Hasta ahora el Gobierno de Nicaragua no ha emitido una comunicación oficial al respecto.
Por EFE
El Gobierno de Nicaragua que preside el sandinista Daniel Ortega declaró este miércoles persona «no grata» a la embajadora de la Unión Europea (UE) en Managua, Bettina Muscheidt, y ordenó su expulsión del país centroamericano, informó la prensa local, que cita fuentes del Parlamento Europeo.
La oficina de prensa de la delegación de la UE en Nicaragua no negó ni confirmó la información ante consultas de Efe y prometió que, en caso de tener algo que decir, lo darán a conocer.
Según la prensa local, el Gobierno sandinista notificó de forma verbal a la diplomática alemana Muscheidt de su condición de «non grata» por supuesta «injerencia e irrespeto a la soberanía nacional» de parte de la UE.
La noticia fue confirmada por fuentes vinculadas al Parlamento Europeo al diario La Prensa y los portales Confidencial, Despacho 505, Artículo 66, entre otros medios digitales nicaragüenses, cuya redacción la tienen en el exilio.
Hasta ahora el Gobierno de Nicaragua no ha emitido una comunicación oficial al respecto.
EL DISCURSO DE LA UE EN LA ONU
La noticia de la expulsión de la embajadora Muscheidt se da luego que el pasado lunes pasado, la delegación de de la UE ante la Organización de Naciones Unidas (ONU), exhortara al Gobierno de Ortega a «devolver la soberanía de Nicaragua al pueblo nicaragüense» y a «restaurar la democracia» en el país.
La delegación también exigió a las autoridades nicaragüenses a «poner fin a toda represión, incluida la represión contra los opositores políticos, el clero, los medios de comunicación independientes, la sociedad civil y los defensores de los derechos humanos, y garantizar el pleno respeto de los derechos humanos, incluida la libertad de reunión, asociación, expresión y religión o creencias».
Una semana atrás, el Parlamento Europeo aprobó por mayoría una resolución sobre la situación de Nicaragua, «en particular la detención del obispo Rolando Álvarez», en la que -entre otras cosas- exigen la liberación inmediata del líder religioso y de todos los «presos políticos».
«Toda mi solidaridad y aprecio a mi estimada embajadora Bettina Muscheidt, representante de la Unión Europea en Managua, que ha sido expulsada de forma vulgar por la dictadura Ortega Murillo, que de diplomacia no saben nada», comentó el exembajador nicaragüense ante la Organización de los Estados Americanos (OEA) Arturo McFields, en un tuit.
Por su lado, el organismo Race and Equality condenó «la decisión del régimen de Nicaragua de expulsar a la embajadora de la UE en Nicaragua, Bettina Muscheidt, alegando que su condición de ‘non grata’ se debe a la ‘injerencia e irrespeto a la soberanía nacional’.
RELACIONES TENSAS DESDE 2018
Muscheidt asumió como nueva embajadora de la UE en Nicaragua en septiembre de 2021, en sustitución del español Pelayo Castro Zuzuárregui.
Durante su misión en Nicaragua, la diplomática alemana ha sostenido reuniones con jóvenes y estudiantes de diversas zonas del país, como parte de la iniciativa «Platiquemos con Europa», que explica el trabajo de la UE a nivel global.
Muscheidt también ha divulgado su opinión sobre la democracia, la que ha considerado «nunca debemos dar por sentada», o la reconciliación, de la que dijo «no puede cultivarse sin una reconciliación verdadera y sincera, sin la promoción y defensa de valores esenciales, como la democracia, la libertad de expresión y asociación, el respeto de los derechos humanos, el Estado de Derecho, la igualdad, el diálogo, el debate y la diversidad de ideas y pensamientos».
Las relaciones entre Nicaragua y la UE se han mantenido tensas en los últimos cuatro años, debido a sanciones establecidas por Europa a familiares y allegados del presidente Daniel Ortega, así como funcionarios e instituciones del Gobierno, por señalamientos de violaciones a los derechos humanos.
Desde abril de 2018 Nicaragua vive una crisis sociopolítica que en su primer año dejó al menos 355 muertos, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
La crisis se agudizó en noviembre pasado, con la reelección de Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, con siete rivales de la oposición en la cárcel y dos en el exilio, tras lo cual se desató una segunda ola de cientos de miles de migrantes hacia el exterior.