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La venta de los puertos panameños abre otro frente geopolítico entre EE.UU. y China

Mar 21, 2025 | Noticias de Hoy

Revista SUMMA
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El conglomerado CK Hutchison, valorado actualmente en unos 23.213 millones de dólares (poco más de los ingresos que le reportará la venta de los puertos del Canal), ha desligado las presiones de Trump de la operación.

Por EFE

La decisión del gigante hongkonés CK Hutchison de vender al fondo estadounidense BlackRock sus puertos del Canal de Panamá ha sentado mal en Pekín, cuyos gestos sugieren que trata de frenar la operación o, al menos, lanzar un aviso a navegantes para que otras empresas no sigan el mismo rumbo.

Medios como el periódico estadounidense Wall Street Journal aseguraron recientemente que la venta -con la que el conglomerado podría generar ingresos en efectivo de 19.000 millones de dólares- ha «enfurecido» al presidente chino, Xi Jinping, quien considera que va «en contra de los intereses» de la nación.

No en vano, el acuerdo ha vuelto a poner de manifiesto la escalada de tensiones geopolíticas entre Washington y Pekín: el trato implicaría para el gigante asiático perder influencia en un enclave fundamental para el comercio global tras las presiones de EE.UU.

La operación se produjo tras meses de declaraciones del presidente estadounidense, Donald Trump, sobre «recuperar» el canal -comprado y construido por los estadounidenses a inicios del siglo XX y devuelto a Panamá en 1999- bajo el argumento de que se debe evitar que China aumente sus intereses e influencia en la región.

En respuesta, las autoridades chinas habrían iniciado una investigación para evitar la transacción, según la agencia Bloomberg, y varios organismos, incluida la Administración Estatal de Regulación del Mercado, habrían recibido «instrucciones» de altos funcionarios para que busquen «posibles violaciones relacionadas con la seguridad» o infracciones de las normas antimonopolio.

El conglomerado CK Hutchison, valorado actualmente en unos 23.213 millones de dólares (poco más de los ingresos que le reportará la venta de los puertos del Canal), ha desligado las presiones de Trump de la operación.

El grupo es propiedad de Li Ka-shing, quien a sus 96 años sigue siendo considerado como el hombre más rico de la antigua colonia británica, el octavo de Asia y el número 38 del mundo con una fortuna estimada en unos 38.300 millones de dólares, según la revista Forbes.

Por el momento, China ha mostrado su disconformidad de manera indirecta, recogiendo mediante su oficina para asuntos de Hong Kong varios artículos de un periódico pro-Pekín, Ta Kung Pao, que ha llegado a advertir de que «quienes opten por bailar con los estadounidenses» acabarán por «no tener futuro» por mucho «negocio y dinero que consigan».

Este mismo viernes, ese diario pidió que se cancele la venta porque «perjudicaría la seguridad nacional y los intereses de desarrollo de China», algo que viola «directamente las leyes de Hong Kong sobre la protección de la soberanía nacional».

Oficialmente los portavoces chinos han señalado que si bien Pekín «no comenta sobre acuerdos comerciales» sí se opone a «cualquier tipo de presión en las relaciones comerciales y económicas internacionales», en velada referencia a Trump.

Sin embargo, las autoridades chinas tendrían difícil impedir un acuerdo de este tipo, teniendo en cuenta que el sistema legal de Hong Kong es muy distinto al de la China continental, aunque queda la duda de si Pekín invocará la Ley de Seguridad que impuso en la excolonia británica para bloquearlo.

Aviso a navegantes

Por otra parte, solo el 12 % de los ingresos del conglomerado de Li proviene de operaciones en China continental y Hong Kong, según Bloomberg, y algunas voces como la del académico David Zweig, de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Hong Kong, creen que las críticas de Pekín son sobre todo avisos a otras empresas «para que prioricen el patriotismo frente al dinero y resistan a la presión».

«El mensaje es claro: que las empresas, ya sean de China continental o de Hong Kong, se alineen con los intereses nacionales. Como ha hecho, por ejemplo, TikTok, que ha resistido a las presiones para forzar su venta en Estados Unidos. China quiere disuadir a otras empresas de vender activos importantes y estratégicos a compradores estadounidenses», comenta el experto al rotativo South China Morning Post.

Por último, Zweig argumenta que Pekín no puede permitirse el lujo de inmiscuirse en este tipo de acuerdos comerciales, al menos de una manera directa, porque eso podría «complicar sus esfuerzos» para recuperar la inversión extranjera, ya de por sí preocupada por la incertidumbre causada por el aumento de las tensiones entre ambas potencias.

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