El líder francés se refirió a la cita prevista en Nueva York, en agosto, sobre el Tratado Global de los Océanos, para subrayar la necesidad de avanzar con compromisos concretos tras años de debates.
Por EFE
El presidente francés, Emmanuel Macron, pidió hoy un «compromiso total y colectivo», con objetivos «ambiciosos» para proteger la biodiversidad y los mares, en Lisboa, donde lanzó la candidatura conjunta de Francia y Costa Rica para acoger la próxima Conferencia de los Océanos en 2025.
«Necesitamos un compromiso total y colectivo, todos juntos debemos fijarnos objetivos ambiciosos de biodiversidad, y sobre todo, de respeto a los océanos», dijo Macron ante el plenario de la II Conferencia de los Océanos que se celebra en la capital lusa.
Tras subrayar el esfuerzo de Europa, y en especial de Francia, para cumplir con las metas medioambientales, el presidente aprovechó su breve intervención para lanzar la candidatura conjunta de su país y Costa Rica a acoger la III Conferencia de los Océanos, en 2025.
«Pese a los muchos problemas geopolíticos, a la guerra en suelo europeo -y hemos hablado mucho de esto en la cumbre de la OTAN-, no podemos desviar nuestra misión colectiva en la agenda de desarrollo sostenible», insistió el presidente, que llegó a Lisboa hoy procedente de Madrid.
«Tenemos una exigencia común: tener resultados concretos», dijo Macron, que recordó que 2030 es un «horizonte muy cercano» y se deben cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS14), que establecen la protección del 30% de las áreas marinas.
El líder francés se refirió a la cita prevista en Nueva York, en agosto, sobre el Tratado Global de los Océanos, para subrayar la necesidad de avanzar con compromisos concretos tras años de debates.
Acompañado por el presidente portugués, Marcelo Rebelo de Sousa, Macron dio un breve paseo por los alrededores de la sede de la conferencia de Naciones Unidas antes de concluir su visita relámpago a Lisboa.
La II Conferencia de los Océanos concluirá mañana con la aprobación de una declaración política que admite el «fracaso» en la protección de los mares pero no incluye compromisos vinculantes.