La desaceleración en el crecimiento de jugadores en mercados maduros obliga a la industria a buscar nuevas formas de monetización a través de métodos de pago más flexibles y personalizados.
Por Revista Summa
La industria global de los videojuegos alcanzará los US$188,9 mil millones en 2025, según el informe Unlocking Games Revenue: Player Behavior and Payment Trends in the West elaborado por Newzoo y Tebex. Aunque Norteamérica y Europa concentrarán el 46% del gasto, el crecimiento de jugadores en esas regiones comienza a desacelerarse, lo que abre una ventana estratégica para mercados emergentes como Latinoamérica, donde la base de jugadores sigue en expansión y la digitalización de pagos avanza con fuerza.
En América Latina, los videojuegos representan una de las industrias de entretenimiento de mayor dinamismo, impulsada por una población joven, la penetración creciente de smartphones y el auge del gaming móvil. A diferencia de los mercados maduros, en la región todavía existe espacio para sumar nuevos jugadores y convertirlos en pagadores, lo que genera un escenario atractivo para estudios, publishers y plataformas de pago que buscan diversificar sus ingresos.
La clave estará en los métodos de pago alternativos. Si bien las tarjetas y billeteras digitales son relevantes, la región muestra un creciente interés por opciones como Buy Now, Pay Later (BNPL), pagos en efectivo digitalizados y criptomonedas, que amplían el acceso a compras de mayor valor en expansiones, suscripciones o monedas virtuales. Esto cobra especial importancia en un contexto donde gran parte de los gamers latinoamericanos todavía enfrenta limitaciones de acceso a la banca tradicional.
En este sentido, Latinoamérica se perfila como un mercado con doble potencial: por un lado, la incorporación de nuevos jugadores; por el otro, la adopción de soluciones de pago más flexibles e inclusivas que podrían elevar el gasto promedio por transacción, siguiendo la tendencia que ya se observa en otras regiones.
Seguridad, flexibilidad y cercanía
Si bien el informe se centra en Occidente, también esboza a mercados emergentes, como América Latina, donde la adopción de métodos de pago alternativos responde a dinámicas distintas. El estudio resalta la expansión de sistemas locales como Pix en Brasil, que se ha convertido en una herramienta fundamental para las transacciones digitales, al margen de la limitada penetración de las redes internacionales de tarjetas.
Esta preferencia por opciones de pago localizadas responde a la necesidad de flexibilidad, seguridad y cercanía, elementos que, según los analistas, son claves para ampliar la base de usuarios y fortalecer la fidelización en una región que crece a tasas superiores al promedio mundial.
Evolución en los hábitos de consumo
La monetización a través de pagos no es un asunto menor: representa la base de la sostenibilidad de los estudios y plataformas. Modelos como las microtransacciones, que ya aportan casi la mitad de los ingresos en PC y un tercio en consolas en Europa, dependen cada vez más de una experiencia de pago fluida, segura y adaptada al jugador.
Los cambios en los hábitos de consumo también han sido identificados por las compañías tecnológicas. “En Acer observamos que el ecosistema gamer no solo evoluciona en términos de hardware o títulos, sino también en cómo los jugadores deciden invertir en su experiencia digital. La flexibilidad de pago es parte de la innovación: desde billeteras digitales hasta opciones como BNPL, estos modelos están impulsando nuevas formas de engagement y fidelidad en la comunidad”, señaló Nigel Pallete, gerente de Ventas para Centroamérica y Caribe de ACER.
En definitiva, el informe de Newzoo y Tebex destaca que el verdadero valor de la monetización en los videojuegos no radica únicamente en atraer más jugadores, sino en entender profundamente sus motivaciones y ofrecerles opciones de pago que se alineen con ellas. En todos los mercados emerge una misma exigencia: modelos de pago más transparentes, fluidos y personalizados que fortalezcan la relación entre los jugadores y los mundos virtuales que habitan.