Yellow cuenta con una flota de alrededor de 12.000 camiones para el reparto de fletes de mediano tamaño.
Por EFE
La compañía de transporte de carga Yellow, la tercera más grande de Estados Unidos, cesó todas sus operaciones y comunicó al sindicato Teamster que representa a sus trabajadores que se declarará en bancarrota.
La decisión, que llevaría a la mayor quiebra en el sector del transporte de camiones, deja sin empleo a más de 30.000 trabajadores.
«La noticia es desafortunada pero no es una sorpresa», dijo en un comunicado el presidente del sindicato Sean O’Brien. «Yellow ha probado históricamente que no podía manejarse a pesar de los miles de millones de dólares en concesiones de los trabajadores».
La firma, recordó O’Brien, ha recibido cientos de miles de millones de dólares en fondos de socorro del gobierno federal. Éste es un día triste para los trabajadores y para la industria de fletes en el país».
Hace menos de tres años, en medio de la pandemia, Yellow aceptó un préstamos de 700 millones de dólares del gobierno federal a cambio de una participación del 30 % en la firma. Esa ayuda le permitió mantenerse a flote durante un plan de reestructuración.
La compañía, fundada hace 99 años y con sede en Nasville (Tennessee), y que colocó el domingo carteles en los portones cerrados de sus terminales indicando que cesaba sus operaciones tiene deudas pendientes por más de 1.500 millones de dólares.
Durante el último año Yellow y los Teamster han estado trenzados en negociaciones y la firma no pudo aplicar su propuesta para un cambio de operaciones que había calificado como crucial para su supervivencia.
Yellow cuenta con una flota de alrededor de 12.000 camiones para el reparto de fletes de mediano tamaño en todo el país para compañías como Walmart y Home Depot.
En mayo, Yellow informó de que en el primer trimestre de este año había tenido pérdidas por 54,6 millones de dólares.
A fines de junio la compañía inició una querella judicial contra Teamsters demandando 137 millones de dólares alegando que el sindicato la había puesto en una «espiral fatal» al oponerse a la reestructuración y modernización de sus operaciones.
La situación alcanzó un momento decisivo en julio cuando Yellow no efectuó los pagos, requeridos por el convenio colectivo, a Central States Funds, una gestora de fondos que supervisa sus beneficios de cuidado médico, bienestar y pensiones.
El 23 de julio la compañía eludió por poco una huelga cuando obtuvo una extensión de 30 días para el pago de esas contribuciones.