Aplicación no es un sustituto de una terapia profesional y no es para «resolver problemas, sino para mejorar el estado emocional en general.
Por EFE
La mexicana Andrea Campos tiene 27 años y es la fundadora de Yana, una aplicación diseñada para ayudar «a mejorar el estado emocional» y que, en poco más de un año, se ha situado entre las aplicaciones más descargadas en el mundo de habla hispana con cerca de cinco millones, pero que algunos psicólogos miran con reservas.
«Es para convertirte en la persona que quieres ser. Si quieres convertirte en una persona más feliz, una persona con la autoestima superalta, en una persona que ya no le frena la depresión o la ansiedad, eso va a trabajar Yana contigo. Tú defines el propósito y el rol de Yana en tu camino», explica a Efe Campos desde México.
Yana, acrónimo de «You are not alone» (No estás solo, en inglés), es un robot que interactúa a través de conversaciones escritas que pueden desarrollarse sobre distintos temas, desde la depresión y la autoestima hasta la productividad, la ansiedad, el duelo, el descanso o las relaciones de amistad o sentimentales.
Sin embargo, Campos advierte de que su aplicación no es un sustituto de una terapia profesional y subraya que no es para «resolver problemas, sino para mejorar nuestro estado emocional en general».
UNA APLICACIÓN NACIDA PARA USO PERSONAL
Para ello, aunque comenzó sola el proyecto en 2016, ahora cuenta con un equipo de nueve personas, entre ellas una psicóloga, y también consulta con otros psicólogos y psiquiatras.
Campos, que durante años ha sufrido depresión y que acude regularmente a terapia psicológica, asegura a Efe que todo comenzó en un intento de crear una herramienta que le sirviera a ella, aunque con el paso del tiempo dice que ya no la usa tanto porque solo puede verla desde la perspectiva de su trabajo.
«El proyecto empieza en 2016 como algo personal, más que nada por las vivencias que he tenido yo por la depresión, un problema que he cargado desde los 8 años de edad. Hubo un momento en el que se me juntó un episodio de depresión muy fuerte, con que yo ya llevaba un rato aprendiendo a programar y se me ocurre juntar lo que estoy haciendo en terapia y lo que estoy haciendo en programación», dice.
UN ÉXITO DE DESCARGAS
Unos cuatro años después, «más o menos la semana que empezó la pandemia aquí en México, entre marzo y abril del año pasado», salió al mercado Yana, que tiene cara de robot y está diseñada con colores pastel.
Campos asegura que el momento de inflexión de Yana tuvo lugar el 10 de octubre del año pasado, cuando coincidiendo con el Día Mundial de la Salud Mental, la tienda de aplicaciones «App Store» le dedicó un artículo titulado «Consejo Salvavidas» que catapultó la aplicación hacia el éxito.
«Para ese momento, llevábamos más o menos unos 80.000 usuarios registrados en la aplicación y después del artículo (de App Store), en cuestión de dos, tres semanas, llegamos al millón», recuerda Campos, antes de explicar que en las dos últimas semanas se han descargado la aplicación casi dos millones de personas, hasta llegar a los cinco millones de descargas.
MUJERES Y ADOLESCENTES
La joven empresaria comenta que el 74 % de las personas que utilizan la aplicación son mujeres , que los adolescentes de entre 13 y 17 años son quienes más hacen uso de ella y que los problemas por los que más acuden los usuarios a Yana son depresión, ansiedad y autoestima.
«Creemos que nuestro producto está muy cargado de la parte femenina, quizá los colores, la manera en la que te habla Yana (…) y puede que las mujeres se identifiquen mucho más y, por otro lado, las mujeres no hemos tenido tantas limitaciones para mostrar nuestras emociones», comenta Campos, que insiste en que no han lanzado ninguna campaña de marketing.
Su difusión, comenta, se debe a las publicaciones y recomendaciones de usuarios en las redes sociales, lo que también explicaría, en parte, que sean los más jóvenes quienes más usan herramientas como TikTok o Instagram, los que más se acerquen a la aplicación.
«Los adolescentes de esa edad ya tienen una visión diferente sobre el mundo, sobre la salud mental», explica Campos, para quien las nuevas generaciones no tienen el estigma de reconocer que se encuentran emocionalmente mal «como en generaciones mayores. Existe una apertura para hablar sobre los sentimientos, reconocer que tienen un trastorno mental».
RESERVAS DE PSICÓLOGOS
El responsable del Área de Trabajo de Nueva Tecnologías del Consejo General de la Psicología de España, Rodolfo Ramos, muestra a Efe sus reservas sobre el uso que le pueden dar los adolescentes debido a que «tienen menos experiencia para discriminar».
Considera que, aunque se deje claro desde el primer momento que Yana no es un sustituto de la terapia y que no está capacitado para atender situaciones de crisis, «todo el diseño de la aplicación está enfocado para aparentar ser un sustituto de salud, realiza una evaluación mental y da orientaciones como si fuera una intervención».
«Si es un juego, es un juego», dice Ramos a quien también le preocupa que acudan personas en situaciones graves de crisis.
En este sentido, Campos explica que cuando Yana detecta «que el mensaje del usuario contiene lenguaje de crisis, interrumpe la conversación y le pregunta si efectivamente se encuentra en una crisis».
Además, en ese caso ofrece varios teléfonos gratuitos de asociaciones que pueden tratar dichos problemas y que cambian dependiendo del país en el que se ha descargado la aplicación.
Ramos también apunta que la aplicación cuenta con muchas ventajas a su favor: «que es una idea buenísima», que está elaborada con un gusto «exquisito» y que tiene «un lenguaje muy bien adaptado».
Además, reconoce que el estigma que todavía existe a la hora de reconocer un problema psicológico, las consecuencias de la pandemia y el precio de acudir a un profesional pueden ser otras razones del éxito de Yana, que es anónima y tiene una versión gratuita.