Panamá, como otros países que asisten a Fitur, insiste en que están preparados para recibir a los turistas de manera segura.
Por EFE
Panamá apuesta por el turismo sostenible, que pone en valor la conservación de la naturaleza, a la vez que contribuye a empoderar a las comunidades locales y preservar su forma de vida.
«Promocionamos Panamá como un museo al aire libre», afirmó el ministro panameño de Turismo, Iván Eskildsen, en una entrevista con Efe en Madrid, donde asiste a la Feria Internacional de Turismo, Fitur.
TURISMO, HERRAMIENTA DE CONSERVACIÓN
Eskildsen, en el cargo desde 2019, defiende la tesis de que «el turismo es la mejor herramienta para la conservación» del medioambiente porque poniendo en valor las áreas protegidas y los parques nacionales, se logran ingresos para las comunidades locales, y «el empoderamiento comunitario es una excelente forma de fortalecer el trabajo de conservación».
«Así, el turismo ayuda a las comunidades a conservar su cultura y sus tradiciones ancestrales y preservar su forma de vida», defiende el ministro.
Panamá, en un lugar privilegiado de Centroamérica, nexo de unión entre el Atlántico y el Pacífico, desarrolló hasta ahora más un turismo centrado en el Canal y en explotar su imagen de una sociedad cosmopolita.
Pero sin olvidar ese posicionamiento, desde la puesta en marcha del Plan Maestro de Turismo Sostenible, aprobado en 2020 y con una vigencia hasta 2025, se ha centrado en un modelo de turismo sostenible.
Entre los ejes más destacados de este plan, el ministro de Turismo destacó la iniciativa PACTO (Panama Alliance for Community Tourism por sus siglas en inglés), destinada a desarrollar experiencias de turismo comunitario que mejoren el bienestar de los residentes, los visitantes y el medioambiente.
También han puesto en marcha el proyecto «Mil kilómetros de senderos», con el mismo objetivo, que el turismo sea un instrumento para conservar la naturaleza.
Todo ello, destinado a lo que Eskildsen definió como «el mercado del turista consciente», es decir viajeros que aprecien el contacto con la naturaleza y las culturas auténticas. Y que cuantificó en más de 500 millones a nivel mundial que entrarían en esa categoría.
En este sentido, Panamá está en una posición privilegiada, ya que es uno de los tres países del mundo calificados «carbono negativo», como destacó el ministro, es decir, que absorben más gases de efecto invernadero (a través de la naturaleza) de los que emite por la actividad humana.
Además, sin olvidar la investigación científica, «para respaldar el trabajo de conservación», el ministro de Turismo destacó que Panamá «tiene el bosque tropical más estudiado del mundo», en la isla Barro Colorado, un sitio que se puede visitar.
Como reconocimiento a esta apuesta por el turismo sostenible, el ministro recibió este miércoles en Fitur uno de los Premios Excelencias 2021 por el Circuito Panamá Indígena. Estos premios, creados hace 17 años, reconocen la excelencia del sector del turismo, la gastronomía y la cultura en toda Iberoamérica.
Por otra parte, Panamá ostenta este semestre la presidencia protémpore de la Agencia de Promoción Turística de Centroamérica (CATA) y quiere impulsar en la región este modelo turístico basado en la conservación y en la investigación.
TURISMO SEGURO
Panamá, como otros países que asisten a Fitur, insiste en que están preparados para recibir a los turistas de manera segura, y como principal argumento, su ministro de Turismo esgrime las tasas de vacunación, más del 85 % de la población con las dos dosis y más de 90 % con una.
«Estamos listos para recibir visitantes y que se sientan seguros con todas las medidas de bioseguridad», afirma Eskildsen, quien aspira a acoger 1,8 millones de visitantes internacionales este año, de ellos unos 45.000 españoles.
Todo ello, después de que el año pasado Panamá tuviera un 70 % menos de visitantes que en 2019, el año previo a la pandemia, en línea con los datos que la Organización Mundial del Turismo (OMT) ha publicado a nivel mundial.
En este país centroamericano el turismo representa el 10 % del PIB y aporta 7.000 millones de dólares en divisas, según detalló Eskildsen.