El país también debe reducir las desigualdades en el área rural a través de la inversión en el sector agrícola, la innovación y el desarrollo de tecnología.
Por EFE
Unos 4,9 millones de personas sufren «inseguridad alimentaria» en Honduras, donde 1,5 millones están subalimentados y miles más no cuentan con los medios suficientes para acceder a una dieta saludable, lo que acarrea graves problemas de salud, alertó este jueves la FAO.
«Unos 4,9 millones de personas sufren de inseguridad alimentaria de moderada a leve» en Honduras luego de «sacrificar la calidad o la cantidad de alimentos que se consumen en el hogar», dijo en entrevista con EFE la representante de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en Tegucigalpa, Fátima Espinal.
A las consecuencias derivadas de la pandemia de la covid-19 en Honduras, que afectaron las cadenas agroalimentarias, se suman los efectos de la guerra en Ucrania y de la crisis climática, los que aumentaron los precios de fertilizantes y alimentos, y causaron efectos inevitables en la seguridad alimentaria, explicó.
“No podemos mirar a Honduras separada de lo que está pasando en el mundo. Hay que mirar a Honduras en el contexto de lo que pasa en el mundo”, enfatizó Espinal.
Aseguró que Honduras es uno de los países «más vulnerables» del mundo al cambio climático y en los últimos años está viviendo episodios de extremas sequías y lluvias más intensas que causan inundaciones.
PERSONAS SUBALIMENTADAS
Según el último informe del Estado de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición 2022 elaborado por la FAO, 1,5 millones de hondureños, lo que equivale al 15,3 % de la población, están subalimentados -personas que no consiguen alimentos suficientes para satisfacer las necesidades de energía alimentaria mínimas.
Espinal aseguró que las personas con menos recursos no tienen acceso a una dieta saludable, por lo que optan por comprar alimentos poco nutritivos, lo que pone en riesgo su salud por el aumento del sobrepeso o la escasa deficiencia de micronutrientes.
Honduras “no es un país rico, es un país con gente pobre”, donde «más del 70 %» de las personas vive en pobreza y más del 50 % en pobreza extrema, por lo que tienen “menos posibilidad de acceder a una dieta saludable”, subrayó.
Uno de cada siete niños en Honduras, añadió, «sufre desnutrición», por lo que el país debe promover una «dieta saludable y también mecanismos que puedan ayudar a recuperar prontamente el estado de desnutrición de las y los niños».
AGRICULTURA FAMILIAR
La representante de la FAO instó a las autoridades hondureñas a impulsar «la educación alimentaria y nutricional», y aseguró que los programas públicos de alimentación escolar son una estrategia idónea para atender a los niños desnutridos.
La FAO apoya a Honduras en la promoción de huertos escolares, como una herramienta pedagógica para incentivar a la infancia a consumir vegetales y frutas nutritivas.
En su opinión, la agricultura familiar es un «medio idóneo» para enfrentar la crisis de seguridad alimentaria que vive Honduras y «evitar los choques que sufren los más pobres» en el área rural, donde se registran los mayores niveles de pobreza.
«Tenemos que mirar e incentivar políticas específicas o diferenciadas para la agricultura familiar para que escalonadamente los agricultores familiares puedan transicionar de subsistencia y escalonar hacia encadenamiento de valor, que permitan mayor generación de ingresos y medios de vida más sólidos y resiliente para estas poblaciones», enfatizó.
Asimismo, señaló la necesidad de colaborar entre los Estados para impulsar la seguridad alimentaria y nutricional, y recordó que en la VII Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, celebrada en enero, los países acordaron retomar el plan de Seguridad Alimentaria, Nutrición y Erradicación del Hambre, Plan SAN-CELAC, que fue aprobado en el 2015.
Espinal considera importante promover “una producción climáticamente amigable que respete los recursos naturales y utilice innovaciones tecnológicas que no degraden los recursos naturales”.
Sostuvo que esas medidas pasan por reducir los pesticidas, hacer un uso racional del agua, utilizar semillas más resistentes o que requieran menos agua y la preservación de las cuencas hidrográficas, entre otras.