados por el país centroamericano.
La creciente entrada a Panamá de migrantes irregulares a través de la peligrosa jungla del Darién consolida a Centroamérica, una región históricamente marcada por la emigración de sus ciudadanos, como la ruta de miles de personas de todo el mundo que buscan el «sueño americano» en Estados Unidos.
A la cifra histórica de más de 133.000 migrantes en tránsito por Panamá tras cruzar la jungla del Darién, se han sumado en el primer trimestre de este 2022 otros 13.425, más del doble de los 5.622 del mismo período de 2021, según datos del Servicio Nacional de Migración (SNM) de Panamá.
En este contexto se instalará este martes en la capital panameña una reunión continental centrada en la migración irregular, que concluirá el miércoles con la participación de representantes de alto nivel de una veintena de países.
La reunión continental es además una cita preparatoria de la Cumbre de Las Américas prevista a mediados de este año en la ciudad de Los Ángeles, EE.UU.
La delegación estadounidense «promoverá el compromiso» de Washington de «abordar de manera colaborativa los desafíos de la migración irregular» en la región, y espera que se avance en iniciativas que aborden sus causas y en la búsqueda de soluciones de «protección a los refugiados y solicitantes de asilo», según la información oficial.