Hasta ahora ni la Organización de los Estados Americanos (OEA), la Unión Europea o el Centro Carter han notificado que participarán como observadores electorales en Nicaragua.
Por EFE
El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, se encamina a su tercera reelección consecutiva cuando falta un mes para las elecciones generales, las primeras tras la revuelta popular que estalló en abril de 2018, con sus principales rivales de la oposición, que guardan prisión, acusados de «traición a la patria».
Ortega, un exguerrillero sandinista próximo a cumplir 76 años, y en el poder desde 2007, algo sin precedentes en Centroamérica en el siglo XXI, dio por iniciada su campaña el lunes pasado, en la que justificó el arresto de siete aspirantes a candidatos a la Presidencia por la oposición, que se perfilaban como sus principales contendientes.
Desde junio pasado y en el marco del actual proceso electoral, la Policía Nacional que dirige Francisco Díaz, un consuegro de Ortega, ha arrestado a más de una treintena de dirigentes opositores, entre ellos los aspirantes presidenciales Cristiana Chamorro, Arturo Cruz, Félix Maradiaga, Juan Sebastián Chamorro, Miguel Mora, Medardo Mairena y Noel Vidaurre.
Otros dos políticos de la oposición que anunciaron sus intenciones de aspirar a la jefatura del Estado, María Asunción Moreno y el exlíder de la «Contra» Luis Fley, abandonaron Nicaragua alegando razones de seguridad.
OBSERVACIÓN SERÁ AFÍN A ORTEGA
Según Ortega, que busca su quinto mandato, cuarto consecutivo y segundo junto con su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, los opositores están detenidos por «terroristas».
Los acusó de estar al «servicio de los yanquis» (Estados Unidos) y de haber dirigido la revuelta popular que estalló en abril de 2018, y que el Ejecutivo califica como un intento de golpe de Estado.
En las elecciones no participarán, además, tres partidos políticos opositores (Ciudadanos por la Libertad, Partido Restauración Democrática y Partido Conservador), a los que el Consejo Supremo Electoral (CSE), controlado por el oficialismo, canceló su personalidad jurídica bajo el argumento de que violaron la Ley Electoral.
En tanto, las elecciones serán vigiladas por políticos afines al gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), según el observatorio multidisciplinario Urnas Abiertas.
Hasta ahora ni la Organización de los Estados Americanos (OEA), la Unión Europea o el Centro Carter han notificado que participarán como observadores electorales en Nicaragua.
Asimismo, el CSE prohibió los eventos presenciales masivos, caravanas, caminatas o actos en espacios abiertos y públicos con más de 200 personas para evitar aglomeraciones debido a la pandemia de la covid-19.
APELA A NACIONALISMO Y HACE GUIÑO A EMPRESARIOS
En su arranque de campaña, Ortega llamó «terroristas» a los obispos nicaragüenses que actuaron como mediadores de un diálogo nacional con el que se buscaba una salida pacífica a la crisis.
También apeló al nacionalismo y al antiimperialismo estadounidense para «darle continuidad a la paz», la cual, dijo, fue restablecida por su Gobierno después de que estallaran las protestas en su contra.
La Policía Nacional y civiles encapuchados y armados, afines al sandinismo, neutralizaron las manifestaciones antigubernamentales, que estallaron el 18 de abril de 2018 por unas controvertidas reformas a la seguridad social y que luego se convirtieron en una exigencia de renuncia del presidente Ortega.
Asimismo, el mandatario hizo un guiño a los empresarios con los que mantuvo una alianza de consenso hasta abril de 2018.
«Tenemos que apelar a aquellos hermanos que puedan estar en una posición de que, bueno, se dejan presionar por los que amenazan, por los que agreden, y decirles: bueno, aquí el camino, y está demostrado, el camino ya trazado, ese camino que de repente se vio dañado en el 2018, bueno, ese camino ya está nuevamente encarrilado», apuntó.
El líder del FSLN disputará la Presidencia a cinco candidatos de la oposición, incluido el reverendo Guillermo Osorno, del partido Camino Cristiano Nicaragüense, que en los comicios pasados formó parte de la coalición sandinista.
La oposición nicaragüense, la excluida, ha tildado de «farsa» los próximos comicios y ha pedido a Occidente desconocer sus resultados.
También ha llamado a los nicaragüenses a no salir a las calles el 7 de noviembre.
En Nicaragua, un país centroamericano de 6,5 millones de habitantes, unos 4,4 millones están habilitados para votar y elegir presidente y vicepresidente, 90 diputados nacionales y otros 20 ante el Parlamento Centroamericano (Parlacen).