El comercio con Estados Unidos representa alrededor del 47% del total costarricense.
Por Revista Summa
El cierre parcial de aeropuertos en Estados Unidos ordenado por el gobierno federal podría tener un efecto inmediato sobre la economía costarricense y centroamericana, especialmente en sectores dependientes de la conectividad aérea con ese país, como el comercio exterior, el turismo y la logística de productos perecederos o de alto valor tecnológico.
Según la información divulgada por la Administración Federal de Aviación (FAA), la reducción de vuelos afectará un 10% iniciando a partir de hoy con un 4% de las operaciones en los 40 aeropuertos de mayor volumen de tráfico. Entre ellos figuran Miami, Dallas y Nueva York, nodos esenciales para la conexión de carga y pasajeros entre Estados Unidos, Costa Rica y el resto de Centroamérica.
La medida se produce en un contexto de alta demanda estacional y podría traducirse en retrasos y cancelaciones que afecten tanto a los exportadores de productos frescos (piña, flores, mariscos) como a importadores de insumos industriales y tecnológicos, que operan bajo esquemas de entrega “just in time”.
“El comercio con Estados Unidos representa alrededor del 47% del total costarricense. Cualquier interrupción, por leve que parezca, genera un efecto multiplicador en costos, inventarios y flujos de caja”, explicó el experto en logística internacional Ricardo Ruiz, docente de Ingeniería en Logística y Cadena de Suministro de la Universidad Fidélitas.
Impacto potencial en la economía costarricense
Las repercusiones podrían sentirse en tres frentes:
- Turismo: Estados Unidos aporta más del 40% de los visitantes a Costa Rica. La cancelación o reprogramación de vuelos internacionales reduciría el ingreso de divisas y afectaría hoteles, aerolíneas y servicios complementarios.
- Exportaciones: Los retrasos en vuelos de carga amenazan la calidad de productos agrícolas y farmacéuticos sensibles al tiempo de entrega.
- Costos logísticos: El desvío de rutas, el uso de hubs alternativos o el almacenamiento temporal elevan los costos operativos, especialmente en el transporte refrigerado y electrónico.
Estimaciones preliminares del ICT y COMEX indican que una pérdida del 10% de conectividad aérea con Estados Unidos durante una semana podría suponer más de 20 millones de dólares en impacto económico, considerando turismo y exportaciones. De acuerdo con datos de la consultora aeronáutica Cirium, los recortes podrían representar hasta 1.800 vuelos y más de 268.000 plazas combinadas.
Estrategias de mitigación
Ante la incertidumbre, expertos recomiendan anticipación y diversificación logística.
Las alternativas incluyen:
- Rutas aéreas regionales vía Ciudad de Panamá (Copa Airlines), Bogotá (Avianca) o Ciudad de México (Aeroméxico), aunque con menor capacidad de carga.
- Refuerzo de inventarios críticos para amortiguar retrasos.
- Cláusulas de flexibilidad contractual o fuerza mayor en acuerdos de exportación e importación.
Desde la perspectiva institucional, se sugiere que el Gobierno de Costa Rica active protocolos de emergencia logística y coordine con aerolíneas y embajadas la priorización de vuelos de carga esenciales. Las cámaras empresariales, por su parte, podrían articular sistemas de alerta temprana y asesoría técnica a sus asociados, mientras que el sector privado debe actualizar sus planes de contingencia, incluso explorando el uso temporal de transporte marítimo o terrestre complementario.
“La Universidad Fidélitas es miembro de la Organización Mundial de Ciudades y Plataformas Logísticas y fue reconocida en septiembre como Fair Logistics. Desde esa posición, mantenemos contacto con redes globales para monitorear el impacto y asesorar a las empresas en medidas de resiliencia logística”, añadió el especialista.
El riesgo de una prolongación
Aunque el alcance total dependerá de la duración del cierre, analistas advierten que un escenario prolongado podría interrumpir cadenas de valor regionales, especialmente en sectores como dispositivos médicos, automotriz y electrónica, donde Estados Unidos actúa como hub de redistribución global.
A medida que se desarrollan los acontecimientos, las autoridades y las empresas costarricenses deberán equilibrar la respuesta inmediata con una reflexión más profunda sobre la dependencia estructural de la conectividad aérea con EE.UU. y la necesidad de fortalecer rutas alternativas y resiliencia logística regional

