Los presos políticos se enteraron de que habían sido excarcelados y expulsados en las puertas del avión fletado por el Gobierno estadounidense que los llevó este jueves desde Managua hasta Washington.
Por EFE
La Organización de los Estados Americanos (OEA) exigió este jueves al Gobierno de Daniel Ortega en Nicaragua que restituya los derechos de los 222 presos políticos expulsados a Estados Unidos.
En un comunicado, la Secretaría General de la OEA, encabezada por Luis Almagro, consideró «una gran noticia» que los presos hayan salido de la cárcel, pero criticó que hayan sido despojados de su nacionalidad nicaragüense.
«Los crímenes cometidos contra estas personas no deben quedar impunes, y sus derechos deben ser restituidos a la mayor brevedad posible», recalcó.
Paralelamente, el organismo de la OEA agradeció a Estados Unidos por acoger a los 222 presos expulsados y consideró que el Gobierno de Joe Biden es «un ejemplo de trabajo político efectivo en favor de los derechos humanos».
La Secretaría General subrayó que dichos presos políticos fueron condenados en «juicios sin ninguna garantía por supuesta traición a la patria» y fueron «despojados de su nacionalidad nicaragüense y de todos sus derechos ciudadanos».
Por ello, aunque «su libertad es una gran noticia» para los familiares y amigos de los excarcelados, la OEA considera que lo ocurrido no puede considerarse como una «liberación» plena.
Además, afirmó que «aún queda mucho camino por recorrer» ya que en Nicaragua «sigue habiendo personas encarceladas y torturadas por pensar distinto».
«La libertad de estos presos políticos es también una demostración de que la presión internacional es imprescindible con las dictaduras», enfatizó.
Así lo explicó en declaraciones a la prensa el que fuera precandidato presidencial nicaragüense Juan Sebastián Chamorro fuera del hotel donde el grupo fue trasladado y donde algunos de ellos pernoctarán.
La Administración de Biden sostiene que su liberación y expulsión fue una «decisión unilateral» del Gobierno de Ortega que no fue negociada con Washington, pero Estados Unidos aceptó acogerlos.
Según el Departamento de Estado de EE.UU., las autoridades estadounidenses se aseguraron antes de que los excarcelados subieran al avión de que «cada uno de ellos deseaba viajar a Estados Unidos».