La economía panameña se mantiene a flote y las cifras se mantienen estables con proyección al alza a finales de 2022.
Por La Estrella
A pesar de los embates producidos por el Covid-19, la economía panameña se mantiene a flote y las cifras se mantienen estables con proyección al alza a finales de 2022. Esto significa que habrá recuperación de importantes rubros de la economía, según Torino Economics, la filial de Torino Capital Group Company, conocido banco de inversión y corredor de bolsa con sede en Nueva York, en cuyo Reporte Febrero 2022 destaca que “Panamá ha experimentado una expansión económica significativa, con un crecimiento medio anual del 6% en los últimos 25 años, el más grande y rápido de América Latina”.
De acuerdo a Luis Prato, economista y vocero de la firma, «Panamá posee un perfil de riesgo que le permite acceder al mercado financiero internacional en condiciones favorables. Ello representa una oportunidad ideal para seguir apalancando el financiamiento para el desarrollo, a través del impulso de la infraestructura y del crecimiento potencial del país”.
El reciente reporte de Torino Economics aborda los principales retos que enfrenta el país para retomar la senda del crecimiento sostenido, tras la desaceleración producida por la pandemia. En este sentido señala a las industrias minera, maderera y de lácteos como las de mayor protagonismo y presencia en la economía local. De hecho, como es conocido, Panamá posee la novena reserva de mineral de cobre más grande del mundo, así como grandes reservas de oro, manganeso y hierro, mientras que la energía hidroeléctrica suministra el 63% de toda la electricidad del país y aporta el 26,3% del PIB, empleando al 18,6% de la población activa.
Las principales actividades industriales se encuentran en la agroindustria, lácteos, refinación de azúcar, confección de prendas de vestir, productos del petróleo, productos químicos, papel y productos de papel, impresión, muebles y construcción, un factor que constituye un variado y diversificado aporte al PIB, buen signo para la economía panameña. Al respecto, Prato estima que «Panamá registrará una tasa de crecimiento de 4,6% durante 2022, la mayor a nivel regional, donde no solo destacan el mayor aporte del Canal, sino también el empuje de la construcción y un sector con un potencial muy significativo: la actividad minera”.
Vale destacar que la explotación de minas y canteras representó el 4% de la economía en 2020, un proceso que llega a topes máximos tras la culminación de las negociaciones entre el gobierno y Minera Panamá, subsidiaria de la canadiense First Quantum Minerals, firma que desarrolla en Colón el proyecto Cobre Panamá, que después de varias negociaciones, se concreta finalmente con un negocio que se prevé producirá cerca de 300,000 toneladas anuales de cobre, 100.000 de oro y 2.500 de molibdeno. Como es conocido, la empresa aceptó la propuesta de entregar al gobierno un aporte mínimo de 375 millones de dólares anuales. Minera Panamá aporta un poco más del 3% al PIB del país.
El sector económico más grande del país lo representa el de los servicios, con un 70,2% de contribución al PIB y empleando al 67,2% de la fuerza laboral. Si le metemos la lupa, el subsector de transporte es el sector de mayor empuje, ya que comprende el Canal de Panamá, que aportó más de 2.000 millones de dólares al Estado panameño en 2021, entre los que destacan 1.487 millones por concepto de excedentes, derechos por tonelada de tránsito y el pago por servicios prestados por el Estado. Se espera que, en 2022, la vía interoceánica aporte al fisco 2.497,2 millones de dólares, lo que sería un nuevo récord.
El sector de servicios incluye el Canal, la banca, el turismo, la logística, las actividades en la Zona Libre de Colón (ZLC), los seguros, los puertos de contenedores y el registro de buques insignia. En junio de 2016, el país completó una expansión del Canal de Panamá que permite la navegación de barcos más grandes (barcos Neo-Panamax) que transportan 12.000 contenedores (en comparación con el límite de 5.000 contenedores bajo la antigua infraestructura).
Por otra parte, Panamá, como casi todos los países del planeta, se ha visto seriamente afectada por la pandemia de la covid-19. El sector que más presentó problemas fue el secundario, con una caída del 3,6% en 2020. Torino Economics estima una recuperación en 2021 del 13,7% gracias a la paulatina normalización por la vacunación en contra de la pandemia. En 2022, proyecta un crecimiento un poco menos pronunciado, cercano al 4,6%.
El desempleo aumentó 11,5% entre 2019 y 2020 (pasando a ser de 18,5%). De los 873.750 trabajadores formales del sector privado a agosto 2019, 37% perdió su trabajo, 30% lo mantuvo y 33% fue suspendido. De este último porcentaje, 21% fue reactivado y recuperó su empleo, 3% fue reactivado y luego desvinculado, mientras que, a octubre 2021, 9% se mantiene con su contrato aún suspendido.
Señala Prato que “entre los principales retos que enfrenta Panamá, se encuentra el fortalecimiento de la integridad del sistema financiero, a través del cabal cumplimiento del Plan de Acción establecido por el Grupo de Acción Financiera Internacional». A su juicio, el gobierno está comprometido en alcanzar las metas establecidas, contando con la asistencia técnica provista por organismos multilaterales tales como el FMI.
Listas grises
El lado más preocupante es que Panamá permanece en las listas del Grupo de Acción Financiera (GAFI) y de la Unión Europea (UE) por deficiencias en la lucha contra el lavado de activos. Las autoridades aseguran que en los últimos años se han dado importantes avances legislativos y técnicos en la materia pero que estos están siendo ignorados.
Si bien la GAFI considera que Panamá ha dado pasos hacia la mejora de su régimen contra el lavado de dinero y contra el financiamiento al terrorismo, la organización considera que el país debe tomar medidas urgentes para abordar plenamente las medidas restantes en su plan de acción, ya que todos los plazos han expirado.
No obstante, Panamá sigue siendo un país con buen ambiente para hacer negocios, ocupando el puesto 88 de 190 países en el ranking Doing Business 2020, publicado por el Grupo Banco Mundial, pero se estima que el país pierde aproximadamente el 2,2% del PIB por concepto de evasión del IVA. Parte del problema reside en la escasa recaudación tributaria —la segunda más baja de Latinoamérica— que, aunque complementada por una inyección de alrededor de 1.700 millones de dólares anuales en promedio que aporta el Canal, pero insuficientes para cubrir las finanzas públicas. Con todo, los ingresos corrientes tributarios de 2021 fueron un 8,7% superior a lo presupuestado y un 14,6% comparado con lo recolectado en 2020. En otras palabras, los ingresos corrientes acumulados a diciembre 2021 totalizaron 7.366,5 millones de dólares, reflejando un superávit de 590,6 millones de dólares comparados con el presupuesto.
Respecto a la deuda externa, ésta sumó 32.843 millones de dólares para diciembre de 2021, reflejando un incremento del 10%, respecto al mismo mes de 2020, y a febrero de 2022 ya sobrepasó los 40,000 millones de dólares. La deuda está compuesta principalmente por bonos soberanos (71%) y los prestamos de los multilaterales (27%).