Las autoridades gubernamentales que asuman en enero del 2024 tendrán que prestar atención a indicadores como los precios, el crédito bancario, el ingreso de remesas, el dinamismo del comercio exterior y el gasto público, entre otras cifras macroeconómicas.
Por Prensa Libre
Si bien los principales indicadores que miden el desempeño de la economía en corto plazo muestran una tendencia positiva y estable, los gobernantes y funcionarios que dirigirán el país durante los siguientes cuatro años deberán hacerle frente a factores internos y externos.
Además, tendrán que trabajar para crear condiciones de confianza y certeza jurídica para el incremento y atracción de inversiones locales y extranjeras, cuyos primeros resultados deberían ser visibles al final del primer semestre del 2024, que es un tiempo razonable para conocer el funcionamiento del aparato público.
Indicadores a observar
En los últimos años, la producción nacional se ha sostenido por el consumo que en gran medida genera el flujo de remesas que despachan los migrantes a sus familiares en Guatemala, por lo que se le considera un “motor de la economía”, dada también su influencia en la medición del producto interno bruto (PIB) anual por el lado del gasto. Para 2023, la estimación de cierre de estas transferencias monetarias es de US$19 mil 393 millones (unos Q151 mil 265 millones) y para 2024, se calculan en US$20 mil 556 millones (Q160 mil 336 millones).
En cuanto al PIB, en 2020 se contrajo por efectos de la pandemia en -1.8%, pero del 2010 al 2022 el crecimiento promedio anual ha sido de 3.5%, según los registros oficiales. Para 2023, las 17 actividades económicas que se consideran para medir el PIB por el lado de la producción mostrarán un desempeño positivo, y la proyección de crecimiento está en el rango de 2.5% a 4.5% con un valor central de 3.5%. Esa misma estimación está prevista para 2024.
Además, el índice mensual de la actividad económica (Imae) a junio se sitúo en 4.4%, y durante todo el primer semestre mostró una tendencia estable.
Por otro lado, la inflación a julio último se sitúo en 4.53% y la tasa Líder de Interés Líder de Política Monetaria se ubicó en 5%. Se espera que hacia finales de este año y del próximo, el indicador se mantenga en un valor cercano a la meta establecida por la Junta Monetaria (M) que es 4% más/menos 1%. O sea, entre 3% y 5%.
En cuanto a las exportaciones, para este año se proyecta el ingreso de US$16 mil 595 millones y para 2024, US$17 mil 508 millones; mientras que para las importaciones, se calcula el egreso de US$34 mil 693 millones y US$37 mil 295 millones, respectivamente.
Sobre el desempeño del crédito bancario al sector privado, tuvo un incremento del 15.8% en 2022, aunque se prevé que mantenga un ritmo de crecimiento menos dinámico en 2023 y 2024, con cierres de 9.5% y 9%, respectivamente.
No obstante, al 27 de julio pasado, la actividad crediticia por tipo de deudor indicaba que el empresarial mayor mantenía un crecimiento de 9.5%; empresariales menores y microcrédito, 9.3%; el hipotecario para la vivienda, 9%; y el consumo, 25%.
Panorama fiscal
El Ministerio de Finanzas estima un déficit fiscal de 2% para el cierre del 2023 y de 1.4% para el siguiente año, derivado de que el anteproyecto de presupuesto de ingresos y egresos para 2024, de ser aprobado por el Congreso, sería de Q124 mil 602 millones, que sería financiado con Q98 mil 533 millones provenientes de ingresos tributarios y un endeudamiento de Q13 mil 426 millones (Q10 mil 91 millones en bonos del Tesoro y Q3 mil 334 millones de préstamos).
Las cinco principales asignaciones institucionales en el referido proyecto indican que el Ministerio de Educación contaría con Q23 mil 50 millones; Salud, Q12 mil 277 millones; Gobernación, Q7 mil 779 millones; Comunicaciones Q6 mil 779 millones; y Defensa, Q3 mil 502 millones.
Pero para Obligaciones a Cargo del Tesoro, la asignación establecida en el anteproyecto es de Q41 mil 207 millones; para el pago del servicio de la deuda, Q20 mil 778 millones; y para secretarías y otras dependencias, Q1 mil 452 millones.
Qué dicen los expertos
Paul Boteo, director ejecutivo de la Fundación Libertad y Desarrollo, considera que el nuevo gobierno enfrentará una economía con dos peligros: el primero que es latente, que se habla y no se concreta pero que eventualmente puede darse, es una desaceleración económica más pronunciada, como consecuencia de una recesión en la economía mundial, que no está descartada del todo.
El otro problema es que la inflación, que ya se estaba controlando, comienza a repuntar en países desarrollados, así como en el país y eso significaría encontrar una economía desacelerada y con precios altos, en un contexto en que millones de familias ya están golpeadas.
“Una de las principales situaciones que han reflejado las encuestas recientemente, es que el principal problema es el alto costo de la vida, por lo que los desafíos que se va a encontrar serán importantes, pues la población no está contenta con su situación económica”, apuntó Boteo.
Por otro lado, si bien la macroeconomía ha demostrado ser resiliente ante el contexto internacional, no se logra un crecimiento productivo suficiente para la generación del empleo formal que se necesita. Entonces, el tema será si se van a tomar acciones para activar y construir una economía mucho más robusta que permita generar fuentes de trabajo, que es lo que está demandando la población, que es una de las altas expectativas de las personas hacia el nuevo gobierno, añadió.
Ajustes al presupuesto
Para Jorge Lavarreda, analista del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (Cien), el principal reto del nuevo gobierno en el tema presupuestario es el ajuste al plan de gastos y establecer un programa de resultados, que nunca se ha tenido.
A su juicio, cambian las administraciones, pero el presupuesto se mantiene rígido por distintas razones, “por lo que en este momento (aprovechando la coyuntura) hay un espacio para hacer mejoras de eficiencia y eficacia en el uso de los recursos”.
Lo ideal, explicó, es que las nuevas autoridades puedan hacer algunos ajustes en conjunto con el Ministerio de Finanzas y en el Congreso, y que se le puedan brindar espacios al equipo delegado.
El experto recomendó que dentro de los posibles ajustes al proyecto del presupuesto está la parte relacionada con la inversión pública, cuya participación disminuye cada año; y mejorar la eficiencia, en el sentido de que hay programas presupuestarios que no están dando los resultados esperados, por lo que se deberían eliminar algunos o crear otros que funcionen mejor.
“En la transición hay suficiente espacio para realizar ajustes a los programas que brinden resultados para la población en un primer año de gobierno, y que cumplan con las promesas de campaña”.
Clima de negocios
Entre los tomadores de decisiones también hay expectativas. Juan Carlos Paiz Mendoza, presidente de la Fundación para el Desarrollo de Guatemala (Fundesa), consideró que las inversiones han disminuido por la falta de certeza jurídica y un cambio al respecto depende de cómo será el proceso de transición y lo que suceda tras la toma de posesión del 14 enero. “Guatemala tiene mucho potencial, pero el inversionista tiene temor al desorden”, concluyó.