La cooperación se extenderá a las agencias fronterizas y cuerpos de seguridad.
Por EFE
La Unión Europea (UE) y el Reino Unido dieron este lunes un importante paso en su acercamiento tras años de una compleja relación pos-Brexit, al suscribir un acuerdo que elimina barreras comerciales, extiende la cooperación pesquera, abre la puerta a la movilidad juvenil y asocia a sus ejércitos frente a Rusia.
La primera cumbre bilateral entre la UE y el Reino Unido desde la entrada en vigor del Brexit hace cinco años sirvió de marco para el «reseteo» que prometió el primer ministro británico, Keir Starmer, tras llegar al poder en 2024.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el presidente del Consejo Europeo, António Costa, se unieron a Starmer en el palacete londinense de Lancaster House para cristalizar un acuerdo que solo se alcanzó a última hora del domingo tras extenuantes negociaciones.
Como dijo la alta representante de Política Exterior de la Unión Europea, Kaja Kallas, el acuerdo es «bueno porque no satisface del todo a ninguna de las partes», y supone un salto cualitativo en la cooperación bilateral.
Concesiones mutuas
El Reino Unido consigue una de sus mayores aspiraciones: facilidades para el acceso de sus productos agroalimentarios al mercado comunitario, gracias a la alineación de estándares sanitarios y fitosanitarios, lo que permitirá eliminar muchos de los controles y papeleo que entorpecían las exportaciones.
«Para mucha gente, el impacto más evidente será en los precios del supermercado», destacó Starmer en declaraciones a los periodistas, donde destacó que alimentos como salchichas o hamburguesas británicas volverán a las tiendas europeas por primera vez desde el Brexit.
A cambio, Londres tuvo que aceptar una prolongación de la autorización para que la flota comunitaria pueda seguir faenando en aguas británicas durante 12 años más, algo que ha sido muy criticado desde Escocia y por la derecha política.
Starmer quería una extensión de solo cinco años, pero como contraprestación ha obtenido que la relajación de controles agroalimentarios sea por un periodo indefinido.
Otro de los escollos con que los negociadores chocaron una y otra vez fue un programa de movilidad juvenil que persiguen los Veintisiete. El texto no cierra los términos de un acuerdo, y se limita a recoger la voluntad de avanzar hacia un plan que fijará un número de jóvenes determinado y unos plazos limitados.
De igual forma, se comprometen a avanzar en la vuelta del Reino Unido al programa de intercambios educativos Erasmus+.
Sintonía en defensa
Donde había pocas dudas acerca de la sintonía reinante es en el ámbito militar, como quedó evidenciado en la nueva Asociación en Seguridad y Defensa, piedra angular de la nueva relación bilateral.
El documento contiene como principal aportación el eventual acceso para la industria armamentística británica al fondo de 150.000 millones de euros que la UE ha lanzado para financiar préstamos en ese sector.
Londres y Bruselas también pactaron reuniones semestrales entre los jefes de sus diplomacias, un foro anual de diálogo, intercambio de información de inteligencia sobre el espacio y la ciberseguridad y el adiestramiento mutuo de sus fuerzas armadas.
En el acuerdo se enfatizan las referencias a Rusia y sus «intentos de cambiar unilateralmente por la fuerza las fronteras reconocidas de Ucrania y el orden de seguridad de Europa».
La cooperación se extenderá a las agencias fronterizas y cuerpos de seguridad, con el objetivo de combatir de forma más eficiente la inmigración irregular y de facilitar la entrada de turistas, para lo que la UE aceptará que los ciudadanos británicos puedan usar sus accesos con pasaporte electrónico.
En el campo de la energía y la transición energética, la UE y el Reino Unido trabajarán por vincular sus respectivos mercados de carbono, lo que les permitirá quedar exentos del impuesto que entrará en vigor en 2026.
Gracias a esta medida y a la eliminación de barreras comerciales, Londres estima que el impacto del acuerdo para su economía será superior a 9.000 millones de libras (unos 10.700 millones de euros).
Ello no ha impedido que la derecha conservadora y la nacionalpopulista hayan vertido graves acusaciones contra Starmer, a quien tildan de «entreguista» por haberse «rendido» ante Bruselas en las negociaciones.
«Este acuerdo nos está llevando al pasado y por eso lo consideramos una rendición», dijo la líder del Partido Conservador, Kemi Badenoch, en una rueda de prensa.
Por su lado, el populista Nigel Farage, de Reform UK, aseguró que los laboristas han «vendido» la industria pesquera británica, y ello «en nombre de unos lazos más estrechos con una unión política en declive».