Ya han pasado casi 3 meses desde que China reportó su primer caso de COVID-19 y la pandemia se esparció por todo el mundo.
Por Jorge García, Analista de la Unidad de Inteligencia de Mercados de AGEXPORT.
Las tendencias responden a distintos estímulos. En ocasiones son adoptadas lentamente, a lo largo de cambios en la cultura, mientras en otras ocurren por una masiva adopción causada por un fuerte estímulo externo. En un mundo dominado por enormes organizaciones que muchas veces se constituyen en reglas antiguas, un shock como el del COVID-19 puede generar grandes cambios en la forma que se opera la economía.
La gente elige en entornos familiares, rutinarios y seguros que les simplifican esa toma de decisiones, que muchas veces se vuelve automática. Pero la inestabilidad que ha traído el COVID-19 ha creado ambientes fuera de contexto, no familiares y sin predictibilidad. En este nuevo ambiente las empresas deben encontrar la forma de adaptarse para sobrevivir, porque la historia ha probado que incluso en la hostilidad de las crisis las empresas nuevas o innovadoras pueden prosperar.
Shock en el comportamiento de los consumidores
Ya han pasado casi 3 meses desde que China reportó su primer caso de COVID-19 y la pandemia se esparció por todo el mundo. En este tiempo, la economía de varios países ha sufrido diversas fases de parálisis, afectando los ingresos de las personas. Con la maquinaria productiva detenida, y la demanda lastrando por las medidas de cuarentena impuestas en todo el mundo, es innegable que el impacto económico será mayor cuanto más se prolongue la expansión del coronavirus.
En este tiempo la reacción natural de los consumidores ha sido abastecerse. Los hogares aumentan el porcentaje de gasto en alimentos, principalmente no perecederos, y los insumos de limpieza. Esto evidencia un cambio de hábitos en los consumidores: mayor preocupación por la limpieza y un intento de reducir su actividad fuera del hogar. Entre más avanzan las noticias del virus (no necesariamente el virus), más aumentan las compras con tickets mayores (es decir, mayor monto en cada compra) por lo que el alza en compras es proporcional al grado de preocupación por la situación actual.
Pero este “efecto búnker” como lo denomina Kantar, es insostenible en el largo plazo. Después del aprovisionamiento de las categorías más básicas de alimentación y limpieza, los consumidores pasan a productos que complementan lo esencial, inclusive llegando a darse algunos placeres en el confinamiento en casa.
Estos cambios en los hábitos de compra alimentan las nuevas tendencias del mañana, entre las que se identifican: