El miedo al fracaso o a ser juzgados por los demás es una emoción que, cuando se vuelve una condición de vida, impide a una persona el pleno desarrollo de su potencial.
Por Aldo Civico
Hace algunos años viajé con un cliente en su avión privado de Nueva York a Washington DC. Había mal tiempo, las nubes eran pesadas, la lluvia caía con violencia. Durante este corto vuelo, hubo una fuerte turbulencia. Mi cliente tenía un gran temor a volar.
Al despegar se puso pálido y, en un dado momento, me agarró el brazo para controlar su ansia. No lo ayudó el hecho que durante el vuelo unos platos de papel olvidados en un microondas se incendiaron y llenaron de humo la cabina. «La próxima vez sugiero tomar el tren», le dije riendo, mientras bajábamos del avión, ya a salvo.
A mi cliente le pasó lo que nos pasa a muchos: el miedo de algo que pueda suceder en el futuro (aunque improbable) nos paraliza en el presente. O, por los menos, hace el proceder más lento, dudoso. Hay gente que por el miedo a un accidente aéreo se niega a volar. Otras veces, en cambio, son las experiencias del pasado las que hacen que el miedo nos controle. Como decía Seneca, «un hombre que sufre antes de que sea necesario es alguien que sufre más de lo necesario».
Por eso, el miedo es uno de los mayores obstáculos para el alto rendimiento. El miedo al fracaso o a ser juzgados por los demás es una emoción que, cuando se vuelve una condición de vida, impide a una persona el pleno desarrollo de su potencial.
El miedo nos hace más pequeños de lo que somos, corta las alas de la expresión plena, porque es como un hilo que nos tiene amarrados; el miedo nos hace operar desde un nivel de consciencia más bajo, impidiendo de esta manera la creatividad, la inteligencia, la intuición.
Pero, ¿cómo superar el miedo? Para trascenderlo hay que tener una intención más alta en la cual enfocarse y a la cual entregarse. Quienes han marcado la historia de la humanidad no es que no hayan tenido miedos, sino que los trascendieron porque vivían por un propósito más alto que sus mismas vidas. Es más, supieron transformar el miedo en una fuerza poderosa para entregarse aún más a su propósito superior. El coraje que demostraron estaba íntimamente ligado al miedo que sentían.
También es importante reconocer nuestros propios miedos, entender desde dónde llegan y preguntarse, por ejemplo, si es un miedo del presente o es un miedo que uno tiene desde la infancia.
La práctica de la meditación es seguramente el método más eficaz para tomar conciencia de los propios miedos y encararlos. Quienes transcienden el miedo, alimentan la voluntad, la determinación, la motivación. En su libro
“La Receta del Éxito”, el chef y empresario Juan Manuel Barrientos cuenta cómo al lograr vencer el miedo a la muerte logró también superar el miedo a equivocarse.
«Por eso soy más creativo que antes y creo que eso es parte del secreto de mi éxito. Cómo no tengo miedo a equivocarme, sueño cosas que otros consideran imposibles, me arriesgo y asumo retos». De eso se trata.