Con este proyecto se brinda asistencia humanitaria y se recopila información sobre el flujo migratorio.
Por EFE
La colaboración entre diferentes organizaciones no gubernamentales permite realizar acciones de asistencia humanitaria a migrantes en tránsito que pasan por El Salvador en su camino hacia el norte del continente, en su mayoría a Estados Unidos.
En El Salvador se implementa, entre otros, un proyecto impulsado por Oxfam y financiado por la Dirección General de Ayuda Humanitaria de La Unión Europea (DG ECHO, por sus siglas en inglés). Además, son parte las entidades no gubernamentales PROVIDA y Fundación Campo.
Con este proyecto se brinda asistencia humanitaria y se recopila información sobre el flujo migratorio, unos datos alojados en el Observatorio de Migración Forzada con el fin de fortalecer y capacitar a todas las redes, organismos y agencias que forman el mecanismo de respuesta, atención y protección.
Gersón Ramírez, un joven miembro de Fundación Campo, formó parte de un equipo de cuatro personas que entrevistó a migrantes en tránsito con el objetivo de conocer las razones por las que decidieron migrar.
«Logramos identificar una afluencia bastante considerable de migrantes del sur y centro de América», explicó a EFE, una migración empujada por la pobreza, la desigualdad, las situaciones políticas de los países y la delincuencia.
Durante 2023, en los puntos de monitoreo de El Salvador se han registrado a más de 6.400 personas migrantes en tránsito o retornadas, de acuerdo con datos del Observatorio de Migración Forzada.
El Salvador, refugio y paso de migrantes
En el departamento de La Unión, a unos 207 kilómetros de San Salvador, se encuentra un muelle en el que desembarcan lanchas que transportan sobre todo a nicaragüenses y hondureños que suelen abastecerse de alimentos y otros insumos en suelo salvadoreño, para luego regresar a su país.
Pero estas embarcaciones son también utilizadas por nacionales de los países vecinos en su viaje migratorio hacia el norte.
Melvin, un conductor de lancha que trabaja en el transporte fluvial desde hace unos nueve años, comentó a EFE que algunos de estos ciudadanos eligen buscar un empleo temporal en La Unión para «ahorrar un par de pesitos» y luego continuar su viaje.
En algunas ocasiones, dice, le ha tocado también transportar en su lancha a migrantes para luego, ya en tierra firme, llevarlos hasta una terminal de autobuses para que «continúen su recorrido».
Algunos de esos migrantes reciben asistencia médica, alimentación y estadía en el Centro de Atención a Personas Migrantes en La Unión, un «espacio de esperanza» con capacidad para unas 250 personas.
Karla Portillo, administradora del lugar, explicó a EFE que el centro «funciona con base a una red con la que trabajamos en conjunto y en beneficio de las personas migrantes, entre la municipalidad y con el apoyo de la OIM (Organización Internacional para las Migraciones) y cooperantes».
Derecho a migrar
La frontera El Amatillo, ubicada en el municipio de Pasaquina en La Unión, conecta a El Salvador con Honduras, y es uno de los pasos utilizados por los migrantes centroamericanos, especialmente nicaragüenses y hondureños, en su ruta migratoria.
Prudencio Ramírez, de la Policía Nacional Civil (PNC), reconoce a EFE que «todas las personas tienen derecho a migrar», pero «muchos de ellos toman decisiones equivocadas y por eso sufren situaciones lamentables», dijo.
El paso por el lugar para centroamericanos es totalmente libre, explica, «porque con solo el pasaporte o el documento de identidad estas personas pasan», pero apuntó que migrantes colombianos o venezolanos «optan por puntos ciegos para evitar cruzar la frontera porque no llevan su documentación legal».
El trabajo de la Policía en esta frontera «no es detener a ningún migrante», pero «cuando identificamos que hay alguien que los va dirigiendo, en el caso de los grupos grandes, ahí sí procedemos (a capturar), por posible tráfico de personas y se activa un protocolo para brindarles asistencia humanitaria», advierte.
Lo anterior es posible «gracias a un trabajo articulado entre organizaciones» y «lo que hacemos es que usamos un espacio para atenderles, proveerles de alimentación y un chequeo médico, independientemente de la nacionalidad», subraya el agente.