El turismo está entre las primeras fuentes de ingresos de Guatemala, pero el objetivo es atraer viajeros que pasen más días en el país.
Por EFE
El Gobierno de Bernardo Arévalo está empeñado en superar la imagen de Guatemala como país inseguro y violento y apuesta por convertir el Turismo en motor de la economía nacional, con la activa participación de las comunidades indígenas, asegura a Efe el ministro guatemalteco Harris Withbeck.
Withbeck, que dejó el periodismo para integrarse en el Gabinete de Arévalo al frente de Turismo el pasado enero, defiende que Guatemala «está cambiando» y «se trabaja mucho en la seguridad».
Aunque reconoce que «tenemos muchos retos» con el combate a la corrupción y el narcotráfico, afirma que se da en «áreas muy específicas», alejadas de las zonas más turísticas, como Antigua, el lago de Atitlán o Tikal, «que son perfectamente seguras».
«La narrativa que ha existido sobre Guatemala en el extranjero es cierta. Se ha hablado mucho de corrupción, de narcotráfico, de todo lo demás. Pero Guatemala ofrece mucho más», continúa en una entrevista con Efe en Madrid, donde asistirá a la Bienal Latinoamericana de Diseño que tiene como invitado al país centroamericano.
Guatemala «ofrece cultura viva, 3.000 años de historia, 37 volcanes, gastronomía, ofrece una oportunidad para realmente gozar de una biodiversidad impresionante».
«El presidente dijo que él quiere que el Turismo se convierta en el motor de desarrollo económico del país, no ahora, porque hay que ser realista, pero de aquí a 20 años, nosotros estamos sembrando los cimientos de eso», asegura.
Un museo en mitad de la selva
El turismo ofrece, además, «una gran oportunidad para contar la historia verdadera de Guatemala».
Para «hablar de Guatemala de otra manera», Withbeck destaca la importancia de incluir a las comunidades indígenas en la gestión del turismo a través de ejes como la tradición textil y la gastronomía.
«Tenemos un diálogo directo» con las comunidades, continúa, para ayudarles a preservar las tradiciones, por ejemplo, mediante rutas de artesanía o la creación del Centro Nacional de Artesanías y Textiles.
Un ejemplo de autogestión, subraya en la entrevista con Efe, se está produciendo en el Petén, uno de los pulmones de América, donde las comunidades manejan las concesiones forestales.
Una de estas aldeas, próximas a Tikal, nació de la explotación del chicle en los años 20 y 30 del siglo pasado, cuando Guatemala era el principal exportador del mundo y se creaban pistas de aterrizaje en mitad de la selva para cargar los aviones. Hoy, la comunidad quiere rescatar uno de esos viejos aviones, colocarlo en la selva y crear un museo.
«Esto es un claro ejemplo de cómo una comunidad decide qué tipo de producto turístico quiere hacer y cómo trabaja de la mano de gobierno para lograrlo», explica.
El mercado español, fundamental
El turismo está entre las primeras fuentes de ingresos de Guatemala, pero el objetivo es atraer viajeros que pasen más días en el país y con mayor capacidad de gasto, agrega el ministro.
¿Cómo lograrlo? «Buscando atraer a visitantes que se interesen más por tener contacto con la cultura guatemalteca, con las comunidades».
En este proceso, admite, los mercados europeos son clave, aunque «España es particularmente importante para nosotros porque es como nuestra puerta de entrada para Europa».
«Creemos que hay muchas oportunidades para que se dialogue más entre los países por medio del turismo. Entonces sí le estamos apostando fuerte a España».
El objetivo es multiplicar el flujo de turistas, ahora en 2,1 millones de visitantes, para alcanzar los cuatro millones en los próximos tres años.
Una meta que no será fácil por la competencia de los vecinos México y Costa Rica, pero «somos un destino de la región que complementa a los otros», apunta Withbeck, convencido de las ventajas de trabajar como «multidestino» en la región.
«Combinar playa con cultura viva es algo que se le hace muy atractivo al tipo de viajero que nosotros queremos atraer», concluye.