Se espera que el crecimiento del PIB en Estados Unidos sea del 2,6% en 2024.
Por Revista Summa
La economía mundial sigue creciendo a un ritmo moderado, según la última edición del informe Perspectivas Económicas de la OCDE. El informe prevé un crecimiento estable del PIB mundial del 3,1% en 2024, idéntico al 3,1% registrado en 2023, y que irá seguido de un ligero repunte hasta el 3,2% en 2025.
El endurecimiento de las condiciones monetarias sigue dejándose sentir, sobre todo en los mercados inmobiliario y de crédito, si bien la actividad mundial muestra una cierta resiliencia al tiempo que prosigue el descenso de la inflación y mejora la confianza del sector privado.
La tasa de desempleo de la OCDE se situó en febrero en el 4,9%, cerca de su mínimo histórico desde 2001. Los ingresos reales están aumentando en muchos países de la OCDE a medida que se modera la inflación, y el crecimiento del comercio se ha vuelto positivo. Las perspectivas siguen variando en función de los países. Los resultados más débiles se sitúan en muchas economías avanzadas, sobre todo en Europa, mientras que Estados Unidos y muchas economías de mercado emergentes están registrando un fuerte crecimiento.
Se prevé que la inflación medida por el IPC disminuya gradualmente en la OCDE del 6,9% en 2023 al 5,0% en 2024 y al 3,4% en 2025, gracias al endurecimiento de la política monetaria y a la desaparición de las presiones sobre los precios de los bienes y la energía. Para finales de 2025, la inflación volverá a situarse previsiblemente en los objetivos de los bancos centrales de la mayoría de las economías principales.
Se espera que el crecimiento del PIB en Estados Unidos sea del 2,6% en 2024, y que posteriormente se ralentice al 1,8% en 2025, a medida que la economía se adapta a los elevados costes de endeudamiento y a la moderación de la demanda interna. En la zona del euro, cuyo crecimiento se estancó en el cuarto trimestre de 2023, la recuperación de los ingresos reales en los hogares, la rigidez de los mercados laborales y las reducciones de las tasas de interés oficiales contribuirán a generar un repunte gradual. El PIB crecerá previsiblemente un 0,7% en 2024 y un 1,5% en 2025.
En Japón, el crecimiento debería recuperarse de forma paulatina, con una demanda interna respaldada por el mayor crecimiento de los salarios reales, el mantenimiento de una política monetaria acomodaticia y los recortes temporales de impuestos. Se prevé que el PIB crezca un 0,5% en 2024 y un 1,1% en 2025.
Por su parte, en China se espera una desaceleración moderada, con un crecimiento del PIB del 4,9% en 2024 y del 4,5% en 2025, a medida que la economía se vea apoyada por las medidas de estímulo fiscal y de las exportaciones.
«La economía mundial ha mostrado su resiliencia, la inflación ha disminuido hasta situarse en niveles cercanos a los objetivos de los bancos centrales, y los riesgos para las perspectivas se están equilibrando. Prevemos que el crecimiento mundial se mantendrá estable durante 2024 y 2025, si bien se situará previsiblemente por debajo de sus valores promedio a largo plazo», afirmó Mathias Cormann, Secretario General de la OCDE. «La adopción de políticas debe garantizar la estabilidad macroeconómica y mejorar las perspectivas de crecimiento a medio plazo. La política monetaria debe seguir siendo prudente, con margen para reducir las tasas de interés oficiales a medida que disminuya la inflación; la política fiscal debe hacer frente a las crecientes presiones sobre la sostenibilidad de la deuda; y la reforma de políticas debe impulsar la innovación, la inversión y las oportunidades en el mercado laboral, sobre todo en el caso de las mujeres, los jóvenes y los trabajadores de mayor edad».
Sigue existiendo una incertidumbre considerable. La inflación podría mantenerse en niveles elevados durante más tiempo, lo que provocaría una caída más lenta de lo previsto en las tasas de interés y daría lugar a nuevas vulnerabilidades financieras. El crecimiento en China podría ser menor de lo esperado, debido a la persistente debilidad de los mercados inmobiliarios o a un apoyo fiscal inferior a lo previsto para los próximos dos años. Las elevadas tensiones geopolíticas siguen constituyendo un importante riesgo a corto plazo para la actividad y la inflación, sobre todo si el conflicto en curso en Oriente Medio y los ataques en el Mar Rojo se ampliaran o intensificaran. Por el lado positivo, el crecimiento de la demanda podría ser mayor de lo esperado si los hogares y las empresas recurrieran en mayor medida a los ahorros acumulados durante la pandemia de COVID-19.
En este contexto, el informe Perspectivas Económicas presenta una serie de recomendaciones de políticas, destacando la necesidad de conseguir una reducción sostenida de la inflación, establecer una senda presupuestaria que haga frente a las crecientes presiones fiscales y emprender reformas que mejoren las perspectivas de crecimiento a mediano plazo.
La política monetaria debe seguir siendo prudente para garantizar una contención duradera de las presiones inflacionistas. Existe margen para reducir las tasas de interés oficiales a medida que disminuya la inflación, pero la orientación de las políticas debería seguir siendo restrictiva durante algún tiempo en la mayoría de las principales economías.
Los gobiernos se enfrentan a retos fiscales cada vez mayores en vista de los elevados niveles de deuda y de las considerables presiones adicionales sobre el gasto, derivadas del envejecimiento de la población y de la adaptación al cambio climático y su mitigación. Es probable que la carga de la deuda aumente de manera considerable en el futuro si no se toman medidas, lo que subraya la necesidad de redoblar los esfuerzos a corto plazo para contener el crecimiento del gasto, mejorar la eficiencia del gasto público y reasignarlo a áreas que respalden en mayor medida las oportunidades y el crecimiento y que optimicen los ingresos tributarios.
«Es necesario reforzar las bases del futuro crecimiento de la producción y la productividad mediante reformas ambiciosas de las políticas estructurales que impulsen el capital humano y aprovechen los avances tecnológicos,» dijo Clare Lombardelli, Economista en Jefe de la OCDE.