Este lunes los restaurantes volvieron abrir sus puertas para atender presencialmente y la polémica restricción de género para comprar fue eliminada en Panamá.
Por EFE
El nuevo intento de reactivar la economía en Panamá siguió avanzando este lunes con la reapertura de algunas más de las actividades que fueron cerradas el pasado diciembre para frenar un brusco repunte de la covid-19, como el levantamiento de la restricción por género para comprar, pero bajo la desesperación de los comerciantes, los más golpeados por las consecuencias económicas de la pandemia.
«Esto es muy raro, fuera de lo común. No hay clientes. Con esta reapertura ha ocurrido un fenómeno extraño: las personas no han venido, están ausentes», cuenta a Efe Ana Denia, dueña del restaurante El Rincón de la Chomba Denia, en Río Abajo, un popular barrio de Ciudad de Panamá marcado por una fuerte presencia de afrodescendientes.
Este lunes los restaurantes volvieron abrir sus puertas para atender presencialmente y la polémica restricción de género para comprar fue eliminada en Panamá, donde está la capital, y la contigua Panamá Oeste, mientras que la provincia central de Herrera se suma al acceso a las playas, ríos y balnearios.
Sin embargo, en las tres provincias se mantiene la cuarentena total los fines de semana y el toque de queda nocturno – de nueve de la noche a cinco de la mañana-, horario en el cual se podrán desarrollar las actividades.
Esta apertura se suma a la de los salones de belleza, barberías, comercio al por menor y Centros de Atención Integral a la Primera Infancia el pasado lunes en las localidades citadas, pero ha sido más «lenta» que la anterior, según comentaron a Efe comerciantes de distintos sectores.
En concreto, las restricciones aún vigentes continúan dificultando una activación más acelerada, según explicó a Efe el presidente de la Asociación de Restaurantes y Afines de Panamá (ARAP), Domingo de Obaldía, quien adelantó que solicitaron al Gobierno una ampliación del horario y el levantamiento del confinamiento de los fines de semana.
«El 90 % de los restaurantes comienzan a operar al mediodía. Con este horario, realmente, sólo se puede trabajar una jornada (ocho horas). Esta mañana todo ha ido muy lento», añadió de Obaldía.
Una certeza con la que está de acuerdo Maira Gómez, dueña de un pequeño restaurante: «Es al mediodía y estamos vacíos, a estas horas antes era un hervidero. Queremos saber que hemos abierto y que merece la pena, que perdura en el tiempo y no nos vuelvan a cerrar».
Tanto Gómez como Denia, ambas propietarias de pequeños negocios, mostraron su preocupación por la incertidumbre que genera no saber si el Gobierno volverá a cerrar el «comercio no esencial» como medida para frenar la propagación de la covid-19.
«Necesitamos un incentivo. Estamos desgastados», relató Denia.
La Cámara de Comercio, Industrias y Agricultura de Panamá (CCIAP), la representación de la empresa privada, ya ha criticado el «cuestionado manejo» del Gobierno contra la pandemia, especialmente las diferentes ocasiones que han decidido clausurar el comercio, y han recalcado que el país «no aguanta un cierre más».
Según previsiones del Gobierno panameño, el Producto Interno Bruto (PIB) caerá entre un 9 y 14 %, y aumentarán las tasas de desempleo y economía informal.
Panamá, con 327.091 casos y 5.480 defunciones por la covid-19, es el segundo país de América con más incidencia sólo por detrás de EE.UU y en noviembre vivió un fuerte aumento de contagios con cifras récord.
Ante ello, las autoridades decidieron reimplantar severas medidas de movilidad en diciembre, y, ahora, con cautela y precaución, están reabriendo gradualmente las actividades económicas y levantando las restricciones gracias una reducción escalonada de los indicadores pandémicos.