Milei venció este domingo con un 55,69 % de apoyos frente al 44,30 % del peronista Sergio Tomás Massa.
Por EFE
Argentina eligió el cambio más radical posible desde que inició su proceso electoral meses atrás y el ultraliberal Javier Milei será el próximo presidente a partir del próximo 10 de diciembre, tras imponerse en el balotaje al oficialista Sergio Massa con más de once puntos de ventaja.
Javier Gerardo Milei, el ‘outsider’ que revolucionó el avispero de la política argentina, que desde hace meses acapara titulares con sus discursos disruptivos y que ha ido moderando algunas de sus propuestas para evitar rechazo en la sociedad, venció este domingo con un 55,69 % de apoyos frente al 44,30 % del peronista Sergio Tomás Massa.
El ministro de Economía que, pese al 142,7 % de inflación, 40,1 % de pobreza y brecha cambiaria superior al 200 %, logró convencer a 11,5 millones de argentinos (frente a los 14,5 millones que respaldaron a Milei), anunció que hoy terminaba «una etapa» de su «vida política», aunque no aclaró a qué se refería.
El candidato derrotado tendió su mano al ganador para que a partir de mañana lunes comience la transición entre el Gobierno del peronista Alberto Fernández y el del líder de La Libertad Avanza (ultraderecha), pero no está muy claro si él estará en ese proceso o pedirá licencia hasta el 9 de diciembre.
Sea como sea, la transición no va a ser sencilla, puesto que, más allá de las críticas a la gestión de Fernández y Massa (al frente de la cartera económica) y de la complicada situación socioeconómica del país, la noche electoral incluyó un cruce de dardos al respecto.
Mientras el titular del Palacio de Hacienda afirmó que, desde mañana, «la tarea de dar certezas, de transmitir garantías sobre el funcionamiento político, social y económico de Argentina es responsabilidad del nuevo presidente electo», el líder de La Libertad Avanza respondió: «Pedimos al Gobierno que se haga cargo de su responsabilidad hasta el final del mandato el 10 del 12».
Segundo balotaje en democracia
La diferencia entre ambos candidatos fue superior a la que en 2015 establecieron el conservador Mauricio Macri, quien fue elegido presidente con el 51,34 % de votos, por encima del peronista Daniel Scioli, quien obtuvo un 48,66 % de apoyos.
Ese fue uno de los dos balotajes en los cuarenta años de democracia que celebra Argentina este 2023, ya que todas las elecciones, salvo la ya mencionada y la de 2003, se resolvieron en la primera vuelta.
En 2003 los peronistas Carlos Menem y Néstor Kirchner debieron medirse en una ronda final, pero el expresidentes (1989-1999) renunció y el hasta entonces gobernador de la provincia sureña de Santa Cruz asumió la Presidencia por el período 2003-2007.
La democracia fue una de las banderas que exhibió esta noche el presidente electo, quien dijo que su «compromiso» es con ella, con «el comercio libre y la paz», al tiempo que resaltó que hoy «comienza el fin de la decadencia argentina».
«Basta del modelo empobrecedor de la casta, hoy volvemos a abrazar las ideas de la libertad para ser una potencia mundial», prometió en su primer discurso como mandatario electo, quien se presentó en un escenario muy al estilo de la Casa Blanca, con un gran logo detrás que llevaba impresa la leyenda «Presidente Electo República Argentina» y un atril que replicaba el formato estadounidense.
¿Y el peronismo?
El peronismo, el movimiento político y social emergido de la figura legendaria del general Juan Domingo Perón -tres veces presidente argentino- que ha gobernado 26 años y medio de los 40 desde el retorno a la democracia tras la última dictadura militar (1976-1983), encajó la segunda peor derrota de su historia.
En 1983, en las primeras elecciones tras los gobiernos de facto, el radical Raúl Alfonsín se impuso con un 51,75 % de votos al peronista Italo Luder (40,16 %).
La elección de Massa como gran apuesta del peronismo para estos comicios fue tan arriesgada como necesaria, ya que, a falta de un liderazgo como el de la vicepresidenta, Cristina Fernández, o de una nueva figura que pudiera capitalizar un triunfo, un perfil como el del ministro de Economía era el único capaz de afrontar este reto.
Y, pese a las cifras que suponen una rémora para este Ejecutivo y una difícil herencia para el Gobierno de Milei, alcanzar el balotaje y obtener un respaldo de 11,5 millones de votos, casi dos más que en la primera vuelta, es difícil de explicar fuera de ese fenómeno político y social que es el peronismo.
Sin Alberto Fernández, quien no se presentó a la reelección; sin la exmandataria (2007-2015), que después de 20 años no estará en ningún cargo público y aún debe afrontar varias causas abiertas; y ahora con la posibilidad de que también Massa deje la escena política, el peronismo afronta un tiempo de análisis y, quién sabe, reinvención.