En los últimos 10 años, el 51,6 % del total de nuevos propietarios de viviendas en Estados Unidos han sido latinos.
Por EFE
La pandemia del COVID-19 ha tenido ya un importante impacto en el mercado inmobiliario nacional, pero los expertos son optimistas y ven en el horizonte una recuperación donde el consumidor hispano tendrá un papel fundamental.
«El mercado permanece fuerte», declaró a Efe Noerena Limón, de la Asociación Nacional de Profesionales Hispanos de Bienes Raíces (NAHREP, en inglés), y como ha ocurrido en la última década, cuenta con el empuje de millares de hispanos que forman hogares y aspiran a la casa propia.
Las cifras récord de desempleo que ha desatado el coronavirus van a frenar el crecimiento de los nuevos propietarios, sin duda, pero la analista defiende que los efectos por la paralización de la vida económica en el mercado inmobiliario no se asemejan a la recesión de 2008, provocada por el colapso de la burbuja inmobiliaria.
Esta vez el crédito al consumo está protegido, el inventario de viviendas es limitado, los precios se han mantenido relativamente estables, y también se ha conservado el valor de las propiedades en la mayoría de los casos, señaló.
«El mercado inmobiliario será clave en la revitalización de la economía del país después de la pandemia», dijo Limón, quien cree que, como ocurrió después de la crisis de las hipotecas «subprime» de 2008, los hispanos serán el primer grupo demográfico en encabezar la recuperación.
En los últimos 10 años, el 51,6 % del total de nuevos propietarios de viviendas en Estados Unidos han sido latinos (1,9 millones), una tendencia que la NAHREP espera se mantenga en la economía post-pandemia.
Según el Informe sobre el Estado de las Propiedades Hispanas de Vivienda en 2019, los hispanos son el grupo étnico que crece más rápido en el país y tienden a comprar una vivienda a temprana edad: en 2018, el 40% de los propietarios hispanos tenía menos de 34 años.
El crecimiento se ha notado en casi todos los mercados inmobiliarios del país, en particular en Texas, California, Nueva York, Arizona y Ohio.
El Centro Harvard de Estudios de Vivienda analizó en 2018 el papel de los latinos en la demanda de viviendas, y pronosticó que serían propietarios del 37% del total de las casas construidas entre ese año y el 2028.
Antes del estallido de la COVID-19, las cifras de nuevos propietarios en el primer trimestre de 2020 eran muy positivas para los latinos, con una tasa de 48,9% fue el mejor trimestre de comienzo de año desde 2008.
«Somos optimistas y creemos que ese impulso podrá recuperarse», dijo Limón.
Los expertos también señalan que los latinos han tenido un papel crítico en la fuerza laboral del país, con una mayor participación que cualquier otro grupo demográfico en los últimos 20 años.
Sin embargo, han sido afectados de manera desproporcionada por el virus al trabajar en sectores severamente impactados por la recesión, como hostelería, restaurantes, comercio minorista y otros servicios.
Además de perder el empleo, se han quedado sin cobertura médica, y en estados como Oregón, Iowa, Illinois, Florida y Washington las tasas de enfermos de coronavirus entre los latinos superan a la de la población en general.
Limón dijo que el futuro del mercado inmobiliario no será el mismo que en las décadas pasadas, en particular porque la pérdida actual de empleos convertirá en trabajadores autónomos a muchos de los que busquen una hipoteca.
En el caso de los latinos, no tiene dudas de que «tienen la capacidad, resiliencia y el deseo inquebrantable» para recuperarse y poseer una vivienda, pero para ello la especialista considera que será necesaria la intervención del gobierno para que no haya restricciones al crédito.
Los problemas actuales de desempleo provocan atrasos en los pagos, que inevitablemente repercuten en las calificaciones que hacen los bancos y financieras sobre el historial de crédito del cliente.
«Esto puede impactar de manera catastrófica en los planes financieros de mucha gente», señala la NAHREP, que sugiere al gobierno que apruebe una moratoria en el reporte de créditos negativos durante la pandemia.