En el caso de Costa Rica, se pierden aproximadamente US$900.000 en traslado de mercancías de exportación por cada día que se cierra la Ruta 32.
Por Revista Summa
Durante la temporada lluviosa, la estabilidad de los suelos se convierte en uno de los principales desafíos para las autoridades nacionales, debido a la saturación de agua y posible caída de material en las carreteras más importantes del país. Estos derrumbes no solo obstaculizan la fluidez del tránsito y dañan la infraestructura, sino que ponen en riesgo la vida humana y el desarrollo socioeconómico del país.
En Costa Rica, el desafío es particularmente agudo por su compleja topografía y clima. Según el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), el 77.9% de la población y el 80.1% del PIB se encuentran en áreas de alto riesgo para desastres relacionados con fenómenos naturales y al cambio climático. El período de mayor frecuencia generalmente ocurre entre septiembre y octubre, cuando la saturación del suelo alcanza su máximo.
El país cuenta con la Ruta 32 hacia el puerto de Moín, en Limón (Atlántico), y la Ruta 27 hacia el puerto de Caldera, en Puntarenas (Pacifico), carreteras vitales para las actividades de importación y exportación; sin embargo, son propensas a frecuentes deslizamientos causando interrupciones significativas en el tráfico y deteniendo parte de la actividad económica.
Por ejemplo, y según datos de Comercio Exterior del Instituto Nacional de Estadística y Censo (INEC) en 2023, un 40% de las exportaciones se realizaron mediante la aduana de Limón, siendo la Ruta 32 el principal acceso a esta provincia. Por su parte, autoridades del Consejo Nacional de Vialidad (CONAVI), han indicado que cada día que esta vía se cierra, se pierden más de US$900.000 por atrasos en el traslado de productos de exportación.
Bajo este panorama, se resalta la necesidad urgente de contar con sistemas de monitoreo que contribuyan al análisis de la estabilidad de los suelos y que ayuden a evitar afectaciones importantes para el flujo vehicular. El Internet de las Cosas (IoT por sus siglas en inglés) ha emergido como una solución tecnológica e innovadora para enfrentar los riesgos asociados a derrumbes.
Toma de decisiones informadas y oportunas
El papel del IoT en la mitigación de amenazas por deslizamientos parte de los datos que brindan los sistemas de alerta temprana. Con el avance de la tecnología, también se ha revolucionado el monitoreo activos críticos como infraestructuras de carreteras, obras civiles, líneas férreas, entre otros elementos que son parte de la red vial de un país, a través de sistemas inalámbricos abiertos, interoperables y fiables para cada necesidad.
Ahora es posible vigilar en tiempo real factores como la inclinación del terreno o el nivel del agua con base a una referencia, mediante sensores conectados. Estos dispositivos analizan diversas variables y proporcionan a las autoridades herramientas para tomar medidas preventivas y emitir avisos anticipados a la población, salvaguardando la seguridad vial, el estado de la infraestructura, la estabilidad económica, la conservación de ecosistemas locales y el desarrollo sostenible.
“En el caso de Costa Rica y su temporada lluviosa, el rol del IoT en los sistemas de alerta temprana es determinante para enfrentar los desafíos asociados a esta época, consolidándose como una herramienta de gran ayuda para el monitoreo y análisis de puntos geográficos específicos. A medida que el país avanza en la aplicación de esta tecnología, para una planificación urbana y gestión del terreno más eficiente, se promueve un desarrollo económico, ambiental y social, sostenible y seguro”, así lo explica Fernando Pérez, Director de Ventas para Latinoamérica de Worldsensing, empresa global y pionera en el Internet de las Cosas.
Los desprendimientos de suelos y la inestabilidad de terrenos representan un grave peligro para las personas y las infraestructuras. A través del monitoreo en tiempo real, la solución de Worldsensing genera datos que permiten la visualización y el análisis para controlar, detectar y actuar de manera rápida ante eventos naturales con potencial para causar daños.
Pérez agrega que “hemos logrado posicionar nuestra tecnología como un activo valioso en el apoyo a los esfuerzos de los países en materia de seguridad vial. Mejorar la resiliencia de las infraestructuras contra desastres naturales es parte de las regulaciones geotécnicas que se están implementando a nivel mundial”.
Worldsensing es parte de esa transformación de las industrias al contribuir con sus soluciones tecnológicas en más de 70 países, con 3.000 redes desplegadas y el monitoreo de más de 170.000 sensores e instrumentos; además, como expertos en IoT pueden ampliar, cambiar o reconfigurar funciones de acuerdo con las necesidades de cada proyecto.