La permanencia de Nicaragua en la OEA estaba en duda desde que el organismo aprobó el proceso de aplicación de la Carta Democrática Interamericana.
Por EFE
El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, declaró este miércoles en Lima que el Gobierno de Nicaragua «definitivamente se ha distanciado» del organismo regional y que las dificultades para tratar temas políticos con el «régimen» de este país «han ido in crescendo».
«El régimen (nicaragüense) definitivamente se ha distanciado de la organización en este sentido y las dificultades para trabajar estos temas han ido ‘in crescendo'», afirmó Almagro en una rueda de prensa previa al inicio del quincuagésimo segundo periodo de sesiones de la Asamblea General de la OEA.
Almagro se refirió a la decisión anunciada en abril pasado por el Gobierno nicaragüense de retirar las credenciales de sus representantes ante la OEA y la «toma de la sede» de la organización en Managua como un «acto completamente violatorio de las inmunidades y privilegios que tenía esta sede conforme al derecho internacional y diplomático».
Insistió en que, tras los «temas administrativos» que prosiguieron estos hechos, «los contactos para abordar temas políticos no han sido posibles».
El secretario general de la OEA aseveró, sin embargo, que «obviamente el trabajo sigue, tanto en Naciones Unidas como dentro de la OEA».
«Muchos de estos trabajos están siendo focalizados en la liberación de los presos políticos y los temas humanitarios y de derechos humanos que hay en Nicaragua», apostilló.
Agregó que «las dinámicas de presión sobre el régimen se han mantenido» y que la comunidad internacional ha seguido «reforzando las denuncias y condena» al Gobierno.
En una declaración pública leída en abril por el canciller Denis Moncada, Nicaragua anunció el cierre de las oficinas de la OEA en Managua y ratificó su «invariable decisión de abandonar» la organización.
El Gobierno ya había anunciado su decisión de retirar al país de la OEA en noviembre de 2021, luego de que el organismo rechazara la legitimidad de las elecciones celebradas ese mes, en las que el presidente Daniel Ortega obtuvo una nueva reelección, con su esposa, Rosario Murillo, como vicepresidenta, y con siete de sus adversarios en prisión y dos en el exilio.
La permanencia de Nicaragua en la OEA estaba en duda desde que el organismo aprobó el proceso de aplicación de la Carta Democrática Interamericana por los señalamientos contra Ortega sobre violaciones a los derechos humanos en 2018, en el marco de las manifestaciones antigubernamentales que, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), dejaron 355 muertos.
Nicaragua, que vive una crisis sociopolítica desde 2018, pero acentuada desde las elecciones pasadas, podrá retirarse oficialmente de la OEA en noviembre de 2023, una vez que se cumplan dos años desde el anuncio de su decisión.