El sector turístico ha sido uno de los más golpeados por la pandemia, aún así sigue dando la lucha para resurgir.
POR Luis Solís /@Luis_Summa
Medidas de confinamiento, fronteras cerradas, vuelos suspendidos y nuevos protocolos sanitarios para los negocios que puedan operar, son algunos de los obstáculos que enfrenta la industria de viajes y placer. Todos los países del Istmo están lidiando con una “temporada cero” (sin turistas y sin ingresos), la mayor pesadilla imaginable, pero la resiliencia de los operadores centroamericanos y panameños se está haciendo sentir y trabajan en planes para la recuperación.
Luis Rey, presidente de la Cámara de Turismo de Guatemala (Camtur), sostiene que un 92% de las empresas del sector han tenido que cerrar. Las ayudas estatales que se han girado resultan insuficientes, aparte de que muchas han quedado al margen y viven momentos críticos, en especial las mipymes. La gremial se ha encargado de acercar a los afiliados con tanques de pensamiento y representantes del Gobierno para encontrar soluciones, incluida la creación de un fondo de garantías.
“Las mayores beneficiadas van a ser las pequeñas empresas, que podrán salir adelante con algunas deudas y pagar sueldos. Hay que considerar que estamos preparados para abrir cuando el Gobierno nos brinde la luz verde”, sostiene.
La primera etapa para la recuperación del turismo guatemalteco será incentivar el turismo interno, el cual representa más del 50%.
«El turismo nacional será la clave para el sostén del sector en el corto plazo, sin embargo, la recuperación será gradual en el mediano y largo plazo con la apertura de las fronteras y el inicio de los vuelos comerciales en la región y en el mundo. Definitivamente, Guatemala iniciará con el turismo interno y para esto se está trabajando en una campa- ña de motivación y una serie de paquetes especiales para promocionar y ofrecer los tours organizados de manera conjunta con el sector privado», detalla Mynor Cordón, director general del Instituto Guatemalteco de Turismo.
Un nuevo comienzo
El Salvador anuncia estar listo para reanudar operaciones, en un marco muy distinto. “Somos el primer país de la región en contar con protocolos de bioseguridad en todos los rubros del sector turismo para atender a veraneantes”, declaró en una sesión informativa Morena Valdez, la ministra de Turismo. Según indica, su estrategia también se enfocará inicialmente en el turismo interno, no obstante y conforme a proyecciones de la Organización Mundial del Turismo (OMT), tomará de uno a dos años recobrar el dinamismo que tenía la industria antes de la pandemia, la primera que fue afectada y la última en reabrir.
En el caso hondureño, el turismo es el cuarto rubro en importancia, generador de US$600 millones al año. La Asociación de Pequeños y Medianos Hoteles de Honduras (HOPEH) y los empresarios del ramo también trabajan en el diseño e implementación de protocolos de bioseguridad y ejecutan extensas jornadas de capacitación para el personal de servicio. Adicionalmente, han readecuado sus instalaciones para recibir a los clientes en el momento que se les per- mita, con el aval de la Cámara Nacional de Turismo (Canaturh) y la Secretaría de Turismo.
“Estamos desarrollando un plan integral que prepare a la industria para la nueva realidad en el turismo, con procesos validados y verificados ya que no tenemos espacio para equivocaciones”, comenta Epimenondas Marinakys, presidente de la Canaturh.
Asimismo, propicia la creación de la Alianza Triángulo Turístico Centroamericano, en conjunto con Guatemala y El Salvador, orientada a estructurar una oferta integral y gestionar medidas de alivio financiero con organismos internacionales.
Herida tras herida
En el caso de Nicaragua, el problema de la pandemia llegó cuando el sector apenas empezaba a recuperarse de la crisis socio-política. Si bien las autoridades no han restringido el movimiento como en los demás países del área, el sector optó por un “autoconfinamiento responsable”, dada la emergencia sanitaria.
“Tenemos muchas empresas trabajando al mínimo para poder existir. Un 70% de los restaurantes y establecimientos de comida están cerrados y los rent-a-car tuvieron que darle un giro a su negocio, optan- do por meterse en el leasing de autos, por ejemplo. En general, el sector se ha tenido que reinventar para seguir adelante, en especial porque a diferencia de otros países del área no hemos recibido ninguna ayuda de par- te del Gobierno”, sostiene Lucy Valenti, presidenta de la Cámara Nacional de Turismo de Nicaragua.
La líder apunta que la recuperación del sector puede tardar unos 5 años y que para Nicaragua es vital el turismo regional, por lo que espera que pronto se puedan abrir las fronteras. “Para nadie es un secreto que nuestra mayor fuente de ingresos proviene de quienes nos visitan de Centroamérica y es- tamos deseosos de hacer una estrategia conjunta que nos beneficie a todos”, argumenta.
La pandemia también vino a darle otro puntillazo al turismo panameño, inmerso en dificultades desde el 2015, reflejadas en una caída promedio del 3% anual en la entrada de visitantes y baja ocupación hotelera, que en el primer trimestre de este 2020 fue de apenas un 39%. “Somos un sector que aporta cerca de US$4.000 millones del Producto Interior Bruto (PIB) y ahora uno de los más golpeados por la situación del COVID-19. Ya estamos registrando pérdidas por unos US$12 millones y en el ámbito hotelero hay alrededor de 60.000 contratos suspendidos, ya que desde marzo se vieron obligados a cerrar sus puertas. Es uno de los segmentos más afectados, si no el que más, junto con las agencias de viajes, los turoperadores y los organizadores de convenciones”, manifiesta Ernesto Orillac, presidente de la Cámara Nacional de Turismo (Camtur).
El ente calcula que la recuperación tomará al menos dos años y que se necesitarán unos US$120 millones para empezar a organizar la reapertura.
Hoja de ruta
La estrategia de Costa Rica, que ha sido un cotizado destino internacional, contempla tres ejes claves: apertura de vuelos internacionales de manera gradual y segura, implementación de herramientas para aliviar los problemas financieros de las empresas del sector y propiciar acciones de reactivación económica. Esto siempre con los más altos estándares de seguridad sanitaria y en diálogo constante con las autoridades de salud.
“A corto plazo, queremos implementar un plan agresivo para brindar subsidios no reembolsables a las empresas turísticas para que paguen sus obligaciones más apremiantes. Además, estamos ideando una herramienta para que el ICT pueda crear un fondo de avales que dé a los bancos la certeza que necesitan para que accedan a dar créditos”, puntualiza Alberto López, gerente general del Instituto Costarricense de Turismo (ICT). Si bien el turismo nacional es el punto de partida para la reactivación, López fue enfático que este jamás podrá sustituir a lo que se percibe por el turismo internacional. “En promedio, el extranjero se hospeda 13 no- ches, gasta US$1.300 en el viaje y visita más de cinco zonas turísticas; mientras, el nacional se hospeda dos noches, visita solo una zona turística y el gasto ron- da los US$100”, sentencia.
Para el especialista es alentador que varias compañías aéreas ya se han acercado para manifestar su deseo de volver a volar a Costa Rica y preparan una nueva campaña publicitaria que se lanzará a nivel internacional para cautivar a quienes estén dispuestos a retomar la aventura y el placer de viajar.
Llamado a un reinicio responsable
A paso lento y de forma gradual, se han ido levantando las restricciones de viaje en un número creciente de países, mientras la Organización Mundial del Turismo (OMT) apela a la responsabilidad, la seguridad y la protección de las personas para acompañar el proceso. Después de meses de interrupciones sin precedentes, el Barómetro del Turismo Mundial de la OMT anuncia el reinicio de actividades en destinos del hemisferio norte, especialmente, aunque sigue siendo uno de los sectores más afectados. Asimismo, reitera su llamamiento a los gobiernos y las organizaciones internacionales para que asuman un “compromiso creíble” en apoyo al turismo, un salvavidas para millones de personas y columna vertebral de muchas economías. La consigna: proteger los empleos y las empresas.
Entre las medidas introducidas destacan la creación de corredores de viaje y la mejora de los protocolos de seguridad e higiene a todo nivel.