Las instituciones de educación superior de la región ofrecen propuestas atractivas y necesarias, junto con más programas técnicos para satisfacer la demanda, pero aún deben incorporar más tecnología, ingeniería y ciencia a sus ofertas académicas.
Por Carolina Barrantes
En los próximos dos años se generarán cerca de 149 millones de nuevos empleos digitales en el mundo en áreas como: privacidad, ciberseguridad, análisis de datos, machine learning, Inteligencia Artificial, cloud y desarrollo de software. Así lo revela el estudio The New Human Age de ManpowerGroup, hecho que orienta a las universidades sobre el tipo de profesionales que deben formar.
En Centroamérica, Panamá y Re-pública Dominicana operan más de 200 instituciones de educación superior (públicas y privadas), de las cuales una buena parte ha venido variando su oferta académica para incluir más tópicos tecnológicos, tanto a nivel de grado como en técnicos especializados. Sin embargo, aún tienen mucho camino por recorrer en lo concerniente a la actualización de su malla curricular.
¿Hacia dónde van? La oferta académica regional es diversa, tanto en planes de estudio como en calidad y precios, el nuevo desafío de las universidades es reforzar la flexibilidad y los esfuerzos para abrir planes relacionados a nuevas tecnologías, ciencia, investigación, ingenierías, alfabetización digital y ética, entre otros temas en auge.
“También deben incluir el desarrollo de las habilidades blandas dentro de la malla curricular. Esto es importante si tomamos en cuenta que una parte de la problemática de escasez de talento que hay –la más alta de los últimos 17 años– se debe a que los empleadores no encuentran profesionales con esas destrezas”, señala Roberto Requenes, líder de Reclutamiento para Centroamérica y el Caribe de ManpowerGroup.
Otro factor a considerar es que, si bien las personas aún muestran interés en estudiar cursos de grado, como licenciaturas y maestrías, en los últimos años se ha dado un auge importante en la demanda de los programas a nivel técnico, debido a que representan una oportunidad más rápida para que se especialicen y encuentren oportunidades laborales, y a que es un componente de reskilling y upskilling para profesionales ya formados. Ese hecho ha impulsado a las universidades a ampliar su oferta en ese nivel y a proyectar nuevas posibilidades a futuro.
Por ejemplo, técnicos en Ciencias de la Salud, como en Hemodiálisis y Cuidados Renales, así como en Ciencias Exactas y Tecnología (Mecánica Automotriz, Mecánica Industrial, Telecomunicaciones, Electrónica Industrial, Electricidad Industrial y otros) han venido ganando terreno por su demanda en el mercado laboral, acota Carlos Alvarado, Secretario General del Consejo Superior Universitario Centroamericano. También, específicamente en el caso de Costa Rica, ese tipo de especialización en Software, Business Analytics, Marketing, Ciberseguridad, Data Analyst, Diseño Gráfico e Idiomas constituyen un nicho sólido y creciente.
Carol Morales, directora del Instituto de Investigación en Educación (INIE) de la Universidad de Costa Rica, puntualiza que el aumento en la oferta de carreras técnicas “está bien”, ya que eso brinda opciones “a personas con intereses y habilidades diferentes en términos vocacionales”. Empero, señala que las universidades deben preguntarse a quiénes les está interesando cursar un bachillerato, una licenciatura y una ocupación técnica, con el fin de determinar cuáles factores les pueden ayudar “a generar motivación hacia el estudio y el logro de metas académicas entre los jóvenes de hoy en día”, y cómo pueden volver “a conectar” con ese público.
Otros retos y la ayuda de la IA
Las universidades viven una coyuntura que les exige evolucionar también en términos de sus métodos de enseñanza y la incorporación de nuevas tecnologías a sus clases. Así, tienen que trabajar, por ejemplo, en la transición urgente de sus planes de estudio a lo virtual y la preparación de sus docentes en cuanto a competencias digitales; en fortalecer procesos de regionalización e internacionalización, sacando provecho al lema de “la unión hace la fuerza”, en conjunto con otras instituciones de educación superior que tengan prácticas de éxito; y firmar alianzas con el sector privado que abran nuevas y más oportunidades a sus estudiantes.
Actualmente, las universidades ya emplean herramientas nacidas de la IA que les ayudan en aspectos de automatización de procesos, acceso a información ilimitada e incluso a la detección de forma oportuna de problemas de aprendizaje para su abordaje temprano. No obstante, les resta enfrentar el reto de promover el uso crítico y ético de estas herramientas entre los estudiantes.