A su juicio, Guatemala acaba de vivir «las elecciones más pacíficas» de su historia.
Por EFE
La misión electoral de la Organización de los Estados Americanos (OEA) avisó este viernes de que las acciones de la justicia en Guatemala, entre las que se incluye la suspensión del partido del presidente electo, Bernardo Arévalo de León, ponen en peligro «la estabilidad democrática» del país.
Así se pronunció el jefe de la misión electoral, Eladio Loizaga, durante una reunión del Consejo Permanente del organismo, ante el que presentó su informe preliminar sobre la segunda vuelta electoral en Guatemala del 20 de agosto y se pronunció sobre algunos de los acontecimientos recientes en el país.
«La Misión considera que el abuso de los instrumentos legales y uso de artilugios por parte de actores ajenos al proceso electoral sigue introduciendo un alto grado de incertidumbre en el proceso y pone en riesgo la estabilidad democrática del país, situación por demás preocupante», manifestó.
Loizaga, que fue ministro de Exteriores de Paraguay entre 2013 y 2018, afirmó que podrían considerarse incluso «abuso de autoridad» algunas de las acciones que ha tomado la justicia y el Ministerio Público (Fiscalía), acusado de haber emprendido una persecución penal contra el Movimiento Semilla desde la primera vuelta del 25 de julio.
Además, Loizaga expresó preocupación por la decisión el lunes del Registro de Ciudadanos del Tribunal Supremo Electoral de Guatemala de suspender el Movimiento Semilla, un dictamen sin precedentes.
Según reconoció el mismo Loizaga, las implicaciones de esa decisión «aún no son claras», aunque «diversos actores han insinuado que la intención es, precisamente, impedir la adjudicación de cargos a las autoridades electas», lo que constituiría un «rompimiento del orden constitucional y un quebranto de la voluntad ciudadana expresada contundentemente en las urnas».
Aparte de la suspensión del Movimiento Semilla, el Congreso de Guatemala el miércoles acordó no reconocer a la bancada de esa misma fuerza política, algo que en opinión de Loizaga «violenta las mínimas normas de convivencia democrática y del derecho parlamentario».
Ante al preocupación expresada por el jefe de la Misión, el canciller de Guatemala, Mario Búcaro, aseguró que el actual mandatario, Alejandro Giammattei, está comprometido con garantizar un «ordenado» proceso de traspaso de poder a Arévalo de León, que empezará el 4 de septiembre y culminará con la toma de posesión del nuevo presidente el 14 de enero de 2024.
En sus intervenciones ante el Consejo Permanente, Búcaro restó importancia a los recientes acontecimientos en Guatemala y criticó que la OEA convoque una reunión «cada vez» que ocurre algo en el país.
A su juicio, Guatemala acaba de vivir «las elecciones más pacíficas» de su historia.
Arévalo de León, cuya principal promesa es erradicar la corrupción del Estado, ganó la Presidencia para el periodo 2024-2028 en la segunda vuelta electoral del pasado 20 de agosto con 2,5 millones de votos a su favor y superando por 21 puntos porcentuales a su rival, la ex primera dama Sandra Torres Casanova, de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE).
Torres Casanova sigue sin reconocer su derrota y ha agitado el fantasma del fraude electoral, algo que rechaza de lleno la Misión de Observación Electoral de la OEA que estuvo presente durante el proceso.
Mientras la sesión de la OEA se desarrollaba dentro de su sede en Washington, fuera un pequeño grupo de guatemaltecos se manifestaba para pedir acciones contundentes a favor de la democracia.
Portando pancartas y haciendo sonar pitos, cada vez que uno de los embajadores ingresaba al edificio de la OEA, alguno de los manifestantes tomaba un megáfono para expresar sus demandas, como por ejemplo: «¡Esperamos una resolución firme para Guatemala!» o «¡La OEA tiene la responsabilidad de defender la democracia en nuestra nación!».
Asimismo, doce organizaciones defensoras de los derechos humanos, como la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA), emitieron este viernes un comunicado conjunto para pedir a la OEA un pronunciamiento «contundente» sobre la situación en Guatemala.