Tasa de desocupación aumentó 10.5% en promedio en 2020, según un nuevo estudio de la Cepal y la Organización Internacional del Trabajo.
Por La Estrella
En 2020, el PIB regional registró una contracción de –7.1%, la mayor del último siglo, lo que a su vez generó una caída en el empleo y un aumento de la tasa de desocupación que alcanzó el 10.5% en promedio para 2020, según un nuevo estudio conjunto de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
De acuerdo con el informe, a nivel de los países de la región, se observó que la crisis económica producto de la pandemia de la covid-19 impactó negativamente tanto en las tasas de participación como de ocupación. Sin embargo, la contracción de la tasa de ocupación fue más profunda que la caída de la tasa de participación.
En los 18 países, que se dispone de información correspondiente a 2020, las tasas de ocupación y participación disminuyeron, excepto en Honduras, donde la tasa de participación aumentó.
Así, 16 países (de los 18 analizados) muestran una contracción de la tasa de ocupación más profunda que la experimentada respecto de la tasa de participación, lo que resulta en un aumento en sus tasas de desocupación.
Entre los países que muestran una contracción mucho más marcada de la tasa de ocupación en comparación con la caída de la tasa de participación, y que se tradujo en incrementos más significativos de la tasa de desocupación, están: Panamá, Costa Rica, Colombia, Honduras, Ecuador, Chile y Perú.
A estos le sigue, Belice, Bolivia, Jamaica, Santa Lucía, Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay y México. Por el contrario, las tasas de participación se contrajeron más en Nicaragua y la República Dominicana, lo que produjo un descenso de sus tasas de desocupación.
“El impacto económico generado por la pandemia de enfermedad por coronavirus en 2020 no tiene precedentes en los mercados laborales de América Latina y el Caribe», afirmó la secretaria Ejecutiva de la Cepal, Alicia Bárcena; y el director regional para América Latina y el Caribe de la OIT, Vinícius Pinheiro, en el prólogo del documento..
De acuerdo con el informe, la contracción del empleo en 2020 fue mucho más profunda en sectores como: hotelería (19.2%), construcción (11.7%), comercio (10.8%) y transporte (9.2%), que en conjunto concentran cerca del 40% del empleo regional.
Aunque la industria (8.6%) y otros servicios (7.5%) también registraron contracciones importantes, mientras que en agricultura la pérdida de empleos fue comparativamente menor (2.4%), precisa la edición N⁰ 24 de la publicación conjunta de la Cepal y la OIT, Coyuntura Laboral en América Latina y el Caribe (junio 2021), lanzada este lunes 14 de junio.
En el estudio se analiza el efecto de la crisis provocada por la covid-19 en los principales indicadores del mercado laboral en 2020; y según el documento, los mayores impactos se observaron en el segundo trimestre del año pasado cuando se implementaron las medidas de confinamiento y contención de la pandemia.
Destaca que estas medidas produjeron una fuerte caída en la actividad económica, en el empleo y en las horas trabajadas. Muchos trabajadores, principalmente informales no pudieron continuar con sus labores productivas y debieron retirarse del mercado lo que les impidió generar ingresos para sus hogares y actuar en forma contra-cíclica como en crisis anteriores.
Asimismo, el cierre de los servicios de cuidado y de las escuelas implicó una fuerte carga de trabajo al interior de los hogares, que en general se reparte desequilibradamente sobrecargando especialmente a las mujeres.
A partir del tercer trimestre del año se observa un regreso de los trabajadores al mercado laboral y un paulatino aumento del empleo. Sin embargo, el año 2020 finalizó con niveles inferiores de participación y ocupación y niveles superiores de desocupación respecto a los observados previo a la pandemia.
“Dada la profundidad del impacto de la crisis en 2020 en los mercados laborales de la región, los países deberán implementar políticas que estimulen la generación de empleos particularmente en los grupos más vulnerables como los jóvenes y las mujeres”, señalan Bárcena y Pinheiro, en el prólogo.
Ambos directivos también destacaron la importancia de regular las nuevas formas de contratación a través de plataformas digitales. Y enfatizan en que resulta primordial pensar en estrategias que permitan sentar las bases para un retorno con mejores condiciones laborales para todos los trabajadores.
Esto implica apuntalar la recuperación del empleo en las categorías y sectores altamente afectados, mejorar aspectos institucionales referidos a la salud y seguridad en el trabajo, la formalización de trabajadores, la promoción de la inclusión laboral de las mujeres y la regulación adecuada a nuevas modalidades de trabajo.
El estudio examina, además, aspectos claves del trabajo decente para los trabajadores intermediados por plataformas digitales, destacando que durante la pandemia, estos trabajadores constituyeron una fuente de empleo muy importante debido a la necesidad de reducir los contactos personales y de mantener el reparto de bienes esenciales.
Sin embargo, la evidencia sugiere que existe una alta precarización de esta modalidad de trabajo caracterizada por la inestabilidad, largas jornadas de trabajo, ausencia de protección socio-laboral y la falta de opciones de diálogo y representación.
El informe destaca la necesidad de diseñar marcos regulatorios adecuados para que se cumpla con el objetivo de establecer y proteger los derechos sociales y laborales para estas nuevas modalidades de trabajo en expansión.