En 30 años de existencia, Insaforp ha tenido que adaptarse a los constantes cambios del mundo del trabajo, los cuales se han acelerado y profundizado a raíz de la nueva revolución industrial.
Por Alberto López
En 30 años de existencia, Insaforp ha tenido que adaptarse a los constantes cambios del mundo del trabajo, los cuales se han acelerado y profundizado a raíz de la nueva revolución industrial.
El Instituto Salvadoreño de Formación Profesional (Insaforp) se encuentra en proceso de articulación de su Plan Estratégico Institucional 2024-2027 y la Política Nacional de Formación Profesional de cara al nuevo paradigma de formación profesional: la transformación digital.
Se trata de una modernización que, por medio de su rol de rectoría, permita acompañar y apoyar a las entidades que conforman el Sistema Nacional de Formación Profesional a evolucionar en la dirección que el mundo exige y que El Salvador requiere.
El nacimiento de la industria 4.0 es la que impulsa la transformación, en un contexto de crisis climática y transición demográfica sin precedentes que ha sacudido desde los cimientos el mundo del trabajo y de la educación, al tiempo que la pandemia por COVID-19 aceleró la adopción de tecnologías disruptivas.
El Centro Interamericano para el Desarrollo del Conocimiento en la Formación Profesional de la Organización Internacional del Trabajo (OIT Cinterfor) acompaña el proceso, ya que entre sus atribuciones se encuentra la orientación a las instituciones de formación sobre cómo dar respuesta a las nuevas necesidades del mundo del trabajo, según explicó Fernando Vargas, especialista senior en Formación Profesional de dicho ente.
Precisamente, para responder mejor a las necesidades presentes y futuras del país en materia de formación profesional, es indispensable partir de un análisis de las condiciones externas e internas en las que opera el Insaforp.
“Todos los centros de formación se enfrentan al mismo dilema sobre cómo preparar a las personas para las necesidades laborales actuales y del futuro. Cuando comenzó la capacitación en Brasil, en los años 40, uno formaba a una persona para toda la vida; por ejemplo, tú aprendías a reparar un automóvil y sabías que durante toda tu vida laboral esos conocimientos no iban a cambiar. Lo mismo, si aprendías a manejar un torno o los principios de contabilidad. Sin embargo, eso se aceleró muchísimo, ya en los años 70 empezaron a aparecer las computadoras y los sistemas de diseño y manufactura asistidos por computadoras, lo que se conoce como la segunda revolución industrial. Es entonces cuando se dejó de exigir a la gente habilidades manuales para pasar a las habilidades basadas en el conocimiento, lo que se conoce como Industria 4.0”, indica Vargas.
Por su parte, Ricardo Montenegro, presidente de Insaforp, confirma que entre los principales ejes de acción están reforzar la articulación y cooperación entre las organizaciones que conforman el Sistema, actualizar e innovar los servicios que las empresas y personas capacitadas reciben, ampliar el acceso de las mujeres y de las poblaciones más vulnerables a programas con alta inserción laboral, nutrir la innovación como valor esencial para la evolución del Sistema y de la organización hacia estándares internacionales de excelencia, y expandir las capacidades institucionales para la toma de decisiones basada en datos.
Además, Montenegro destacó la implementación de otros proyectos, como la transformación del centro de formación de Insaforp de San Bartolo, en Ilopango, que se convertirá en una academia especializada en energías limpias (solar y eólica) e iniciativas de automatización y digitales.
“Estamos apostando a la formación digital para jóvenes mediante un convenio con Oracle para la capacitación en el idioma de programación Java, el cual incluye la formación de 1.800 jóvenes en un período de dos años. Estas capacitaciones gozan de un alto porcentaje de inserción laboral, pues responden a las necesidades empresariales en El Salvador”, detalló el titular de Insaforp.
Resultados
- $37 millones fue la inversión en formación de 2022 para 344.000 personas
- $40 millones es la inversión en formación proyectada este 2023 para 355.000 personas
- +2,000 es la cantidad de cursos de formación profesional