La transición de fincas convencionales a cafetales bajo sombra es una realidad en Costa Rica.
Por EFE
Costa Rica, un reconocido productor de café en el mundo, impulsa mitigar los efectos de la crisis climática mediante la implementación de cafetales bajo sombra, una técnica que brinda beneficios como reducir la temperatura del suelo, mantener la humedad y preservar la biodiversidad.
Varios productores en el país han adaptado sus terrenos debido a sus valiosos servicios ecosistémicos más allá de la producción del café. Esta práctica no solo busca preservar la vitalidad de los cafetos y la cantidad de granos frente a las adversidades climáticas, sino que también apoya en la captación y retención del agua de lluvia, el secuestro de carbono, la producción de oxígeno, y da una protección al suelo contra la erosión.
«Cuando yo cultivo el café bajo la sombra, voy a tener muchos beneficios. El primero, voy a combatir el cambio climático porque permite reducir la temperatura del suelo. Además, voy a mantener la humedad y la temperatura, entonces voy a combatir la roya (hongo destructivo del cafeto)», explicó en una entrevista con EFE el biólogo y guía de turistas de la Finca Rosa Blanca, Pablo Araya.
Araya comentó que otro de los beneficios es que la planta de café «va a crecer más despacio y la planta va a llenar las cerezas (granos) con más nutrientes, lo cual se va a reflejar en mejores sabores en taza al final».
La finca, ubicada en Santa Bárbara, provincia de Heredia (centro), ganó el primer lugar en la categoría de Café Orgánico y el tercer lugar en Arábica Natural en 2022 en el World Coffee Challenge por su uso de prácticas sostenibles.
Desde hace más de 20 años la finca se ha dedicado a trabajar el cafetal en armonía con el ambiente, desde el uso de cercas vivas, plantación de árboles nativos hasta menor uso de plaguicidas y fungicidas.
Adaptación del cafetal bajo la sombra
En el proceso de creación del cafetal bajo la sombra se deben elegir los árboles como el poró (Erythrina poeppigiana), el de aguacate (Persea americana), o plantas herbáceas como las del banano, leguminosas o especies nativas, que permiten no solo proteger los cultivos de manera sostenible sino también contribuir a la conservación del medioambiente.
La plantación de estos árboles además da un espacio de refugio para depredadores naturales, esenciales en la lucha biológica contra las plagas. Por ejemplo, la introducción de avispas depredadoras controla la larva de las moscas de las frutas, mientras que la presencia de aves colabora en el control biológico de la broca del café.
Este enfoque holístico no solamente protege los cultivos, sino que también promueve un equilibrio natural en el ecosistema del cafetal.
«Estamos en una emergencia por el clima, y me gusta más utilizar las palabras restaurar y regenerar, por ahí debemos empezar. Esta finca es el modelo perfecto, era una finca vacía de naturaleza, con mono cosecha y cambiamos todo, sembremos miles de árboles nativos», indicó a EFE el dueño de la Finca, Glenn Jampol.
Jampol agregó que «la mejor métrica que podemos usar para el éxito es contar las especies de aves» y destacó que «hemos evolucionado hasta llegar a grandes cifras» lo que «demuestra que la ecología es una comprensión esférica y no lineal».
Datos de la finca Rosa Blanca revelan que antes de implementar el cafetal bajo la sombra en 2002 divisaban aproximadamente 40 especies de aves. Sin embargo, el conteo durante los últimos cinco años ha aumentado hasta 140 especies de aves.
Sin embargo, aunque los beneficios son abundantes, la implementación de cafetales bajo sombra no está exenta de desafíos. El exceso de sombra y humedad puede dar lugar a la aparición del hongo ojo de gallo, pero con un manejo adecuado, estos inconvenientes pueden ser mitigados.
La transición de fincas convencionales a cafetales bajo sombra es una realidad en Costa Rica, ya que los cafetaleros no solo protegen sus cultivos de los embates climáticos sino que también contribuyen activamente a la conservación del café para las generaciones futuras.