Honduras, con una extensión de 112.492 kilómetros cuadrados y 9,5 millones de habitantes, enfrenta, no de ahora, graves problemas en materia de seguridad alimentaria debido a la falta de suficientes tierras para los campesinos.
Por EFE
La inseguridad alimentaria, que sigue en alza en Honduras, es otra pandemia a la que deberá hacer frente el nuevo Gobierno que, a la cabeza de Xiomara Castro, asumirá a partir del 27 de enero de 2022.
Así lo advierten analistas y la oficina del Programa Mundial de Alimentos de la Organización de las Naciones Unidas (PMA).
«En la parte alimentaria tenemos un problema grave, se viene una ola de hambruna que está recorriendo el planeta, que ya empezó», dijo a Efe en Tegucigalpa el analista Omar Andrés García Calderón, quien considera que la inseguridad alimentaria se está viendo afectada debido a la «urbanización del país y a la pérdida de poder invertir en productos agrícolas».
Añadió que atender el problema en un país donde «necesitamos que la gente pueda llegar con alimentos a su casa», será otro de los asuntos importantes que deberá enfrentar la administración de Castro, ganadora de las elecciones generales del 28 de noviembre.
Los problemas de los campesinos serán planteados por sus directivos en una reunión que tienen prevista para hoy con la Comisión de Transición de Xiomara Castro, quien ha prometido numerosos cambios para mejorar las condiciones de vida de los más pobres.
Una altísima mora agraria
Honduras, con una extensión de 112.492 kilómetros cuadrados y 9,5 millones de habitantes, enfrenta, no de ahora, graves problemas en materia de seguridad alimentaria debido a la falta de suficientes tierras para los campesinos, de los que muchos cultivan para subsistir, aunque no siempre logran cosechar por los efectos de fenómenos naturales, que se han agudizado con el cambio climático.
Una de las regiones más afectadas por esos fenómenos es el denominado «Corredor seco», que abarca parte del oriente, sur, centro y occidente del país.
En esas zonas hay ciclos en los que la producción de granos como maíz, fríjoles y sorgo se pierde por una severa sequía o lluvias torrenciales que arrastran, incluso obras de infraestructura, como ocurrió en noviembre de 2020, con el paso de las tormentas tropicales Eta e Iota, cuyos daños siguen teniendo repercusiones.
García Calderón señaló que Honduras sufre las consecuencias de la entrega de «tierra a la gente extranjera —en alusión a la instalación de las denominadas Zonas de Empleo y Desarrollo (Zede)—, pero no se le da tierra a la gente de aquí».
«El país tiene una altísima mora agraria y demasiada tierra ociosa, y una población muy ociosa porque no tiene tierra», subrayó el analista.
Honduras ha sufrido en los últimos 50 años drásticos cambios en materia de producción agrícola, como la de destinar miles de hectáreas a la palma africana, principalmente en el norte del país, en detrimento del cultivo de maíz y fríjol, que son básicos en la alimentación de los hondureños.
El 16 de octubre, Día Mundial de la Alimentación, la oficina del PMA en Tegucigalpa indicó que la situación de inseguridad alimentaria en Honduras casi se ha duplicado al pasar de 1,8 millones previo a la pandemia de la covid-19 y los huracanes Eta e Iota, de 2020, a 3,3 millones en la actualidad.
Además, la misma fuente señaló que la inseguridad alimentaria que afecta a 3,3 millones, de los 9,5 millones de hondureños, podría «aumentar a 4,4 millones al cierre de 2021».
La situación es precaria para un país que además está sufriendo los efectos de la pandemia de covid-19 que se comenzó a expandir en marzo de 2020, que hasta ahora ha dejado más de 10.400 muertos y alrededor de 379.000 contagios. A eso se suma la nueva amenaza de la variante ómicron, que ya está en el país, según fuentes médicas.
Tierra, techo, tortilla, trabajo y transparencia
Líderes de organizaciones campesinas también abogan porque el nuevo Gobierno que asumirá en 2022 vuelva su mirada al campo, y además ponga fin a la confrontación que persiste en algunos sectores del país entre campesinos y terratenientes, otro problema interno de vieja data que, incluso, ha dejado decenas de labriegos muertos.
En opinión del analista García Calderón, muchos de los problemas que enfrenta Honduras en lo económico y social se pueden resolver garantizándole a la gente «tierra, techo, tortilla, trabajo y transparencia», algo en lo que el país también tiene un alto déficit y no ignoran quienes serán Gobierno durante el periodo 2022-2026.
Si se aplicara lo que recomienda García Calderón para aliviar los problemas del país, quizá la mayoría de la gente del campo no buscaría las ciudades, en las que muchos campesinos no han encontrado el bienestar que se merecen, comenzando por un trabajo.
García Calderón enfatizó que en lo que respecta al trabajo, se deben abrir muchos, pero «con salarios dignos para que la gente pueda salir de la pobreza y se produzca un despegue de la clase media».
«Si vamos a tener gente pobre vendiendo charamuscas (helados en pequeñas bolsas de plástico), van a pasar 30 años y esa gente seguirá vendiendo charamuscas. Eso no es correcto, es detestable, debemos de darle las oportunidades con respecto a la vida», apostilló el analista.