En las economías de mercados emergentes y en desarrollo se estima que el crecimiento tocó fondo en 2022.
Por EFE
El Fondo Monetario Internacional (FMI) aumentó en dos décimas sus previsiones de crecimiento global para este año, hasta el 2,9 %, y ajustó también al alza la cifra del año pasado, gracias a las «sorpresas positivas» y a una «resiliencia mayor a la esperada» que han mostrado numerosas economías.
«El panorama es menos sombrío que en nuestro pronóstico de octubre», señaló en un encuentro con medios el director de investigación del FMI, Pierre-Olivier Gourinchas.
Así, se prevé que el crecimiento global, que según el FMI fue del 3,4 % en 2022, crezca solo el 2,9 % en 2023, dos décimas más que lo anteriormente pronosticado, antes de aumentar al 3,1 % en 2024, una décima menos de lo estimado en octubre.
«No se espera un crecimiento negativo en el PIB global, que a menudo ocurre cuando hay una recesión global», señala el informe.
Según Gourinchas, el fondo ha mejorado un poco las perspectivas de este año por cuatro motivos.
El primero, que el crecimiento económico resultó «sorprendentemente resistente» en el tercer trimestre de 2022, gracias a un mercado laboral robusto, al consumo doméstico y la inversión empresarial, y también por la adaptación «mejor de lo esperado» a la crisis energética en Europa.
El segundo, que la inflación ha comenzado a mostrar signos de mejora, pues está disminuyendo en la mayoría de los países.
En tercer lugar está la reapertura de China tras el fin de su política cero covid, y en el cuarto, el hecho de que «las condiciones financieras mejoraron a medida que las presiones inflacionarias comenzaron a disminuir» y «esto condujo a un debilitamiento del dólar, que ha brindado cierto alivio a los países emergentes y en desarrollo.
Sin embargo, el dato de 2023 no es en absoluto para celebrar y está impulsado, señala el FMI, por la fuerte bajada en el crecimiento de las economías avanzadas, reflejando el incremento de los tipos de interés por parte de los bancos centrales para combatir la inflación, así como las consecuencias de la guerra en Ucrania.
UN MUNDO MÁS FRAGMENTADO
La guerra en Ucrania y las sanciones internacionales a Rusia traerán también, alerta el FMI, una mayor división de la economía mundial y reforzarán «las tensiones geopolíticas anteriores», entre ellas la disputa comercial entre EE.UU. y China.
En las economías de mercados emergentes y en desarrollo se estima que el crecimiento tocó fondo en 2022 y se ha dibujado un panorama menos sombrío para este 2023, en parte gracias a la reapertura de China, que crecerá el 5,2 % este año (ocho décimas más de lo estimado previamente), frente al 3 % crecido en 2022.
Así, el FMI estima que la eurozona crezca solo el 0,7 % en 2023 (dos décimas más de lo estimado en octubre) y el 1,6 % en 2024 (dos décimas menos). España será una de las economías que mejor resista aunque solo crecerá el 1,1 % en 2023 y el 2,4 % en 2024.
Estados Unidos crecerá, por su parte, el 1,4 % en 2023 (cuatro décimas más de lo antes estimado) y solo el 1 % en 2024 (dos décimas menos).
Latinoamérica y el Caribe registrarán un crecimiento del 1,8 % en 2023 (una décima más) y del 2,1 % en 2024 (tres décimas menos).
LAS SUBIDAS DE TIPOS COMIENZAN A HACER EFECTO
En opinión del organismo, hay «señales evidentes» de que el endurecimiento de la política monetaria está comenzando a enfriar la demanda y la inflación, aunque el impacto mayor de las subidas se verá en 2024.
Así, la inflación global general alcanzó su punto máximo en el tercer trimestre de 2022 y luego comenzó una senda de bajada. La estimación global de 2022 es del 8,8 %, para 2023 se espera que baje al 6,6 % y en 2024 se reducirá hasta el 4,3 %.
Esto será consecuencia de la disminución de los precios internacionales de los combustibles y de otras materias primas debido a una demanda global más débil, señala el FMI, que todavía ve como un problema grave la elevada inflación subyacente.
El organismo cree que es prudente que los bancos continúen subiendo los tipos de interés aunque señala que «un ajuste fiscal gradual y constante» contribuiría a enfriar la demanda y limitaría la carga sobre la política monetaria en la lucha contra la inflación.
RIESGOS QUE PODRÍAN AFECTAR EL CRECIMIENTO
En su informe, el FMI señala una serie de riesgos que podrían hacer que estas perspectivas cambiaran a la baja, llevando eventualmente a la economía mundial a una recesión.
Entre ellos está una escalada de la guerra en Ucrania, pero también hay que mirar de cerca a China y su recuperación económica, pues los «bajos niveles de inmunidad de la población y la capacidad hospitalaria insuficiente» podrían derivar en «efectos indirectos» en el resto del mundo, por una demanda más baja o nuevos problemas en la cadena global de suministro.
El FMI también señala como un riesgo el endeudamiento, ya que estima que el 15 % de los países de bajos ingresos tienen sobreendeudamiento, una situación a la que están expuestos otro 45 % de esos países y otro 25 %, si se mira a las economías de los mercados emergentes.