Asegurar el suministro de electricidad, proteger la salud de su personal y establecer una estrategia para garantizar la sustentabilidad financiera y operativa del sector, son algunos de los desafíos que las empresas eléctricas tendrán que superar en los próximos meses.
Por Revista Summa
Nos encontramos en medio de una crisis sanitaria, provocada por el Covid-19, nunca antes vista por nuestra generación. Con gran parte de la población mundial confinada en sus hogares, la energía eléctrica se convierte en un servicio esencial para la sociedad y la economía. Gracias a este servicio, hoy no solo podemos desarrollar actividades de teletrabajo, educación en línea y entretenimiento a través de diferentes dispositivos electrónicos, sino que también logramos garantizar que los hospitales operen respiradores y otros equipos médicos esenciales para la recuperación de los pacientes afectados por la pandemia.
Para hacerle frente a esta situación, los gobiernos tanto en Latinoamérica como en el resto del mundo, han planteado diferentes estrategias para garantizar el suministro de energía a toda la población. Las empresas eléctricas, a su vez, han aprobado diferentes medidas y planes destinados a mitigar el impacto financiero en sus organizaciones que está teniendo la reducción de la actividad económica.
Estas nuevas iniciativas representan un gran reto para estas empresas, quienes en menos de dos meses han tenido que garantizar la reconexión de electricidad a los hogares morosos, congelar los pagos para los sectores de la población de menores ingresos, realizar descuentos, crear métodos de pago alternativos y ampliar su red de distribución a las zonas vulnerables, con el objetivo de asegurar el suministro del servicio y garantizar el bienestar de la población.
“A medida que avanza la crisis, las empresas de energía no sólo afrontan nuevos retos para garantizar la seguridad de los trabajadores esenciales para la operación y mantenimiento del sistema eléctrico, sino que también enfrentan la obligación de asegurar la prestación del servicio a la población, y establecer una estrategia para garantizar la sustentabilidad financiera y operativa del sector, considerando las pérdidas de ingresos por la disminución de la demanda y los retrasos o la falta de pagos por provisión del servicio; en países como Argentina, por ejemplo el recaudo de estas empresas ha caído en más de un 30%. El monto de las pérdidas dependerá fundamentalmente de las medidas adoptadas por cada país y de la caída de la demanda eléctrica. La clave para superar esos retos se encuentra en el uso de tecnología” explica Jesús Sánchez, Vicepresidente de Mercadeo de Open, compañía desarrolladora de software especializado para empresas de servicios públicos y de telecomunicaciones.
La respuesta a cada una de estas necesidades ha requerido de enormes esfuerzos por parte de las compañías eléctricas; una buena parte de dichos esfuerzos obedece a que los sistemas que tienen las empresas funcionan, pero han sido diseñados para atender los requerimientos de un negocio enmarcado en una regulación estática. “Para las compañías eléctricas del futuro, tener un sistema de facturación altamente flexible será la clave para poder responder a cambios derivados de este tipo de eventos jamás pensados.” afirma Sánchez.
Po otra parte, contar con un software especializado permite a las compañías de energía afianzar sus canales de atención virtuales para descongestionar sus puntos de atención al público y garantizar el cumplimiento de una de las principales medidas para prevenir el COVID -19: el distanciamiento social.
Sáncez menciona que “el uso de portales de autogestión es una buena respuesta, el problema es que la mayoría de ellos corresponde a desarrollos a la medida conectados a través de interfaces con el sistema de clientes para operaciones básicas. La necesidad de entregar a los clientes una experiencia superior y relevante, fundamentada en procesos de omnicanalidad que permitan gestionar el servicio a sus clientes de forma eficiente, independiente de la plataforma de comunicación que ellos elijan, es un reto mayúsculo pues implicaría tener automáticamente sincronizados los sistemas que soportan los procesos de los clientes”
Y continúa “La solución a la que deberían apuntar debe ser aquella que permita tener integrados en un solo sistema las funciones de Gestión Integrada de Clientes (CIS), Gestión de fuerza del trabajo (MWM) y Gestión de datos de medición (MDM) para tener una visión integral y actualizada de todos los procesos del cliente, sin importar por cual canal iniciaron dichos trámites, logrando también de manera considerable, reducir el costo de propiedad (TCO) de tener muchos sistemas integrados”
Otro punto que la pandemia ha permitido visibilizar, es la necesidad de transformar a futuro el proceso de medición y toma de lecturas de las empresas de energía. Sánchez explica que “cada salida de la fuerza de trabajo de campo pone en riesgo la salud del personal; por esta razón, los proveedores de agua deben minimizar las tareas en terreno, tales como la toma de lecturas, incorporando medidas como la adopción de la medición inteligente, la cual consiste en la incorporación de dispositivos de medición que realizan automáticamente la lectura de los consumos del inmueble en intervalos de 5 a 15 minutos y la transmisión de dichos datos a través de redes de telecomunicaciones especiales para este fin”
Y agrega que “si estas empresas cuentan con infraestructuras de medición inteligente, estos datos pueden ser procesados directamente por soluciones holísticas, al igual que la gestión de eventos y control de estos dispositivos, con lo cual se reduce la necesidad de desplazar la fuerza de trabajo a los predios del cliente.” afirma Sánchez.
El sector eléctrico ha demostrado ser crucial en esta crisis, la cual ha hecho evidente que los desafíos de la industria van más allá de asuntos relacionados con la infraestructura y abordan temas relacionados con el núcleo de la operación técnica y comercial de estas organizaciones. Contar con soluciones tecnológicas de última generación es un factor diferencial a la hora de gestionar los retos actuales y futuros y contribuye a la contención y superación de la pandemia, al ser eje fundamental para la transformación energética y reactivación económica de nuestra sociedad.