La cárcel para 20.000 privados de la libertad, según lo anunció en junio la presidenta hondureña, será construida en una zona remota.
Por EFE
Un pequeño grupo de indígenas hondureños de la etnia misquita protestaron este lunes frente a la Casa Presidencial de Tegucigalpa contra la construcción de una cárcel en las Islas del Cisne, un parque nacional marino en el Caribe, que prevé el Gobierno que preside Xiomara Castro.
«Nos sentimos amenazados, violentados nuestros derechos porque cuando se habla de desarrollar proyectos de cualquier índole, sea hidrocarburo, mineral, oxígeno, petróleo, sean cárceles, se debe hacer conforme a lo que rezan los convenios y tratados internacionales», dijo a EFE Modesto Morales, representante de la organización Mosquitia Asla Takanka (Masta) y defensor de derechos humanos y del medioambiente.
Agregó que Honduras es garante, firmante y ha ratificado tratados y convenios internacionales a favor del medioambiente, pero que ahora, con la cárcel que ha anunciado el Gobierno que construirá en Islas del Cisne para unos 2.000 privados de libertad de «alta peligrosidad», más otra en tierra firme, para 20.000, «no se hizo el debido proceso, que es la consulta libre previa» con los pueblos indígenas misquitos.
La etnia misquita hondureña vive en el departamento de Gracias a Dios, al este del país, fronterizo con Nicaragua.
«Masta rechaza enérgicamente la construcción de megacárcel», «Masta dice no a la cárcel en las Islas del Cisne Parque Nacional Marino», «Necesitamos fuentes de empleo y no cárceles» y «Necesitamos más medicamentos, no a cárcel en las Islas del Cisne», son algunos de los mensajes en mantas y pancartas que portaban los manifestantes, alrededor de una veintena.
La cárcel para 20.000 privados de la libertad, según lo anunció en junio la presidenta hondureña, será construida en una zona remota entre los departamentos de Olancho y Gracias a Dios.
Morales subrayó que las Islas del Cisne, «ahora amenazadas, son un patrimonio biológico y cultural, donde sobreviven especies marinas, aves y una ecología completa».
Agregó que mientras se habla de invertir cifras millonarias en las dos cárceles, en la Mosquitia se sufre de hambre, desnutrición, falta de trabajo, falta de educación, salud, infraestructura, desarrollo, agua potable, energía, y su gente vive sin espacios y sin oportunidades.
Morales también recordó que en la Mosquitia, como se le conoce al departamento de Gracias a Dios, hay 5.000 misquitos «lisiados en estado vegetal» por la pesca de langosta en las profundidades del mar, sin protección.
Señaló además que cuando la presidenta hondureña dijo en su momento que defendería el medioambiente, el saneamiento de la Biosfera del Río Plátano (patrimonio de la humanidad) y que se evitarían las invasiones de extraños y la tala ilegal del bosque, tuvieron la esperanza de que mejorarían las condiciones de vida de los misquitos.
Morales indicó que esta semana permanecerán en Tegucigalpa protestando ante las autoridades del Gobierno y la Corte Suprema de Justicia contra la construcción de las dos nuevas cárceles anunciadas por la presidenta hondureña.
Además, anunció que presentarán un recurso ante la Corte Suprema de Justicia en contra de las dos cárceles, y que si no obtienen una respuesta favorable, llevarán el caso a instancias internacionales.
Los misquitos se han sumado a otros sectores de Honduras, entre ambientalistas, defensores de derechos humanos, biólogos, universidades, incluso representantes de la comunidad internacional, que han expresado su rechazo a la construcción de una cárcel en el parque nacional marino de Islas del Cisne.