Marzo: Mes de las Empresas B.
Por Revista Summa
En el mundo actual, donde los desafíos sociales y ambientales son cada vez más apremiantes, las empresas tienen la responsabilidad de trascender la generación de ganancias y convertirse en agentes de cambio positivo. Ser una Empresa B implica un compromiso profundo con la creación de valor para todos los grupos de interés: colaboradores, clientes, comunidades y el planeta.
Este modelo empresarial va más allá de la filantropía o la responsabilidad social corporativa tradicional. Se trata de integrar el propósito social y ambiental en el ADN de la empresa, desde su modelo de negocio hasta su gobernanza. Las Empresas B se someten a rigurosas evaluaciones que miden su desempeño en áreas como el impacto en los trabajadores, el medio ambiente, la comunidad y los clientes.
Este mes varias empresas celebran el mes de las Empresas B, un mes clave para motivar a otras a que implementen acciones de sostenibilidad en sus planes de acción.
Un ejemplo inspirador de este compromiso en Costa Rica es Florex, una empresa de San Ramón que ha demostrado que es posible generar prosperidad económica, al tiempo que se protege el ambiente y se beneficia a la comunidad.
Silvia Chaves presidenta de Florex indica que “en la empresa se han integrado prácticas sostenibles en toda su cadena de valor, desde la producción de productos de limpieza ecológicos hasta el apoyo a proyectos sociales locales”.
“Su compromiso con la sostenibilidad se refleja en sus políticas de reducción de residuos y el uso de energías renovables. Además, se preocupa por el bienestar de sus colaboradores ofreciendo salarios justos, oportunidades de desarrollo y un ambiente de trabajo inclusivo”, agregó Chaves.
Florex es un testimonio de que las Empresas B no solo son buenas para el planeta y la sociedad, sino que también son buenas para los negocios. Al adoptar un enfoque responsable y sostenible, las empresas pueden generar un impacto positivo duradero y construir un futuro más próspero para todos.
¿Cómo es el proceso?
El proceso para convertirse en una Empresa B es riguroso y transparente. Comienza con la realización de la Evaluación de Impacto B, una herramienta exhaustiva que mide el desempeño de la empresa en cinco áreas clave: gobernanza, trabajadores, comunidad, medio ambiente y clientes. Una vez completada la evaluación, la empresa debe obtener una puntuación mínima de 80 puntos para ser elegible para la certificación.
Además, las empresas deben modificar su estructura legal para reflejar su compromiso con el triple impacto y firmar el Acuerdo de Empresa B, un documento legal que establece los estándares y responsabilidades de las Empresas B.
Finalmente, B Lab, la organización sin fines de lucro que certifica a las Empresas B, realiza una revisión exhaustiva de la evaluación y la documentación presentada para garantizar que la empresa cumple con los estándares requeridos.
Al obtener la certificación B Corp, las empresas demuestran su compromiso con los más altos estándares de desempeño social y ambiental, transparencia y responsabilidad. Esto no solo fortalece su reputación y atrae a consumidores y colaboradores cada vez más conscientes, sino que también contribuye a construir un sistema económico más inclusivo y sostenible.