Con el sector de la aviación devastado a nivel mundial, Boeing perdió US$3.004 millones.
Por EFE
El fabricante aeronáutico Boeing prácticamente cuadruplicó sus pérdidas durante el primer semestre de 2020 tras sumar el impacto de la pandemia de COVID-19 a la crisis de los 737 MAX, lo que ha llevado a sus directivos a moderar el ritmo de producción de aviones comerciales y anunciar recortes adicionales en la plantilla.
Con el sector de la aviación devastado a nivel mundial, Boeing perdió 3.004 millones de dólares (2.562 millones de euros) en la primera mitad de este año, un 278 % más respecto al mismo periodo de 2019; mientras que sus ventas cayeron casi el 26 %, hasta los 28.715 millones de dólares (24.496 millones de euros), según anunció este miércoles.
En el segundo trimestre de 2020, la compañía perdió 2.395 millones de dólares (2.039 millones de euros), lo que representa un 18,6 % menos en comparación con ese tramo del ejercicio previo, que fue el peor de su historia coincidiendo con la paralización de los aviones 737 MAX tras dos accidentes en Indonesia y Etiopía, con 346 fallecidos.
Los ingresos entre abril y junio descendieron un 25 % interanual, hasta 11.807 millones de dólares, y el flujo de caja operativo se redujo 5.300 millones por el menor volumen de entregas de aviones comerciales -solo entregó 20- y de servicios a sus clientes por el coronavirus y la suspensión de los 737 MAX, explicó la firma.
El negocio de Aviación Comercial tuvo una caída de las ventas del 65 % en este último trimestre (hasta 1.633 millones), resultando en pérdidas de 2.762 millones, al acumular los costes de paralizar las operaciones y mantener en tierra los 737 MAX.
Por su parte, el negocio de Servicios Globales tuvo un descenso en las ventas del 23 %, hasta 3.488 millones, resultando en pérdidas de 672 millones.
PRODUCCIÓN Y PLANTILLA
Boeing anunció este miércoles que ha decidido adaptarse a un «mercado más pequeño» recortando aún más su producción mensual de aviones comerciales 777, 777X y 787 durante el año 2021 y posponiendo hasta 2022 el incremento en la fabricación del 737 MAX que tenía planeado para el año que viene, tras reiniciarlo el pasado mayo.
También dejará de fabricar en 2022 el modelo 747, que comenzó a producir hace cinco décadas y contribuyó al estallido en los viajes globales.
«Desgraciadamente, el impacto prolongado de la COVID-19, que está causando más reducciones en nuestro ritmo de producción y una demanda más baja de servicios comerciales, significa que tendremos que reevaluar aún más el tamaño de nuestra plantilla», agregó el máximo ejecutivo, Dave Calhoun, en una carta a sus empleados a la que accedió Efe.
No concretó cifras, pero se sumarían al recorte de 16.000 empleados, el 10 % de su plantilla, a través de bajas voluntarias y despidos, como parte de un proceso de restructuración interna anunciado en abril para hacer frente al «fuerte golpe» que el coronavirus ha propiciado al sector, dependiente de la movilidad internacional y el turismo.
«Creemos que el sector se recuperará, pero actualmente estimamos que tomará unos tres años que los viajes vuelvan a estar en los niveles de 2019, y al sector le llevará unos años más aparte de eso volver a tendencias de crecimiento a largo plazo», explicó hoy el ejecutivo en una conferencia con analistas para comentar los resultados.
Calhoun señaló que la «recuperación en mercados clave como China y Europa» y la «mejora en EE.UU. desde su punto más bajo en abril» se está viendo afectada por el resurgimiento de casos de coronavirus y las consecuentes políticas de cuarentenas, por lo que en futuro «dependerá de los desarrollos respecto a la pandemia».
BÚSQUEDA DE ESTABILIDAD
Boeing está tomando «medidas agresivas» para preservar su liquidez desde hace meses y solo en mayo emitió 25.000 millones en deuda, su mayor monto hasta la fecha, por lo que no prevé buscar más financiación en los mercados de capital ni ayuda del Gobierno de EE.UU., según indicó.
La firma con sede en Chicago confía en tener «estabilidad» a corto plazo gracias a su actividad en servicios gubernamentales, defensa y programas especiales durante esta crisis, mientras además continúa colaborando con las autoridades para obtener la certificación que permita volar de nuevo con seguridad a los 737 MAX.
En ese sentido, su negocio de Defensa, Espacio y Seguridad se mantuvo relativamente estable, con unos ingresos de casi 6.600 millones (sin variación) y beneficios de 600 millones (un 38 % menos) gracias a contratos con las Fuerzas Armadas de EE.UU., principalmente.
Los resultados de la aeronáutica fueron peores de lo previsto por los analistas de Wall Street y las acciones de la compañía, que cotiza en el grupo del Dow Jones de Industriales caían un 3,20 % a media sesión. Desde el comienzo del año, ha perdido prácticamente la mitad de su valor bursátil.