Se gastan 135.000 millones de dólares anuales en la conservación de la biodiversidad, dejando «una brecha de financiación de biodiversidad».
Por EFE
Frenar la pérdida de biodiversidad y salvaguardar la vida en la Tierra requiere un «cambio transformador» urgente de cómo las personas ven e interactúan con el mundo natural, advirtió la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES).
Esa advertencia es el eje central del «Informe sobre el cambio transformador», una evaluación publicada este miércoles tras ser aprobada el pasado lunes en la capital de Namibia, Windhoek, por el plenario de la IPBES, compuesto por sus 147 gobiernos miembros.
El informe, elaborado durante tres años por más de 100 expertos de 42 países, define el cambio transformador como cambios fundamentales en todo el sistema de visiones, estructuras y prácticas.
Ese cambio «es urgente porque se está cerrando rápidamente la ventana de oportunidad para detener y revertir la pérdida de biodiversidad y de impedir que se desencadene el declive potencialmente irreversible y el colapso previsto de las funciones clave de los ecosistemas», afirmó la profesora Karen O’Brien (Noruega/EE. UU.), copresidenta de la evaluación.
«Según las tendencias actuales, existe un grave riesgo de que se produzcan varios puntos de inflexión biofísicos irreversibles, como la desaparición de los arrecifes de coral de baja altitud, la extinción de la selva amazónica y la pérdida de las capas de hielo de Groenlandia y la Antártida occidental», alertó O’Brien.
A juicio de los expertos, retrasar las acciones para detener e invertir la pérdida de biodiversidad en el mundo, aunque solo sea una década, costará «el doble que actuar ahora».
Una actuación inmediata también puede generar importantes oportunidades de negocio e innovación a través de enfoques económicos sostenibles, como la economía positiva para la naturaleza.
Según estimaciones recientes recogidas en el informe, transitar por esa senda podría generar más de 10 billones de dólares en valor de oportunidades empresariales y 395 millones de puestos de trabajo en todo el mundo de aquí a 2030.
Las causas subyacentes de la pérdida de biodiversidad identificadas por el estudio son la desconexión de las personas con la naturaleza y la dominación sobre la naturaleza y otras personas, la concentración desigual de poder y riqueza, y la priorización de las ganancias individuales y materiales a corto plazo.
El informe propone cuatro principios para guiar un cambio transformador deliberado: equidad y justicia; pluralismo e inclusión; relaciones respetuosas y recíprocas entre los seres humanos y la naturaleza; y aprendizaje y acción adaptativos.
«Las repercusiones de las acciones y los recursos dedicados a impedir el cambio transformador, por ejemplo, mediante la presión de grupos de interés o la corrupción, eclipsan actualmente a los dedicados a la conservación y el uso sostenible de la biodiversidad», aseveró O’Brien.
Retos y estrategias
Asimismo, la IPBES identifica cinco retos globales para el cambio transformador, como las relaciones de dominación sobre la naturaleza y las personas, especialmente las que surgieron y se propagaron en las épocas coloniales y que persisten en el tiempo.
Otros desafíos son las desigualdades económicas y políticas; las políticas inadecuadas y las instituciones inadaptadas; las pautas de consumo y producción insostenibles; así como el acceso limitado a tecnologías limpias.
El informe destaca, igualmente, varias estrategias clave para impulsar «un cambio transformador deliberado en aras de la sostenibilidad mundial».
Una de ellas consiste en «impulsar un cambio sistemático e integrar la biodiversidad en los sectores más responsables del declive de la naturaleza», como la agricultura y la ganadería, la pesca, la silvicultura, las infraestructuras y el desarrollo urbano, la minería y los combustibles fósiles.
También es clave «transformar los sistemas económicos para la naturaleza y la equidad».
A ese respecto, la IPBES señaló que las subvenciones públicas explícitas globales a sectores que impulsan el deterioro de la naturaleza oscilaron entre 1,4 billones y 3,3 billones de dólares por año en 2022, y el financiamiento público total para subvenciones ambientalmente perjudiciales ha aumentado un 55 % desde 2021.
Entre 722.000 millones y 967.000 millones de dólares al año son necesarios para «gestionar la biodiversidad de manera sostenible y mantener la integridad de los ecosistemas».
Actualmente, se gastan 135.000 millones de dólares anuales en la conservación de la biodiversidad, dejando «una brecha de financiación de biodiversidad».
«Actuar ahora con decisión para cambiar los puntos de vista, las estructuras y las prácticas con el fin de abordar las causas subyacentes de la pérdida de biodiversidad será tremendamente difícil, pero es urgente, necesario y posible», concluyó la secretaria ejecutiva de la IPBES, Anne Larigauderie.
Con sede en Bonn (Alemania), la IPBES es una organización intergubernamental ligada a la ONU que se creó en 2012 para mejorar la conexión entre la ciencia y la política en cuestiones de biodiversidad y servicios de los ecosistemas.