Más allá de la tecnología, la prevención sigue siendo un pilar clave en la seguridad bancaria.
Por Revista Summa
La digitalización del sector bancario ha transformado la manera en que las personas acceden a los servicios financieros. Sin embargo, este avance también ha expuesto a los bancos a mayores riesgos de ciberseguridad. Según un estudio de IBM, en 2024, el 46% de las filtraciones de datos en el sector financiero involucraron información personal de los clientes, mientras que el 51% de los incidentes fueron ataques maliciosos.
En Costa Rica, el sector bancario se enfrenta a un entorno digital cada vez más complejo, en el que las amenazas a la seguridad continúan evolucionando. Con el incremento de los servicios financieros en línea, las entidades bancarias han tenido que adaptar sus estrategias de protección ante riesgos como el acceso no autorizado a cuentas y el robo de datos.
Claves para una banca segura con tecnología y prevención
En 2024 el costo promedio de una filtración de datos en el sector financiero fue de US 3,22 millones de dólares, esto llevó a los bancos a fortalecer sus estrategias de seguridad. La autenticación multifactorial y la encriptación de datos se han convertido en herramientas esenciales para proteger el acceso a las cuentas y la información sensible. Además, el monitoreo impulsado por IA y automatización en tiempo real permite detectar actividades sospechosas y prevenir transacciones no autorizadas antes de que se concreten.
Más allá de la tecnología, la prevención sigue siendo un pilar clave en la seguridad bancaria. La educación en ciberseguridad ayuda a los usuarios a identificar intentos de fraude y adoptar buenas prácticas para proteger sus datos. La combinación de innovación y concienciación refuerza la confianza en el sistema financiero y reduce la exposición a amenazas digitales.
El rol de las personas en la protección de sus datos
Aunque las instituciones bancarias realizan esfuerzos considerables para blindar sus sistemas, el papel de los usuarios es igualmente esencial. Adoptar prácticas seguras, como el uso de contraseñas robustas y el monitoreo constante de las cuentas, contribuye significativamente a reducir el riesgo de ser víctima de ataques. Además, mantenerse informado sobre las últimas amenazas y sobre cómo protegerse frente a ellas es clave en un entorno tan dinámico como el de la ciberseguridad.
La prevención debe ser un esfuerzo conjunto entre las entidades bancarias, los usuarios y las plataformas tecnológicas. Solo a través de la colaboración y la educación continua se podrá garantizar una experiencia bancaria más segura y confiable.