A juicio de Medrano, en 2024 El Salvador se juega «la institucionalidad democrática básica».
Por EFE
Las elecciones de 2024 serán la última oportunidad de que por la «vía electoral» se pueda marcar «un rumbo diferente que no sea la consolidación y el avance de la autoritarismo» en El Salvador, dijo en una entrevista con EFE la aspirante a la Vicepresidencia Celia Medrano.
Medrano, defensora de derechos humanos, forma junto a Luis Parada, aspirante a la Presidencia, una formula impulsada por la sociedad civil y que fue acogida por el partido de centro derecha Nuestro Tiempo (NI), a la espera de su ratificación.
En 2024, El Salvador realizará elecciones generales, en las que el presidente Nayib Bukele, que goza de una amplia popularidad, buscará la reelección inmediata, pese a los señalamientos de que es inconstitucional, argumento que él mismo sostuvo en el pasado.
«Nuestro Tiempo, como partido político, como las organizaciones de sociedad civil que están empujando esta propuesta, tenemos muy claro de que quizás sea la última vez que por la vía electoral sea posible marcar un rumbo diferente que no sea la consolidación y el avance del autoritarismo», señaló Medrano.
Indicó que el Tribunal Supremo Electoral «tiene un gran reto de que realmente pueda jugar un papel como árbitro independiente» y que sufre presiones para que sea «un ente que únicamente, al igual que la Asamblea Legislativa, obedezca a los dictados emanados desde Casa Presidencial».
Lamentó que «solo eso es un punto que obliga a cualquier actor político y a cualquier ciudadano a pensar si valdrá la pena» votar o presentar candidatura «si las reglas del juego las cambian a cada momento».
Señaló que un ejemplo de este cambio de reglas se dio con la propuesta de Bukele de reducir el número de diputados y concejos municipales de cara a las elecciones, iniciativas que fueron avaladas por el Congreso, de amplía mayoría oficialista.
Diversos analistas han señalado que esta es una medida que obedece a un «cálculo electoral» para concentrar el poder en el oficialismo y evitar perder en determinados territorios.
Al ser preguntada si su postulación sería considera o no una legitimación de la previsible candidatura de Bukele, señalada de inconstitucional, indicó que lo «ilegal es la aspiración de reelección presidencial».
«La conclusión mía y la de otros sectores que se están sumando a este esfuerzo ha sido de que lo ilegítimo, lo inconstitucional, lo ilegal es la aspiración de reelección presidencial, no el evento electoral», subrayó Medrano, quien también fue candidata a ocupar la Secretaría Ejecutiva de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
Remarcó que está «convencida que quizás nos estamos jugando la última oportunidad de hacer valer la voz de la población que no está de acuerdo» con el Gobierno de Bukele y que «todavía tiene la noción de que lo que nos está pasando no es correcto y a través de su voto puede cambiar».
A juicio de Medrano, en 2024 El Salvador se juega «la institucionalidad democrática básica», por lo que «no vale pelearnos entre sectores que cuestionan el avance de la autoritarismo» y que coinciden que hay «un avance de un estilo de gobernanza autoritario en camino recto y acelerado a la vivencia de una dictadura».
Indicó que la pérdida de las instituciones independientes puede llevar a que no haya un control de la ciudadanía a las acciones del Estado que permita «incidir en la toma de decisiones» en temas como salud, educación y seguridad alimentaria.
«La mayoría de población reciente el alto costo de la vida actualmente y la mayoría de la población reciente de que no puede tener certeza de que el alivio actual que se vive en algunas comunidades aparentemente por la disminución del control territorial de grupos vinculados con criminalidad sea permanente», indicó.
Medrano no descarta que se busque bloquear su candidatura y la de Parada, un abogado que representó a El Salvador en un litigio internacional ante la empresa minera Pacific Rim y que también renunció a su rango militar tras la entrada de Bukele escoltado por policías y soldados armados al Congreso en febrero de 2020.
Apuntó que las «reacciones para atacar esta formula» pueden trascender a «agresiones de carácter legal y penal con el objetivo exclusivo de frustrar una posible opción para la ciudadanía que considera que esta es una opción por la cual votaría».
Indicó que está en la «cancha» de otros partidos la opción de sumarse al movimiento de sociedad civil que respalda su candidatura.
«Yo respondo a la agenda de movimientos sociales que Nuestro Tiempo abraza en este momento», subrayó y agregó que está a favor que se amplíe el espectro de participantes.
De cara a la campaña electoral dijo que poseen «una agenda mínima» de propuestas «construida de manera colectiva» en relación al respeto de los derechos humanos, de la diversidad de diferentes actores y la capacidad de construir propuestas basadas en datos e información.
Medrano fue directora de Gestión Humanitaria y Derechos Humanos de la Cancillería (2012-2014), cónsul general de El Salvador en Washington (2020-2012), directora de regional de programas de la organización humanitaria Cristosal, además posee un posgrado en Derechos Humanos y Educación para la Paz.