Panamá Viejo, núcleo fundacional de la ciudad de Panamá (1519), cuenta con un «historial más positivo» pues tiene más «de 20 años de intervenciones y está en muy buen estado», según Espino.
Por EFE
La Ruta Colonial Transístmica de Panamá, que aspira a ser Patrimonio Mundial de la Unesco, tiene un valor histórico no solo para el país centroamericano y América, sino también para el mundo. Por ello, las autoridades trabajan en un plan de gestión a largo plazo que involucra un equipo interinstitucional para su restauración y conservación.
«Parte del esfuerzo es que se entienda todo esto como un sistema, que no son una serie de sitios aislados sino que conformaban un sistema», dijo en una entrevista a EFE el encargado de la confección del Plan de gestión de la Ruta Colonial Transístmica, Nilson Ariel Espino.
Agregó que «el valor histórico y patrimonial de la ruta era trabajado como un sistema de sitios, caminos y rutas, que fueron responsables de un capítulo importantísimo de la historia, no solo de Panamá y América, sino del mundo».
El plan de gestión de la ruta, con un plazo a 15 años y manejado por un equipo interinstitucional, es un conjunto de acciones para la restauración, conservación y adecuación de los sitios históricos de la Ruta Colonial Transístmica, que será propuesta para ser Patrimonio Mundial de la Unesco.
La ruta la componen el Sitio Arqueológico de Panamá Viejo y el Distrito Histórico de Panamá (Patrimonio Mundial desde 1997), las Fortificaciones de la Costa Caribe de Panamá: Portobelo y San Lorenzo (Patrimonio Mundial desde 1980 y en la lista del Patrimonio en Peligro desde 2012), y los caminos coloniales que los unen: el de Cruces y el Camino Real.
El documento que crea este Sistema de Gestión ya ha sido consensuado por las instituciones que lo conforman y actualmente está en proceso de recolección de firmas de los representantes de las entidades, indicó el Ministerio de Cultura.
UN ATRACTIVO TURÍSTICO
«Lo que trata el plan de gestión» es preparar a cada sitio integrado en la ruta «para recibir visitantes, para ser sitios de educación, entretenimiento y turismo», detalló Espino.
El experto hizo énfasis en que el plan de gestión contiene «distintos tipos de iniciativas: de restauración de monumentos, educativa, investigación, histórica y arqueológica».
Y «también hay que habilitarlos para que los visitantes puedan disfrutar, hay que complementarlos con un museo, exhibiciones, maquetas, un lenguaje gráfico, letreros, de cómo navegar en el sitio, programas educativos de las comunidades que los rodean, programas de desarrollo económico».
En concreto, «es toda la gama que va desde mantener el monumento, restaurarlo, corregir las deficiencias por si están sujetas a deslizamientos, protegerlo contra desastres naturales, contra el incremento del nivel de mar, pero también todas las tareas de educación y promoción y mejorar la experiencia del visitante tanto nacional como extranjero».
«La idea es que la ruta sea uno de los atractivos turísticos más importantes del país y sea un referente más de Panamá y de lo que tiene que ofrecer al turismo», definió.
DIFERENTE NIVEL DE CONSERVACIÓN DE LOS MONUMENTOS
Algunas de las acciones del plan de gestión son «para el sitio en su conjunto» y otras son «específicas para cada componente» ya que varían porque cada monumento tiene «un nivel de conservación» distinto, detalló Espino.
«Hay algunos en relativo buen estado, que tienen un historial bastante largo de intervenciones, como Panamá Viejo; y otros que se están viendo ahora, como los caminos. Hay otros que tienen deficiencias, como es el Fuerte de San Lorenzo y Portobelo, que están sujetos a mucha inversión pública», explicó.
San Lorenzo y Portobelo, un conjunto de fortalezas coloniales en las orillas del mar Caribe de Panamá, «estaban en la lista de patrimonio en peligro y ameritaban una intervención de más urgencia», por eso se encuentran bajo «proyectos ambiciosos». Como ejemplo, el «plan del Castillo de San Lorenzo cuesta casi 5 millones de dólares», señala el experto.
Los caminos de Cruces y Real, las rutas históricas de Panamá que conectaron el Mar Caribe con el Océano Pacífico durante la época colonial, «se conservan relativamente bien porque forman parte de parques nacionales, aunque no han sido atendidos».
Panamá Viejo, núcleo fundacional de la ciudad de Panamá (1519), cuenta con un «historial más positivo» pues tiene más «de 20 años de intervenciones y está en muy buen estado», según Espino.
Una situación similar se presenta con el Casco Antiguo de Ciudad de Panamá, segundo emplazamiento de la ciudad en la época colonial, pues «tiene una intervención muy dinámica del sector privado y una programación de obras del Estado», añade.