Trump alega que el canal es controlado por China debido a que los puertos de Balboa y Cristóbal – dos de los cinco situados en torno al paso navegable – son operados por la hongkonesa CK Hutchison.
Por EFE
El presidente de Panamá, José Raúl Mulino, dijo este jueves que «sin duda alguna» su Gobierno negociará mejoras al contrato de concesión de dos puertos cercanos Canal que un consorcio liderado por el gestor de activos estadounidense BlackRock acordó comprar a la empresa hongkonesa CK Hutchison.
Mejorar las condiciones «será, en su momento, parte de la conversación. Tenemos que mejorar la posición de Panamá en lo que fue ese contrato hasta hoy y lo que tiene que ser la operación de esos dos importantes puertos a futuro», declaró Mulino durante su conferencia de prensa semanal.
Los puertos objeto de la transacción entre CK Hutchison y el consorcio conformado por BlackRock y TiL, el brazo portuario de la naviera Mediterranean Shipping Company (MSC), son Balboa, en la ribera del Pacífico, y Cristóbal (Atlántico), operados desde 1997 por la empresa Panama Ports Company (PPC), que desde 2015 pertenece al grupo hongkonés.
La cesión de la concesión de los puertos panameños forma parte de una operación global que incluye la venta por parte de CK Hutchison de más de 40 puertos en una veintena de país por cerca de 23.000 millones de dólares.
La operación sobre los puertos panameños está sujeta a la probación del Ejecutivo del país centroamericano, que ya ha solicitado a PPC toda la información para tal fin, confirmó Mulino, quien también ha pedido acelerar una auditoría a la empresa iniciada el pasado 20 de enero por la Contraloría de la Nación.
«Hasta que no salga el áudito estamos como manejando sin luces … el audito de la Contraloría y fiscal es fundamental para saber donde estamos parados como Nación frente a eso», afirmó.
Mulino sabía de las conversaciones de Hutchison con otros operadores
El presidente panameño reveló que sabía que Hutchison negociaba la cesión de la concesión de los dos puertos y que cuatro grandes operadores globales, entre ellos los del consorcio BlacRock-TiL, estaban interesados.
«Fue una transacción que si bien yo sabía que se estaba conversando, no tuve conocimiento sino hasta domingo o lunes de carnaval (pasado) del tamaño de transacción que cerraron vendiendo los puertos de Panamá y globalmente de Hutchison. Ese pedazo de la historia yo no la sabía ni nadie aquí en Panamá», aseguró.
Mulino dijo que, incluso, ya habló, en una fecha que no precisó, con los «cuatro CEO de las empresas que iban a participar» en la puja «y a todas» les dejó clara la determinación de su Gobierno de mejorar los términos del contrato de concesión de Balboa y Cristóbal.
El anuncio del acuerdo de compra-venta de los dos puertos tiene lugar cuando la Corte Suprema de Justicia (CSJ) analiza una demanda de inconstitucionalidad contra el contrato ley que ampara la concesión, firmado en 1997 y renovado de forma automática por igual término en junio de 2021 en medio de denuncias de supuesta corrupción y de condiciones desfavorables para el Estado panameño, que cuenta con el 10 % accionarial.
También en medio de la campaña de ataques del presidente estadounidense Donald Trump, que se ha propuesto recuperar la vía para EE.UU., que la construyó en el siglo pasado y la administró durante más de 80 años hasta entregarla al Estado panameño el 31 de diciembre de 1999.
Trump alega que el canal es controlado por China debido a que los puertos de Balboa y Cristóbal – dos de los cinco situados en torno al paso navegable – son operados por la hongkonesa CK Hutchison.
«Quisiera poder tener la respuesta», respondió Mulino al ser preguntado si la salida de Hutchison de la operación de los puertos aplacaría la presión de Trump.
Ante la retórica de Trump, el presidente Mulino ha sostenido que el canal «es panameño y lo seguirá siendo» ya que «es parte de la «historia de lucha y una conquista irreversible» de los panameños, y destacado que el negocio «no ha parado de crecer», especialmente tras la puesta en servicio en 2016 de una ampliación de la vía, que costó 5.500 millones de dólares.