Las autoridades de Panamá han comprendido la «importancia de la recuperación» de estos sitios arqueológicos dado su «gran potencial desde el punto de vista cultural y turístico».
Por EFE
La restauración de los fuertes San Jerónimo y San Lorenzo, además de la construcción de un centro de visitantes, son algunos de los proyectos en desarrollo para apuntalar «el gran potencial cultural y turístico» de las Fortificaciones de la Costa Caribe de Panamá, un sitio Patrimonio de la Humanidad desde 1980.
Estos fuertes, magníficos prototipos de la arquitectura militar de los siglos XVII y XVIII, se encuentran desde el 2012 en la Lista de Patrimonio Mundial en Peligro. El Ministerio de Cultura ejecuta un programa con fondos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para lograr el estado deseado de conservación.
Las fortificaciones son sometidas tanto a intervenciones de emergencia recomendadas por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) como a proyectos que buscan su sostenibilidad, explicó a EFE la directora ejecutiva y una de las fundadoras del Patronato de Portobelo y San Lorenzo, Nilda Quijano.
Las autoridades de Panamá han comprendido la «importancia de la recuperación» de estos sitios arqueológicos dado su «gran potencial desde el punto de vista cultural y turístico», valoró Quijano.
Las Fortificaciones de la Costa Caribe forman parte, junto al Sitio Arqueológico de Panamá Viejo y el Distrito Histórico de Panamá (Patrimonio Mundial desde 1997) y los caminos coloniales que los unen: el Camino de Cruces y el Camino Real, de la Ruta Colonial Transístmica de Panamá propuesta por el país para ingresar a la Lista del Patrimonio Mundial de la Unesco.
La iniciativas de la Ruta Colonial «definitivamente» demuestran la comprensión de este valor cultural y turístico por parte del Estado, dijo Quijano, quien recordó que el patronato que dirige está involucrado en este proyecto, que resalta el papel de Panamá en la historia del mundo desde su génesis.
LA RESTAURACIÓN Y CONSERVACIÓN
«El proyecto más grande que en este momento llevamos a cabo con el Ministerio de Cultura es la primera fase de la restauración del castillo de San Lorenzo Real de Chagres, cuya inversión está cerca de los 5 millones de dólares», dijo Quijano.
Este proyecto en San Lorenzo, una de las más antiguas fortalezas españolas en América y situada sobre un acantilado, se desarrolla desde 2020 en tres fases que comprenden trabajos de conservación en parte de los muros de la fortaleza, obras de emergencia orientadas a la consolidación de suelos y del baluarte norte y la habilitación de un museo en tres de las bóvedas de la fortaleza, entre otros.
En el lugar se pueden ver trabajos de apuntalamiento o instalación de vigas de madera con tornillos para sostener muros, que han sido sometidos a limpiezas especiales para que recuperen su color.
En los fuertes de San Jerónimo y de Santiago se hacen «trabajos de mantenimiento y consolidación» y este año están programados unos de «arriostramiento», colocación de vigas de madera para soporte, en el fuerte de San Fernando, relató la directora del patronato.
El proyecto de conservación de San Jerónimo incluye «consolidación de paredes de batería alta, de los muros del reducto, restauración del Polvorín y de la bóveda del reducto y la construcción de rompeolas para la protección de los estragos del mar», entre otros.
Quijano agregó que la restauración de la Aduana de Portobelo «está casi finalizada», mientras que ya están en manos del Ministerio de Cultura «todos los planos para que se puedan realizar las restauraciones de San Jerónimo, de San Fernando y los primeros estudios de actualización en Santiago», unos proyectos que deben someterse a licitación.
Además de la restauración, se está construyendo un Centro de Visitantes a unos 8 kilómetros de la entrada del fuerte San Lorenzo, un proyecto que debe estar listo para el próximo verano, es decir, a inicio de 2024, dijo Quijano.
«La combinación del patrimonio cultural con el natural que ofrecen tanto San Lorenzo como Portobelo es de gran valía para un desarrollo turístico sostenible», destacó Quijano.