Detrás de los envíos monetarios de los guatemaltecos en el exterior hay un alto costo social, que las personas asumen y compensan con los ingresos que no percibirían en el país.
Por Prensa Libre
Las remesas están aportando más ingresos a las familias guatemaltecas que los empleos formales. Como ejemplo, durante el 2022, en promedio, los recursos que recibieron las familias equivalieron a 1.5 veces el monto promedio de los salarios locales y en algunos departamentos, la cifra subió a 8.4 veces.
De acuerdo con un estudio de la firma de ciencia de datos Cardinal, sobre la relación de los ingresos por remesas familiares en términos de la masa salarial de los cotizantes al Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS), el dinero enviado por los migrantes supera con creces lo que obtendrían si continuaran trabajando en sus lugares de origen.
Conceptualmente, estudiar la relación de los ingresos por remesas familiares en relación con la masa monetaria de los cotizantes del IGSS, permite dimensionar cuántos más ingresos reciben las familias de parte de sus migrantes, principalmente en Estados Unidos, que los generados por los empleos formales en el país, indicó el economista Fredy Gómez, director ejecutivo de la entidad.
Los datos principales son que mientras que la masa salarial del 1 millón 478 mil 400 cotizantes al Seguro Social sumaron en 2022 alrededor de Q92 mil 553.44 millones, la masa monetaria por remesas familiares fue de unos Q140 mil 712 millones (US$18 mil 40.3 millones).
Para estimar la masa monetaria salarial de los afiliados al IGSS, Cardinal tomó los datos disponibles a julio de 2022 y calculó la variación porcentual interanual a ese mes. El resultado de esa operación se sumó a la masa salarial registrada durante el 2021, explicó Gómez.
Y la relación de los ingresos por remesas respecto a la masa salarial se obtuvo tras dividir el monto de remesas registradas en 2022 entre el total de ingresos de los afiliados al seguro social proyectado para el año pasado, lo que dio como resultado la media nacional. Luego aplicó la misma fórmula para estimar el aporte del dinero enviado por los migrantes frente a los ingresos por empleo formal, pero por departamento.
Las cifras locales
“Lo que todos esperamos y que tuvo que haber pasado es que el empleo formal, que hoy se estima en alrededor del 30% del mercado laboral, hubiera ido ganando terreno en el tiempo, pero eso no pasó. A algunos departamentos nunca llegó la modernidad”, dijo Gómez, al señalar que, de acuerdo con los resultados del estudio, en Baja Verapaz las remesas aportan 8.4 veces más ingresos a los hogares que los salarios por empleos formales.
En Huehuetenango, la relación es de 6.4 veces; le siguen San Marcos, con 5.8 veces; Jutiapa, 5.5 veces; Chiquimula, 5.3; y El Progreso, 5 veces.
En Petén y Jalapa, la relación es de 4.7 veces; en Quiché, 4.6; Totonicapán, 4.4 veces; Santa Rosa, 3.8; en Alta Verapaz, 3.5; en Suchitepéquez y Sololá, 3 veces. En Escuintla, Sacatepéquez, Izabal, Retalhuleu, Chimaltenango, Zacapa, y Quetzaltenango, la relación se ubica entre 1 y 2.9 veces; mientras que en el departamento de Guatemala fue de 0.3 veces.
¿Fracaso de la política social?
“La aspiración del sistema económico de mercado es crear empleos formales, que permitan a las personas tener cobertura social y satisfacer sus necesidades; si uno escoge un sistema social privado es tema aparte”, dijo el ejecutivo.
Y a su criterio, los números indicados evidencian el fracaso de la política económica del empleo porque si bien, las remesas no forman parte del Producto Interno Bruto (PIB), es un factor determinante en la economía, pues el dinamismo del consumo se ha sostenido gracias a esos ingresos.
Para Luis Linares, analista de la Asociación de Investigación y Estudios Sociales (ASIES), precisamente una de las causas de la migración es el hecho de que los salarios que perciben los migrantes en el extranjero, les permite enviar dinero para ahorrar, invertir y comprar bienes inmuebles, aparte de lo que se destina al consumo o gastos familiares, frente a lo que ganarían en Guatemala.
“La evidencia está ahí, porque la diferencia entre lo que gana un migrante y alguien que trabaja aquí es enorme. Eso es lo que mantiene constante el flujo migratorio, pues la gente ve en la migración, la solución a los problemas de su vida. Atender los satisfactores en cuanto a educación, vivienda, seguridad social, salud, servicios no es posible con lo que se gana aquí”, afirmó.
El costo humano
El estudio “Detonantes de los flujos migratorios de la Niñez y Adolescencia en Centroamérica”, publicado por World Vision Guatemala (WV), también expuso que el 27% de las personas adultas entrevistadas reportó la pérdida de ingresos como principal razón para migrar; el 20.1%, para ganar más dinero y ayudar a la familia; el 15.4% mencionó que, pese a tener trabajo, sus ingresos no son suficientes; y el 12.9% manifestó como argumento “ganar dinero para pagar deudas”.
“El tema aquí es que la migración detrás de las remesas tiene costos; entre ellos, los riesgos para la vida y la integridad personal en el trayecto; lo que se deja atrás; el costo económico de la travesía; y el vacío a nivel familiar, entre otros. Entonces, si decido irme es porque es muy atractivo lo que me espera o es muy desesperante lo que vivo”, comentó Marvin Rabanales, especialista en Asuntos Migratorios y Justicia de WV.
El especialista agregó que una obligación del Estado es crear las condiciones para que los ciudadanos ejerzan sus derechos libremente y, en este caso, a migración es un derecho, pero no hacerlo también lo es.
“Vemos que la migración no se está ejerciendo libremente, sino que la gente se va, obligada por las necesidades, la miseria o la falta de una oferta social. Entonces, sí podemos decir que Guatemala ha fracasado a nivel de políticas sociales”, agregó.