A las empresas que aún no han dado el paso hacia la inclusión, les diría que lo hagan.
Por Por Joseline Morera Cambronero, colaboradora de McDonald’s Cartago Centro
El trabajo ha sido un pilar esencial en mi vida. Más allá de lo económico, trabajar me ha dado propósito y la posibilidad de demostrar que, como cualquier persona, puedo contribuir a la sociedad. Para mí, no es solo cumplir con responsabilidades, el empleo significa dignidad, respeto a mi condición y la oportunidad de superar las barreras que me han impuesto a lo largo de mi vida por mi discapacidad.
Hace seis meses, cuando McDonald’s me dio mi primera oportunidad de empleo formal, supe que era el lugar donde podría demostrar mis capacidades y seguir desarrollándome tanto personal como profesionalmente, ya que me daba la oportunidad de poder seguir con mi carrera de Administración de Empresas.
Desde el primer día me sentí respetada y apoyada. Gracias a las capacitaciones, un ambiente inclusivo y al apoyo de mis compañeros, he descubierto que mi hemiparesia derecha (parálisis parcial que afecta solo un lado del cuerpo) no define mi valor ni mi capacidad. Aquí aprendí que puedo atender clientes, desempeñarme igual que los demás y dejar una huella positiva en quienes me rodean.
Sé que no todas las personas con discapacidad tienen las mismas posibilidades, de hecho, la Organización Internacional del Trabajo (OIT), indica que menos del 30% de las personas con discapacidad en América Latina tienen acceso a un empleo formal. En Costa Rica, aunque hay avances, muchos todavía tenemos que enfrentar barreras sociales y falta de oportunidades. Por eso valoro tanto el compromiso de empresas como Arcos Dorados, que han apostado por la inclusión.
Gracias a alianzas con organizaciones como la Fundación Yo Puedo, ¿Y Vos?, siento que formo parte de un esfuerzo real por crear un entorno laboral inclusivo. Iniciativas como los módulos de capacitación: “Construyendo un lugar de trabajo seguro, respetuoso e inclusivo” y otros, que recibimos todos los colaboradores al entrar a la empresa, no solo nos preparan mejor, también nos empoderan para ser parte activa de un ambiente más equitativo y accesible.
Mi trabajo no solo me ha dado independencia, también le da tranquilidad a mi familia. Ahora saben que puedo construir mi propio camino. Lo que muchos ven como una limitación, yo lo he convertido en una oportunidad para construir un futuro lleno de confianza y autonomía.
A las empresas que aún no han dado el paso hacia la inclusión, les diría que lo hagan. Detrás de cada discapacidad, hay un talento esperando para brillar. Y a las personas con discapacidad, les invito a creer en sí mismas y a no rendirse. Nuestra determinación es lo que realmente nos define, no lo que algunos llaman limitaciones.
Con mi historia quiero demostrar que la discapacidad también derriba barreras en una sociedad que aún le falta mucho por aprender de inclusión.