El coronavirus ha hecho que podamos reconstruir desde cero la educación.
Por Revista Summa
El coronavirus ha llegado para cambiar las reglas y, en consecuencia, la concepción que tenemos del mundo y su futuro. En el caso de la educación, Freddy Vega, CEO de Platzi, comentó que después de este evento es probable que cambie la forma de aprender y se abracen nuevos métodos de enseñanza, como el aprendizaje online.
Vega señala que en Latinoamérica solo el 12% de la población en edad o condiciones de ir a la universidad lo logra y, por el contrario, el 88% no puede o no tiene acceso; por ello, los cambios que ha forzado el coronavirus son una gran oportunidad para que ese 88% viva una nueva experiencia educativa.
Ante tal panorama, Platzi comparte algunos aspectos que los profesores pueden aprender de la enseñanza online para transformar su modelo educativo en uno que sea más efectivo y revolucionario:
1. No todo es tecnología
En un mundo perfecto lo ideal sería que tanto alumnos como profesores contaran con elementos básicos como una buena cámara web, un buen micrófono, buena iluminación y una conexión estable; sin embargo la solución, incluso en la educación online, sigue siendo humana.
“Hoy en día tratamos de adaptar la educación tradicional a la online y eso no se va a conseguir al adquirir o invertir en las mejores tecnologías”, señaló el CEO de la plataforma.
Incluso impartir clases por WhatsApp revela que la tecnología de punta no lo es todo en la educación online, sino el ingenio combinado con el saber: “Existen profesores que se las han ingeniado impartiendo clases a través de esta app; ya sea con intercambio de fotos o mensajes de voz, y para los estudiantes eso puede ser mucho más divertido y accesible”, agregó.
2. Aceptar las diferencias
Los profesores tienen que adaptarse y abrazar las diferencias. Vega considera que es probable que muchos profesores batallen para incorporar los cambios en la educación o para entender que algunas reglas han cambiado; sin embargo, cuanto antes se procese esta situación, mejor para todos. Por ello, señaló un punto importante: “Los profesores no pueden asumir que tienen toda la atención de los estudiantes, pues habrá algunos que sólo atiendan a la clase 10 o 15 minutos. Hoy los alumnos tienen horarios y ritmos distintos porque ya no están dos horas en un salón”, dijo.
3. Las conversaciones son más importantes que las cátedras rígidas
El secreto de una buena clase es que se sienta como una plática y se cree una sensación de comunidad entre los participantes, en donde se compartan y debatan ideas y puntos de vista; por ello es necesario lograr que la clase sea concreta, asertiva y efectiva. Aunado a lo anterior, Freddy, sugirió a los profesores asegurarse de que todos participen, incluso los más introvertidos, pues ellos pueden serlo aún más con las clases online. “Esto es fundamental para generar seguridad psicológica en el equipo”, señaló.
4. No se puede ser siempre tradicional
El cliché de los profesores catedráticos que llaman a lista, que piden a los alumnos vestir uniforme o exigen cantidades masivas de tarea, solo demuestra la poca preparación de un profesor ante la nueva realidad. Esta personalidad no es válida en el mundo online, pero sí la de los profesores mentores: aquellos que se aseguran de dar retroalimentación a sus alumnos y conversar con ellos. Hoy en día -y sobre todo en estas circunstancias- es lo que más necesitan los estudiantes.
5. Mantener la confianza
Vega señaló que hay que eliminar la desconfianza por defecto. Los profesores no pueden desconfiar por siempre de los estudiantes o de las plataformas, deben dejar ir el micromanejo o micromanagement y adoptar hoy una nueva actitud.
“Habrá países y profesores que vivirán esto y actuarán en consecuencia: usarán este momento para cambiar y, con ello, salir adelante en el futuro. Quizá en un principio haya ciertas reticencias; sin embargo, ahora tenemos una oportunidad única: la pandemia hace que las reglas no existan, hace que podamos reconstruir la educación”, concluyó Vega.