El BID y Visa están comprometidos con ayudar a las ciudades a hacer el transporte más eficiente y sostenible e impulsar la movilidad urbana hacia nuevas direcciones.
Por Aida Esteban, Líder de Movilidad Urbana para Visa América Latina y el Caribe y Alana Fook, Consultora de Transporte del BID
La pandemia de COVID-19 provocó un parón repentino en gran parte del mundo a principios de este año. Muchas ciudades de todo el mundo, antes bulliciosas, vieron reducido el número de automóviles que circulaban por sus calles y, con ello, un drástico descenso en las emisiones de CO2. En junio del 2020, se preveía que las emisiones de carbono mundiales descenderían un 8% en el 2020, lo que supone una caída insólita desde hace una década.
Los vehículos de pasajeros (automóviles, camiones, autobuses y vehículos de dos y tres ruedas) provocan casi tres cuartas partes de las emisiones de CO2 provenientes del sector del transporte, emiten más CO2 que la aviación y el transporte marítimo internacional[i] y son responsables de la mitad de la contaminación del aire urbano[ii]. La demanda de consumidores por vehículos deportivos y menos eficientes en combustible está en alza y no da muestras de ceder, y las emisiones de gases de efecto invernadero provenientes del transporte van camino de duplicarse en los próximos 30 años, [iii] además, el objetivo del Acuerdo de París de reducir las emisiones en un 7,6% anual desde el 2020 hasta el 2030 se esfumará.
Las ciudades se encuentran al frente de esta batalla. Si bien las ciudades ocupan únicamente el 2% del territorio del planeta, consumen más de dos tercios de la energía del mundo, producen más del 70% de las emisiones mundiales de CO2 y, dado que más del 90% de las zonas urbanas se sitúan en zonas costeras, son particularmente vulnerables a los efectos de los cambios climáticos.[iv] El problema es especialmente grave en América Latina y el Caribe (ALC), ya que se trata de la región en vías de desarrollo más urbanizada del mundo, con 8 de cada 10 personas viviendo actualmente en ciudades, casi el 15% de la población concentrado en solo seis ciudades y la mayor densidad de población en megaciudades (ciudades con 10 millones de habitantes o más).[v] La región de ALC alberga al 9% de la población del mundo, pero genera el 12% de sus emisiones de CO2.[vi] El sector del transporte de esta región, impulsado principalmente por el diésel y la gasolina, lleva la delantera en cuanto a uso de energías fósiles y, como resultado, es responsable del 15% de todas las emisiones de gases de efecto invernadero, no solamente CO2.[vii] Reducir el uso de los vehículos de pasajeros y avanzar hacia la movilidad multimodal y, especialmente, el transporte público, la micromovilidad y las soluciones de movilidad eléctrica puede ayudar a la región a aprovechar las ventajas de su densidad de población.
Para facilitar este cambio en los patrones de movilidad, el BID y Visa están comprometidos con ayudar a las ciudades a hacer el transporte más eficiente y sostenible e impulsar la movilidad urbana hacia nuevas direcciones añadiendo a otras opciones existentes la aceptación sin contacto para ofrecer una experiencia de pago segura que funcione en múltiples medios de transporte.
Dado que el uso de transporte público constituye una parte esencial de la vida diaria, este continúa siendo un caso de uso importante para dar a conocer la tecnología “acercar para pagar” a los consumidores. La aceleración de las interacciones digitales forma parte de nuestra nueva normalidad, y ha supuesto un cambio drástico no solo en el modo en que pagamos, sino también en nuestra forma de vivir, trabajar y desplazarnos. Es probable que la facilidad de uso de los sistemas de pago sin contacto anime a los usuarios a valorar el uso de opciones de transporte público y micromovilidad, lo que reduciría el uso de los automóviles, además de crear un caso de uso convincente para los productos financieros formales, lo cual podría contribuir a impulsar el progreso hacia una mayor inclusión financiera y digital.
El BID ha estado ayudando a los gobiernos de la región de ALC a implementar sistemas de pago fluidos e interoperables para sus sistemas de transporte. En estrecha colaboración con las autoridades de transporte, el BID ha respaldado el desarrollo de unos sistemas de pago inclusivos, sostenibles e interoperables[viii] para el transporte público en lugares como México, Costa Rica, Panamá, República Dominicana, Ecuador y Paraguay[ix], entre otros. En la República Dominicana, las autoridades de transporte público adoptaron una solución de pago de circuito abierto nacional y multimodal que ha supuesto un auténtico impulso a los pagos de transporte. El BID apoyó el diseño, actualmente bajo implementación, que recibió el premio internacional anual de ITS España. Visa, que en colaboración con VisaNet Dominicana, diseñó, desarrolló e implementó una solución de pagos abiertos de billetes para el proyecto de autobuses de Santo Domingo basado en el modelo global e interoperable de Transacción de Movilidad y Transporte Público, fue asimismo un socio clave en este proyecto.
Actualmente, muchos organismos consideran las experiencias de pago sin contacto permitidas por esta tecnología un factor imprescindible para la recuperación postpandemia. A pesar de las restricciones relacionadas con la pandemia de COVID-19 y las diversas etapas de reapertura en la región, Visa está experimentando una aceleración entre sus más de 500 proyectos de movilidad urbana activos en todo el mundo, mientras que otros que podrían haber tardado varios años en implementarse se han visto acelerados a tan solo seis meses.
Mientras en el clima actual continúa imperando la incertidumbre, un aspecto permanece invariable: los organismos gubernamentales nacionales y municipales, junto con los proveedores de movilidad del sector privado, deberán seguir adaptando, innovando y creando sistemas de transporte más conectados y sostenibles. El BID y Visa están comprometidos a ayudar a los gobiernos y organismos de transporte a acelerar esta transformación e impulsar la sostenibilidad y el crecimiento económico y, al mismo tiempo, mejorar la calidad de vida tanto de residentes como turistas.